Toda la desesperación corruptora del régimen fue empleada, como se sabe, con la mira puesta en la Asamblea Nacional para intentar ganar legitimidad, y en consecuencia avanzar en el propósito de perpetuarse en el poder, más allá de la fuerza bruta, de la fuerza militar cooptada en lo interno, y al propio tiempo contar con el último resquicio de pluralidad institucional para alcanzar endeudamiento internacional.
Las sanciones internacionales les han hecho gran daño en cuanto a la consecución de nuevos recursos para la corrupción interna, y para seguir manteniendo la alta nómina que comportan sus aliados en el mundo.
No lograron corromper a la mayoría, pero hicieron un daño inmenso en cuanto a la credibilidad de la ciudadanía en sus representantes, habida cuenta de que varios diputadillos hambrientos, y desesperados por dinero fácil, se entregaron a las miserias que les ofrecieron desde la putrefacción del régimen comunista.
En el bando opositor se logró con la mayoría evidente y certificada en Actas, la instalación, y la reelección de Guaidó como Presidente de la AN, y sin embargo continua la incertidumbre por la existencia en la realidad de dos directivas del parlamento. Una legítima encabezada por Guaidó y 100 diputados, y la otra chimba encabezada e impuesta por el régimen con un grupo de hampones para dañar aún más la política venezolana.
Ellos, los directivos chimbos, encontrarán con toda seguridad el acompañamiento de otro organismo secuestrado y puesto al servicio de la corrupción, como el TSJ. No obstante, lo que queda en medio de la destrucción, es la paralización del país y la continuación de la carrera hacia el precipicio.
Con ello intentarán ilegalizar a todos los partidos de la oposición, y allanar el camino sin contendores para alcanzar un ¨triunfo¨ en las parlamentarias que les permita seguir engañando en el ámbito internacional.
Eso que de por si es muy grave, termina por complicar mucho más la situación económica y social de los venezolanos de a pie, pues ya es harto conocido que en esta economía hiperinflacionaria, no hay bolsillo que aguante la embestida ni en la clase media, y profesional, y mucho menos en la mayoría de nuestra población, depauperada en extremo.
La oposición necesita urgentemente una nueva estrategia que corrija los errores del pasado, y que blinde sus fuerzas para avanzar en la lucha de la recuperación del sistema democrático, precisamente en un año como este 2020, en el que está marcado un evento electoral muy importante como el escenario del parlamento.
A estas alturas no debería haber dudas acerca de la necesidad de participar, más allá de que se luche por la conquista de condiciones electorales dignas. En mi opinión, el régimen va a intentar minar las condiciones para que no vayamos, pero también creo que si en efecto tenemos la mayoría de la población de nuestro lado, hay que ir a votar aunque las condiciones sean adversas.
No podemos bajo ninguna circunstancia regalarles el parlamento como ocurrió en 2005, y si logramos reconstituir la unidad que es nuestra súplica recurrente, presionar junto a los factores internacionales para conquistar más allá de las elecciones parlamentarias ya previstas, también las presidenciales, ojalá que de manera simultánea.
Perdonen el ¨drama¨, pero se nos va la vida en la conquista electoral del parlamento y en consecuencia de la presidencia de la República, y con ello recomponer prácticamente desde cero, todo lo que ha sido destruido y corrompido por el comunismo en estos 20 años.
Es hora de actuar en la dirección correcta, dejando atrás los errores y ofreciendo salidas para todos los venezolanos de bien. Los buenos somos la mayoría. Tenemos que vencer.
Román Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
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