1. Se puede dialogar con criminales. Sin embargo, aun en ese caso debe haber una dimensión ética para los demócratas; tal vez lo fundamental sea no confundir los fines con los medios. En nuestro caso, la libertad con los caminos hacia ella; la salida del régimen con maniobras electorales que no conducen a ese fin.
2. Lo del “mecanismo de Oslo”, ahora en Barbados, es objetable desde mi punto de vista no porque hay que hacerle ascos a sentarse en una misma mesa con los emisarios del régimen, sino porque es una estrategia errónea: eventualmente podría obtener resultados contradictorios con el objetivo fundamental.
3. El régimen de Maduro está muy debilitado: tragedia económica y financiera (no tienen recursos), descontento social abrumador, fragmentación, aislamiento internacional y sanciones a sus jerarcas. Sin embargo, ante la ausencia de golpes decisivos, ha ganado tiempo, y como con los infartos que no matan, la sangre busca sus meandros para fluir. La ausencia del colapso final les permite una temporal, indecisa y frágil supervivencia, acompañada del crimen y del terror en contra de los disidentes.
4. La oposición, después de la poderosa unidad de los primeros meses de 2019, se ha debilitado. La sarta de errores (23-F “sí o sí”, el derrocamiento de Maduro por parte de Maduro el 30 de abril, el manejo del asunto de los bonos, el inicio de la aventura Noruega, las contradicciones de Guaidó y su partido, el manejo del tema de Cúcuta y la inexplicable marginación del embajador en Colombia, Humberto Calderón Berti) han licuado buena parte de la fuerza opositora. A esto se suma el cambio de estrategia con el diálogo que ha llevado a la política de exclusión de sectores y liderazgos, entre los cuales se destacan María Corina y Antonio Ledezma, objeto de permanentes ataques por parte del aparato comunicacional de Guaidó. Se cuenta con el apoyo de la comunidad internacional, pero ahora el dinamismo y el fuego de enero, febrero y marzo, con el aterrizaje de barriga en Oslo, ha cedido paso a una tibieza tolerante.
5. Cuando escribo no sé si habrá resultados. En todo caso, pienso que no hay “cese de la usurpación” ni parece concebible que la corporación criminal congenie con la idea de salir eyectada mediante elecciones limpias. Los cambios militares y el fin de la conseja según la cual Diosdado Cabello estaba marginado, hacen pensar que lo que se ha sabido por veinte años sigue vigente: no están dispuestos al relevo del núcleo en el poder, cueste lo que cueste.
6. A veces es inútil escribir sobre las filigranas que tejen propios y extraños: tácticas, maniobras, chismes, etc. El caos que se ha apoderado del país, producto de la destrucción masiva de todas las instituciones, hace que el ejercicio predictivo no pueda ir más allá de un par de días (estas predicciones incluidas). Así es que veremos lo que ha de verse.
Carlos Blanco
@carlosblancog
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