Todos sabemos la enorme catástrofe que está padeciendo la Venezuela Bolivariana del Siglo XXI, desde el inicio secular, cuando el fallecido presidente Hugo Chávez asumió el poder por elecciones democráticas, respetadas y acatadas por las autoridades del Consejo Supremo Electoral de la IV República, lo que no puede ser en la actual régimen porque le quitaron su autonomía funcional y la convirtieron en un órgano dependiente del ejecutivo nacional al servicio de la revolución y de sus intereses partidistas, corrompiendo el ejercicio de la soberanía y la voluntad popular.
Con ello se ha venido convirtiendo la democracia nacional, los derechos humanos y sus garantías, el Estado democrático y social, y el patrimonio moral de los venezolanos, en una dictadura absolutamente totalitaria, fiel copia del régimen cubano castrista, a su vez, del comunismo internacional ruso y soviético, cuyos resultados catastróficos, en todos los órdenes sociales, están a la vista, sin discusión alguna.
En consecuencia, después de 21 años somos prisioneros de una hegemonía total, con la ideologización casi absoluta de la educación, de la libre expresión, de la criminalización de la disidencia, libertad económica y propiedad privada, de la institucionalidad estatal y, lo más sagrado, de la soberanía del ciudadano para elegir sus autoridades, mediante el uso de las fuerzas militares, policiales y de seguridad para consolidar definitivamente la tiranía de una nomenclatura que, sostenida por una poderosa fuerza militar, policial, grupos paramilitares nacionales y extranjeros, para perpetuarse definitivamente en el control total del estado, de la nación y de sus habitantes-
En este proceso arbitrario, ilegal y deshumanizado, durante el presente mes de marzo del 2020, hemos advertido hechos bochornosos como han sido la quema de sistema logístico de la plataforma electoral del galpón de Las Filas de Mariches que convirtieron en cenizas toda la plataforma tecnológica e instrumentación para el ejercicio electoral del Consejo Nacional Electoral, hecho alevoso e incalificable para que , a corto o, a mediano plazo, no se puedan realizar elecciones pendientes del parlamento y las presidenciales, y para borrar sus trampas para favorecer la usurpación del inquilino írrito de Miraflores y todo su equipo depredador del Estado de derecho
El segundo hecho desnaturalizado y coercitivo es la obstrucción mediante la fuerza militar y el acoso para que la oposición del presidente encargado Juan Guaidó y el pueblo democrático y soberano, ejerzan libremente su derecho de manifestarse, reunirse y protestar pacíficamente para exigir el cumplimiento constitucional de la libertad política y de reunión, como acaeció el pasado 10 de marzo, al ser coartado su derecho sin tapujos y vulgarmente con el uso de la amenaza, coacción y fuerza militar, policial, de inteligencia y seguridad nacional y de grupos paramilitares progubernamentales y de los mercaderes de la represión política
Y el tercero, quizá igual o más grave de los anteriores , ha sido en SILENCIAR el sagrado derecho de la ciudadanía de ser informada de ese peligroso flagelo mundial que ya ha ocasionado miles de fallecimientos y muchos miles más de personas infestadas, pérdidas económicas mundiales incuantificables, solo comparables al cambio climático, como es la infección del Conavirus, denominado COVID—19, por la OMS, que, seguramente, se sumará a la ya existente CRISIS HUMANITARIA, que padece nuestra nación de manos de una tiranía usurpadora, corrupta, narcótica, depredadora de su estado de derecho, tan solo por el afán de perpetuar su control absoluto de todas las instancias civiles, políticas, económicas y públicas, por temor a recibir las más severas críticas de ser un régimen incapaz, ineficiente, insolente, falaz y pendenciero, por su discurso únicamente autoritario, engañoso y falaz, por disponer del dominio absoluto de los medios de comunicación social, electrónicos y de la censura de la crítica, oportuna y veraz necesarias para ejercer los derechos ciudadanos constitucionales
Ya se han confirmado, a pesar de la amenaza a las autoridades sanitarias públicas y privadas, de varios casos de esta calamidad pública que seguramente traerá graves consecuencias en nuestro país en que la sistema nacional de salud gubernamental está prácticamente en ruinas, calificado así por organismos mundiales respectivos, y por un sector de salud privado, con graves deficiencias, por la pérdida de miles de profesionales de la medicina, `por la insuficiencia de fármacos e insumos y por los costes muy elevados de sus servicios hospitalarios y médicos que , la gran mayoría de los venezolanos, sin dudas más del 70%, no está en capacidad de afrontar, por la hiperinflación reinante y los míseros salarios percibidos, como tampoco por el elevado costo de la canasta alimentaria básica que la hace más vulnerable
Antes de concluir, la alta escasez de agua y de su ineficiente potabilización constituye un gravísimo problema higiénico- sanitario, más severo aún en la temporada de sequía, diciembre-abril actual, que, sin dudas, facilitaría la propagación del virus y la imposibilidad de adquisición de productos e insumos necesarios para su tratamiento y curación
El Silencio Criminal de una Dictadura podría acrecentar la crisis actual ocasionando un genocidio para la población lo que nos trae a la memoria la tragedia comunista de Rusia y de la URSS, las hambrunas y tragedias de China, Crimea, Chechenia, Ucrania, Holocausto judío, Nord Corea Centroamérica, Cuba, Colombia, Vietnam entre muchas más, la de Venezuela castrista, que han tratado de ocultar tras el velo de la hegemonía comunicacional y con base a la sistemática y manidas mentiras y falsedades .
Jesús Rafael González Briceño
jesusrafael768@gmail.com
@jesusgonzalezbr
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