Sí no fueran tan inteligentes dijéramos que son brutos. Nos referimos a la oposición timoteana, todos políticos de gran envergadura, experimentados, con distinguidos laureles académicos, por tal motivo, la verdad sale a flote por sí sola. Continuar insistiendo con mismos métodos fracasados no es una terquedad originada en un presunto espíritu democrático, detrás de ese reiterado suicidio hay grandes intereses particulares, donde se tranza con el régimen por dádivas generosas que, más temprano que tarde, se sabrán… no hay ninguna otra explicación sensata.
A ver ¿Qué sentido tiene continuar asistiendo a farsas electorales? Ninguno, sí antes a cada espacio que perdía el chavismo restaba competencia, facultades y recursos (incluyendo la AN que siendo el poder público más votado de la historia lo inhabilitó inconstitucionalmente), post 6D 2015 el régimen evita los procesos electorales a conveniencia (revocatorio) y edifica otros a su entero interés, imponiendo candidatos, electores e irrisorios resultados.
Lo realmente grave, no es una opinión ¡es una realidad!, es que el castrismo venezolano, alias chavismo, supo aniquilar el voto como herramienta ciudadana de lucha, le arrebató el poder de premio, castigo y cambio, votar se convirtió en un simple simbolismo, en una obligación partidista (del Psuv) para justificar cargos, puestos públicos, la hemorragia de bonos populistas que no alcanzan ni para comprar un cartón de huevos. De esa vil manera, el venezolano dejó de votar y, entiéndase bien, no volverá hacerlo hasta que se recupere la constitucionalidad, la institucionalidad, la democracia… repetimos, no es una opinión, es una realidad inocultable.
Es cierto que la historia nos obsequia felices términos de decenas de dictaduras a través de fórmulas democráticas, sin embargo, el castrismo tiene una gran particularidad; ha sabido camuflarse en presuntos mecanismos democráticos para hacer metástasis a fin de atornillarse en el poder a todo costo, lleva más de 60 años tiranizando a un pueblo extremadamente noble en su isla, en la región, en otras latitudes y más de 20 años tiranizando a Venezuela.
Al igual que sus pares chinos y norcoreanos, los cubanos banalizan los términos “popular”, “democrático”, “social”, entre otras hierbas similares, tras de ese fatuo espejismos se esconde la supresión de derechos, libertades, la imposición ideológica, el culto al fanatismo, la opresión lato sensu. Así, sus pupilos venezolanos, el chavismo, hace lo propio ¿Le parece coincidencia que en las últimas dos décadas se exacerbe tanto el término democracia participativa, protagónica y nuestro país esté sometido como nunca antes a una insensible élite cuya única (in)virtud es la imposición, la fuerza, la violencia, el odio? Pues no es coincidencia, es un libreto tan fielmente copiado que sí revisa la historia cubana de las últimas décadas creerá está leyendo la historia venezolana.
Lamentablemente, el castrismo venezolano ha sido extremadamente claro, sus principales figuras han dicho no saldrán del poder ni por las buenas ni por las malas, se han burlado de diálogos, negociaciones y han hecho de las elecciones una comparsa de tan indignantes como evidentes colaboradores. Ha expropiado las instituciones que deberían ser del pueblo, hoy son del Psuv, la misma FANB se auto relata “profundamente chavista” cuando Chávez es según nuestra constitución y demás leyes solo un expresidente igual que sus predecesores, es otra figura partidista más.
No importa cuantas dictaduras hayan cedido por procesos democráticos, el castrismo es autoinmune a esas estratagemas. No importa cuantas elecciones se hagan, aún ganando la oposición el espacio recuperado es inmediatamente anulado. De este modo, el chavismo empuja, desea, alimenta un desenlace al margen de la democracia, de la paz, de la racionalidad. Acuérdense que el castrismo es como un cáncer, que mal tratado ¡Mata!
Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
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