El jueves pasado los estadounidenses celebraron, como todos los últimos jueves de noviembre, el Día de Acción de Gracias. Una tradición que los lleva a todos a casa, mucho más que cualquier otra fiesta. Me gusta esa costumbre de dar las gracias, porque la gratitud nos ennoblece.
En estos momentos cuando los venezolanos nos hemos vuelto tan escépticos, cuando dudamos de todo y de todos y el pesimismo nos arropa, sería bueno que encontráramos razones para agradecer, como parte de una “terapia de aguante” hasta que este régimen caiga. Voy a empezar yo, pero con la idea de que ustedes se unan y hagan sus propios agradecimientos:
Doy gracias por mis hijas. Porque están sanas, tienen amor y son felices. Porque son mujeres echadas pa´’lante (me horrorizan las mujeres inútiles, moscas muertas y víctimas). Doy gracias por los padres que tuve. Porque tengo sus ejemplos de decencia presentes cada día de mi vida. Por la educación que me dieron, que me permitió ser independiente. Doy gracias por mi pareja, porque estoy con el amor de mi vida. Doy gracias por el papá de mis hijas, porque él tiene la mitad del crédito del éxito de ellas. Doy gracias por mis hermanos, porque están bien y estamos unidos. Doy gracias por mis amigas, porque los momentos con ellas son todos de compañerismo, solidaridad y cariño. Doy gracias por las personas que me han tendido la mano cuando lo he necesitado porque nunca esperaron nada a cambio. Doy gracias por quienes han ayudado a mis hijas. Doy gracias por mi trabajo, porque amo lo que hago. Por mis empleadores y clientes, porque confían en mí. Doy gracias por mis alumnos, fuentes de tantas satisfacciones.
Doy gracias por haber nacido en Venezuela. Amo este país con toda mi alma. Doy gracias por este clima maravilloso, por el Ávila, por el azul claro de nuestro cielo y el azul profundo de nuestro mar. Por el verde eterno. Doy gracias por la gente de mi patria porque me encanta por su desenfado, su alegría y su creatividad. Doy gracias por la música, por los chocolates y por mi cámara de fotos, mis mayores aficiones. Doy gracias porque existen el optimismo, el amor y la esperanza. Y doy gracias porque lo único material en esta lista es el chocolate. Eso me demuestra una vez más que lo más importante en mi vida, no tiene precio.
Carolina Jaimes Branger
carolinajaimesbranger@gmail.com
@cjaimesb
@ElUniversal
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