La Madre Teresa en esos diálogos rápidos que se plantean en las entrevistas, cuando le preguntaron cual era el principal obstáculo, se entiende que para trabajar, afirmó que era “el miedo”.
Lamentablemente, ese parece ser el objetivo sistemático de los totalitarios: amenazas, descalificaciones, allanamiento de inmunidad parlamentaria, se habla de torturas, hay acusaciones muy graves contra los cuerpos de seguridad. Se busca un dominio absoluto desde el poder. Se minimizan los fracasos estrepitosos en los servicios de agua, electricidad, transporte. No hay soluciones a los problemas; hay promesas, no verificables, y sin responsables en el oscuro manejo de los recursos.
Esta realidad puede llevar a dos reacciones: una es irse, buscar rumbos distintos, migrar. ¡Cuánto dolor! Esto a los gobernantes no les importa. Otra: oscurecer el valor del trabajo y de la preparación técnica y profesional: pierden sentido al ser, en este momento, un medio absolutamente ineficaz para subsistir, mantenerse y llevar una vida familiar digna.
Indispensables
Hay trabajos aparentemente insignificantes: el de un barbero, un recolector de basura, un dependiente en un comercio, un policía de tránsito, un vigilante en un galpón, un pescador, un maestro son indispensables para que una sociedad, un pueblo, desarrolle sus potencialidades.
Hoy hay una destrucción sistemática del valor del trabajo, se sufre el miedo y se reciben muchas amenazas. Hay una destrucción cínica del país y de sus instituciones. Es el momento de cambiar la mentalidad: las personas con convicciones ciudadanas, patrióticas y cristianas debemos saber que hay que hacer una “construcción sistemática” y en este momento, además, saber resistir. A algunos nos toca contener, para que nuestros hijos, tengan el terreno firme para construir.
Fernando Castro Aguayo
fcastroa@gmail.com
@monscastro
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