EN EL MUNDO GLOBALIZADO, EL ESTADO PROFUNDO APLASTA TODA AUTORIDAD, AUTONOMIA, INDEPENDENCIA Y CONSTITUCIONES DE LOS ESTADOS-NACIÓN. ESTO IMPLICA PERDER LA SOBERANÍA Y POR LO TANTO LA AUTONOMÍA POLÍTICA.
Descifrar la realidad que actualmente se tiene en estos contextos socio-económicos y políticos de un mundo globalizado, no es nada fácil. Tenemos dramáticas situaciones, muy difíciles de interpretar en el marco de la geopolítica internacional, por la complejidad y multiplicidad de variables que presenta y que las hacen muy confusas, pues las mismas requieren de un conocimiento en el más amplio sentido, para poderlas descodificar ya que se esconden en el quehacer diario de nuestras gentes.
Una de esas variables de esa complejidad de la que escribo se le debe a los llamados medios de comunicación, cuyas empresas y sus respectivos laboratorios, imponen sus matrices neurolingüísticas, traducidas en ideologías para la dominación y evitar que los pueblos capturen una realidad que nos esta conduciendo hacia un abismo donde sólo encontraremos miseria y pobreza.
Quien iba a pensar, hace algunos años, cuando Lenin escribió en 1916 “El Imperialismo fase superior del capitalismo”, que su tesis –por cierto muy bien argumentada para ese entonces- iba a ser superada por el propio desarrollo de la economía del capital, por el paradigma globalizador, donde se une el capital financiero y el capital industrial para darle cabida a formas más perversas de acumular dinero, representado en los grandes conglomerados que son los que en la actualidad dominan el mundo y que dan paso a una de las atrocidades inventadas por quienes manejan el capital, abriéndole camino al IMPERIO DEL CAPITAL y donde desaparecen los llamados imperialismos.No hay nación en el mundo, independientemente de sus formas de gobierno, sus ideologías, sus estructuras económico-sociales donde el mundo globalizado no intervenga y lo proclamen como una alternativa para el “desarrollo”, tesis avalada por los gobiernos existentes, convertidos hoy día en celestinos de los dueños de ese capital.
EL ESTADO MUNDO
Entre el año 1910 y 1920 el filosofo austriaco en materia jurídica y política Hans Kelsen uno de esos intelectuales que asesoraban a las Naciones Unidas (en proceso de formación) propuso que todas las Leyes de todas las naciones, es decir las Constituciones de las diversas repúblicas estuviesen regentadas jurídica y políticamente, bajo un sistema jurídico internacional, ya que el llamado Estado Nación –según Kelsen- constituían un obstáculo perturbador e inaccesible al derecho, de allí su propuesta de crear un “estado mundial y universal”. (Al respecto véase el texto de Kelsen “Los problemas de la soberanía”.).
Tal idea, toma cuerpo en la doctrina jurídica del paradigma globalizador, ya que ve en esa propuesta el camino que lo coloca en la cúspide del llamado “derecho internacional” al crear en la dinámica económica y geopolítica el ESTADO-MUNDO. Un Estado Mundo impuesto, los dueños del gran capital lo organizan como una expresión jurídico-política que se encuentra en la práctica por encima de los Estados-nación. El Estado nación queda subordinado en esa nueva estructura jurídica del imperio del capital, donde se aplasta toda autoridad, autonomía, independencia. Esto implica perder la soberanía, su territorialidad y por lo tanto también se disipa la autonomía política, agregando la perdida del concepto de patria, nación y pueblo.
Es aquí, en mi humilde opinión donde se acelera, lo que llama Michel Foucault el biopoder y donde ese Estado Mundo se convierte en un panóptico que viene de una sociedad-mundo disciplinada a la sociedad-mundo de control, donde las comunicaciones se van a encargar de tal situación. El desarrollo de la ciencia y la tecnología comunicacional, le permite al paradigma globalizador, tener bajo control la economía y la conducta de los gobiernos, la de los pueblos donde siembran en el cerebro humano sus matrices neurolingüísticas para dejarlos como simple repetidores de los discursos de quienes dominan. Sus tecnologías son utilizadas y dirigidas a la observación y vigilancia de la conducta humana, los medios de comunicación –en sus manos- producen ideología como expresión de la falsa conciencia, donde se aliena y se convierte a los seres humanos en objetos perturbados al extremo y su condición de sujetos históricos se disuelve y desaparece en un paradigma que ve el mundo –incluyendo su gente- como una simple mercancía.
Ese Estado Mundo como expresión del imperio del gran capital, creo la figura jurídica de las empresas mixtas - sobre todo para América Latina- con las llamadas Constituyentes derivadas del poder constituido, para poder explotar con mayor eficiencia y eficacia las economías de los países con recursos energéticos y donde el extractivismo es uno de sus principales propósitos. De esta manera se consolidan y se posesionan los conglomerados donde imponen sus condiciones con el aval retorcido de los gobiernos de turno, llámense capitalistas o socialistas. Es ese estado profundo representado por los grandes conglomerados los que han convertido los estados nación, en estados corporativos, especies de empresas cuya única función es venderles nuestras riquezas y recursos naturales a precios irrisorios, además de dañar nuestro medio ambiente, donde sólo quedan desiertos, desolación y muerte.
De esta manera las Constituciones nacionales quedan relegadas y son letra muerta ante el nuevo orden mundial y sus propias leyes. “… las funciones constitucionales han sido desaparecidas a otro nivel. Una vez que hemos reconocido las declinaciones de los sistemas constitucionales nacionales tradicionales debemos explotar como es constitucionalizado el poder en un nivel supranacional, en otras palabras, cómo comienza a tomar forma la constitución del Imperio”.
NEGRI, Toni y Michael Hardt. “Imperio”.
Editorial Desde Abajo, Bogota, 2001. pp. 303).
Enrique Contreras Ramírez
@enriqcontrerasr
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