La ausencia de unas directrices acordadas y confiables
en este calamitoso momento para nuestra Venezuela permite el dibujo libre, y
con ello a un grupo de personas -que aun en su legítimo derecho- actúan de
manera individual al introducir no solo a destiempo, sino sin las condiciones,
una solicitud de un referendo revocatorio; pero que además, deberían de
comenzar por reconocer que se equivocaron al abandonar la ruta electoral que
permitió la reelección de Nicolás Maduro en el año 2018 y que hoy en día, la Asamblea
Nacional sea representada por una mayoría de diputados del PSUV.
Urge una revisión interna de todos y cada uno de esos
“liderazgos” que lo único que han logrado en los últimos años, es fragmentar
cada vez más a quienes nos oponemos a este gobierno, al punto de llegar a tener
actualmente a “dirigentes opositores”, con mayor rechazo que el propio Nicolás
Maduro, y que a pesar de ello, pretenden mantener una postura excluyente. A
estos, solo le pedimos que actúen con honestidad, ética, pero sobre todo con
responsabilidad ante el país, reconozcan sus errores y rectifiquen.
Es apremiante entender que todos somos necesarios
(Alianza Democrática, G4, Capriles, María Corina, etcétera) y que debemos
enfocarnos en las elecciones regionales y municipales del próximo 21 de
noviembre, para reagruparnos, comenzar a organizarnos, y recuperar esa
confianza en nuestro pueblo a través de quienes logren en cada uno de los
espacios el mejor resultado; que cada gobernación y alcaldía conquistada, se
convierta en un lugar de encuentro donde el pluralismo nos permita engranar un
movimiento social inclusivo.
En fin, podemos tener muchísimas diferencias, por
ejemplo con Henrique Capriles, pero de ahí a decir que “no es parte de la
oposición”, es un verdadero despropósito. Por cierto, quería preguntar ¿quién
tiene el opositometro? ¿Quién saca el certificado de opositor? Donde señala que
uno es más opositor que otro.
Los derechos se ejercen, no se pide permiso para hacer
política. Debemos buscar un punto medio que acabe con la radicalización de
ambos bandos, donde exista un punto convergente, donde se aplauda lo bueno, lo
mejor para Venezuela, y se deje de lado lo que no ha funcionado. Hay que
reconocer que en ambos sectores hay personas valiosas, pero lo más importante,
es que piensen primero en los venezolanos y después en sus intereses
personales.
Lamentablemente, la mayoría del país estamos en el
medio de dos sectores idénticos, donde desde el lado gubernamental (aun cuando
le conviene la abstención y división), acusa de sabotaje antidemocrático a
estos, y este mismo sector, nos insulta a los que tenemos claro que la ruta es
electoral. Objetividad y cordura son dos variables que debemos tener en los
actuales momentos que demanda el país.
Quienes participamos en el proceso de selección de los
nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral, esperamos un comportamiento
ideal de un árbitro confiable que recoja la expresión del soberano, es decir,
que tengan una actuación estrictamente apegada a la Constitución y a las leyes.
Estamos claros que no podemos cerrarnos al debate,
para poder lograr, a través de un planteamiento estratégico, la construcción de
la tesis correcta que decanten en acciones más efectivas.
Para nadie es un secreto, -incluso el propio gobierno
lo sabe- que su rechazo es mayoritario, por ello juegan a la división, a la
desmovilización y a la desesperanza, porque están claros que si la mayoría del
país decide votar, no hay manera que el PSUV gane ni siquiera una concejalía
(literalmente hablando), porque siempre las minorías van a estar representadas.
Por ello, nuestro verdadero reto es convencer de la efectividad del voto.
Basta con revisar los números oficiales para comprobar
cómo ha crecido el descontento contra el gobierno. La mejor muestra es su merma
constante en la votación y que nosotros lo único que tenemos que hacer es
unirnos y votar masivamente.
Nuestra invitación es a pisar tierra y dejar atrás
esas “rutas”, eslogan bonitos y mantras ficticios. En resumen, dejar a un lado
las fantasías, quimeras como la del revocatorio que es inviable –por ahora- y
enfocarnos para vencer la apatía, la falta de liderazgo y la desesperanza.
Para finalizar, queremos aclarar que solo si logramos
ganar la mayoría de las gobernaciones y alcaldías podríamos apostar a solicitar
en referendo revocatorio a partir del 5 de enero del 2022, de lo contrario nos
toca seguir trabajando, avanzando y organizarnos para poder lograr el cambio
que la mayoría de nuestro pueblo clama en las presidenciales del 2024.
Omar
A. Ávila H.
dip.omaravila4@gmail.com
@OmarAvilaVzla
Diputado a la Asamblea Nacional
Venezuela
dip.omaravila4@gmail.com
@OmarAvilaVzla
Diputado a la Asamblea Nacional
Venezuela
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