viernes, 9 de agosto de 2019

ROMÁN IBARRA: EXCUSAS

En un nuevo alarde de bravuconería, Maduro ha dicho que: ¨No existe bloqueo que pueda detener a Venezuela¨. Todo ello, a propósito del Decreto Ejecutivo del Presidente de los Estados Unidos, ordenando nuevas sanciones con las cuales amplía las anteriores, explicado por el Asesor de Seguridad –John Bolton- en la conferencia internacional celebrada en Lima el martes 6 de agosto.

Frente a eso hay que advertir que Venezuela si está paralizada, detenida, pero no por las sanciones de gobiernos internacionales, sino por la negligencia; incapacidad; mediocridad, y corrupción del régimen que ellos dirigen desde hace 20 años de manera ininterrumpida en nuestro país.

El otrora país de progreso y dinamismo democrático, ha pasado a ser uno de los más pobres de la tierra bajo su dirección, y la vergüenza más grande frente a la comunidad internacional, por la destrucción social, económica, política e institucional de que se tenga memoria. 

Estas medidas del gobierno de Trump, significan la extensión y profundización de las presiones políticas y económicas contra el régimen comunista de Maduro, a objeto de que se ponga de acuerdo con la oposición venezolana –y la mediación internacional- para hallar una salida política a la inmensa crisis creada por él y su antecesor, Chávez.

Ya hemos señalado varias veces en trabajos anteriores, que la premisa que anima a quienes deseamos soluciones políticas, es la conquista de elecciones libres con supervisión internacional; depuración del Registro Electoral; nuevo CNE; legalización de partidos y dirigentes; participación de todos los venezolanos dentro y fuera del país, y liberación de los presos políticos.

No obstante, Maduro y su gente han encontrado la excusa para retirarse de la mesa de negociaciones, utilizando el argumento de las nuevas sanciones del gobierno de Trump, a pesar de que días antes habían dicho que bajo ninguna circunstancia se levantarían.

Lo cierto es que mientras ellos se retiran de la mesa, la oposición manifiesta su voluntad de permanecer en ella, pero en medio de todo, sigue galopante la crisis social y económica con la destrucción cada vez mayor de las posibilidades de los venezolanos de a pie.

Cubrir las necesidades de alimentación; salud, y servicios como agua, luz, transporte, entre otros, se hace más cuesta arriba diariamente, y nosotros insistimos en que esas necesidades de la gente real de carne y hueso, no pueden esperar más. Hay que atenderlas de inmediato.

Por esas razones los factores internacionales que apoyan a uno y otro bando en disputa, deben presionar a Maduro y su gente para volver a la mesa y encontrar salidas sin más dilaciones, ni persecuciones, y allanamientos a dirigentes de la oposición.

Se trata no solo de resolver una crisis política y humanitaria creada solo por ellos, pero cuyas víctimas pertenecen a todas las clases sociales, pero sobre todo a los que tienen menores potencialidades, es decir, las mayorías populares sin acceso al empleo; a las universidades; a la salud; al transporte; a la alimentación y medicinas. 

Intentar una salida decorosa debe ser el ánimo de todos los negociadores, a menos que estén poseídos de una gran hipocresía, e insensibilidad por el sufrimiento ajeno. El régimen tiene la obligación de retornar a la mesa, y facilitar soluciones. Por su parte, la oposición debe mantenerse firme en la necesidad de negociar el retorno a la democracia mediante elecciones, y en medio de todo, atender de inmediato posibles soluciones a la crisis.

No puede seguir escondiéndose en excusas, y regresar de inmediato a la mesa y negociar una salida pacífica a la crisis. De lo contrario, se habrá garantizado de manera unánime el odio, y desprecio de todos los venezolanos. Pensar es gratis, Maduro. 

Román Ibarra 
@romanibarra

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