Nadie sabe lo que sucederá en Venezuela durante los próximos meses. Sin embargo, las posibilidades tienen implicaciones intensas y extremadamente variadas, desde la catástrofe total hasta la victoria de los derechos ciudadanos. Ahora todo depende de las decisiones en Washington y eso es lo peor, si tenemos en cuenta la triste historia de inconsistencias de Washington hacia sus aliados. Cuba sufrió de esas inconsistencias, que culminaran en la permanencia de la dinastía de los Castro en el poder totalitario.
Por supuesto, la tendencia de Estados Unidos a no ser un aliado confiable no empezó con Cuba ni se ciñó a este hemisferio. He observado los acontecimientos políticos y estratégicos mundiales desde la primera parte de la década de los cincuenta. Contemplé el rapto de Hungría por los Soviéticos, ante la inacción de América. En Washington la administración de Eisenhower, supuestamente conservadora y anticomunista, no levantó un dedo por ayudar a los patriotas húngaros en su lucha desigual contra las hordas de Moscú. Peor aún fue que el alzamiento en Budapest lo sugirió con frecuencia "La Voz de América" y otras emisoras financiadas por Estados Unidos.
Esta sublevación de Venezuela empieza amostrar algunos notables paralelismos con la de Hungría en 1956. El levantamiento en Budapest fue organizado, dirigido y encabezado por los hasta entonces obedientes a Moscú, Imre Nagy, jefe del estado comunista húngaro y el General Pal Maleter, Jefe del Ejército de ese país. Nagy fue capturado y ahorcado después de un "monkey trial" al estilo soviético. Maleter, quien emplazó su tanque en la puerta de los cuarteles principales de Budapest, cayó peleando.
Sin hacer comparaciones que serían injustas, es preciso recordar que el Presidente de la Asamblea venezolana Juan Guaidó dista mucho de ser un político derechista. Por su parte la señora Lilian Tintori, esposa del líder antichavista Leopoldo López pertenece a la Cuarta Internacional Socialista de la que acaba de recibir un galardón.
Venezuela enfrenta una crisis sin precedentes en su historia. El único producto real de su economía era el crudo. El resultado del desastre que caracteriza una administración socialista como la inflación que ella genera, añadido a la evidente estupidez de sus mandones hace imposible mantener una nación de 30 millones de personas. En Venezuela hay hambre y esto no es retórica. El éxodo a la vecina Colombia es masivo. Las demostraciones no cesan, las víctimas de ellas continúan creciendo y la impunidad es universal. Los crímenes, tanto por parte del poder espurio en Miraflores, como la nada reprimida criminalidad callejera ocurren a cada hora del día o de la noche.
Nadie está a salvo de la caótica violencia. La situación que tomó años para convertir a Cuba en el infierno presente, ha llegado a Venezuela en los últimos tiempos.
Existe una enorme diferencia entre un régimen totalitario y otro solamente autoritario. El primer régimen totalitario en este Hemisferio fue establecido en Cuba en 1959 y el segundo en Caracas a comienzos del XX. Castro fue mandón único desde el principio. No Chávez, quien al principio disimuló. También disimuló algo Salvador Allende en Chile. Augusto Pinochet Fue siempre un dictador autoritario y nada más. Muchos cubanos del exilio (entre ellos un servidor de los lectores) lo consideran un traidor, aunque ese tema es para otra oportunidad. Franco, otro que bien bailaba, de totalitario pasó a autoritario y es por eso que se mantuvo en el poder después de 1945. El abrazo con Eisenhower y su breve entrevista con Hitler en Hendaya durante la guerra, lo salvaron.
Regresando a Venezuela y para terminar este análisis, su futuro depende ahora solamente de las decisiones del presidente Trump. Las protestas callejeras no han traído el derrumbe de la dictadura totalitaria de Maduro. Trump, indeciso y tentativo en su política exterior, en contraste con el éxito rotundo de sus decisiones domésticas en economía, como la baja de impuestos y eliminación de regulaciones redundantes, necesita una victoria en el teatro exterior. La desnuclearización de Corea del Norte hasta ahora no ha sucedido a pesar de sus abrazos con el "Chairman". Éste último, ¿Se convertirá de nuevo en "Rocket man"? ¿Tendremos otra línea roja en la arena al estilo Obama?
Juan Vicente Gómez y Pérez Jiménez, fueron dictadores autoritarios que sufrieron y sobrevivieron los venezolanos. Bolívar, muy admirado como libertador independentista, era de todo menos un civilista respetuoso de la ley. Aunque el cabezón Maduro sea el más obtuso e ignorante de todos los espadones en su historia, sus promotores no lo son. Su continuación en el poder puede ser fatal a nuestros intereses nacionales.
Hugo Byrne
Pasadena, mayo 7 del 2019.
Enviado a nuestros correos por
Luis Marín
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