miércoles, 23 de junio de 2021

RICARDO VALENZUELA: REGRESO AL NACIONALISMO REVOLUCIONARIO

No hay duda alguna que, con la avalancha de las elites globalistas que todavía festejan la toma de su gran enemigo, los EU, de inmediato desempolvaron las ideas que siempre llevan dedicatoria. Hace algunos años, se llevó a cabo una solemne reunión de los más importantes líderes del mundo pomposamente bautizada: “Foro para el Financiamiento del Desarrollo.” Alguien que en esos momentos hubiera tenido la oportunidad de escuchar tan impresionante título, de inmediato hubiera también respirado tranquilo sintiendo la seguridad de que, el futuro económico de la humanidad estaba totalmente resuelto producto de esa comunión de mentes, casi sobrenaturales, en esa convocatoria celestial.
 
Sin embargo, después de la partida del último avión que había conducido a estos seres tan especiales, pudimos observar los escombros de una vergonzosa reunión en la cual, los escasos países desarrollados, como ritual inquisitorio, tuvieron que comparecer ante la plebe (diferente al pueblo) y disculparse por sus éxitos, por la acumulación de la riqueza. La plebe, por su parte, se retiraba satisfecha al haber humillado a “sus verdugos” al gritarles: “Somos pobres porque ustedes son ricos. Por ello, ustedes tienen la obligación de seguir financiando nuestra ineptitud y corrupción.”
 
Pero los “pepenadores internacionales” no satisfechos, pasaban a la segunda fase de su asalto con otra inspiradora Conferencia en la ciudad de Johannesburgo en la cual, se convocaba para la edificación de un castillo para “El Desarrollo Sustentable.” Traducido; Definir y controlar los límites del crecimiento, lo cual nos da la pista para pensar que todos ellos hayan desfilado con esfinges del “optimista” pensador Robert Malthus, entonando el: “Entre menos burros más olotes.” Es decir; ya no se podía crear más riqueza sin destruir el mundo, entonces, teníamos que hacernos menos y aceptar la decisión del caprichoso destino de seguir viviendo en la infame ruina; ah, pero libres para odiar a los ricos al tiempo que les exigimos más ayuda.
 
Hace casi 40 años, un grupo de académicos produjeron un documento tan subversivo como el Capital de Marx o el libro rojo de Mao. Este instrumento fue bautizado como “Los Limites del Crecimiento,” parido por el infame club de Roma. Al igual que Marx y Mao, “Los Límites del Crecimiento” habían establecido un sublime objetivo: Forzar a todos nosotros estúpidos terrestres el ser mejores seres humanos. Con apocalípticas profecías demandaban un dramático cambio en el componente de nuestro tejido social. En otras palabras, al igual que la oferta de Churchill a los ingleses al inicio de la Segunda Guerra Mundial, los modernos pitonisos nos ponían sobre la mesa un futuro de escasez, hambruna, dolor y lágrimas.
 
Uno de los primeros contagiados con ese letal virus fue Jimmy Carter, quien de inmediato se presentó ante el pueblo americano con oferta similar afirmando que, “la escasez era un buen alimento para el alma”. En medio de la peor crisis energética provocada por uno de los más nefastos carteles del mundo; la OPEP, Carter arriaba las banderas y, con su famoso discurso bautizado “The Malasie”, proponía someterse; el prepararse para ser pobres y aguantar el hambre. Pero el pueblo de los EU no aceptó tan cobarde invitación y al año siguiente lo enviaban al retiro al escuchar el mensaje de optimismo de un vigoroso Reagan, y su novedosa teoría de incentivar la oferta (producción) como la fórmula de lograr un desarrollo acelerado.
 
Ahora, si alguien pensó que la Conferencia de Johannesburgo había sido para planear crecimiento económico; pues tengo malas noticias. Fue todo acerca del “Desarrollo Sustentable,” el desarrollo económico promovido por el funesto club de Roma; “Los Límites del Crecimiento”. Otro de los verdugos internacionales, el Banco Mundial, daba a conocer un acuerdo en el cual, se habían tomado medidas para que “el combate a la pobreza” no surgiera a costa de las generaciones futuras. Traduciendo; se establecerían más restricciones al esfuerzo y creatividad humana para luchar por su bienestar. Es decir; si tú eres un pobre desarrapado en el sur de México, no esperes oportunidad de estas gentes, que no sea la solicitud de una “boleada de zapatos.”
 
Los líderes en esta convocatoria fueron los clásicos representantes de lo que De Souza llama “los pesimistas.” Al igual que Malthus, observaban un futuro de tragedias con sus largas listas de hambruna, pobreza, muerte, degradación del medio ambiente. Fue también Malthus quien inspiró la teoría macroeconómica de Keynes basada en los ciclos de negocios los cuales, según él, eran provocados por los cambios en la demanda efectiva de los consumidores e inversionistas. La teoría apocalíptica de Malthus se basaba en qué; “el poder del crecimiento poblacional era infinitamente más grande que el poder de la tierra para producir lo suficiente para la subsistencia del hombre.” Por lo mismo, la raza humana estaba condenada a una vida de miseria.
 
A 200 años de la muerte de Malthus, la población del mundo se había quintuplicado y los niveles de vida de los países que no aceptaron sus absurdas ideas, se habían elevado a lo inimaginable. Después de 40 años de que el club de Roma nos condenara, el mundo había progresado básicamente debido al instinto natural del ser humano de utilizar los mercados libres, en lugar de las revolucionarias ideas de “la nueva clase de la holganza.” La producción de alimentos había superado el crecimiento de la población, lo que provocaba avances importantes en nutrición y salud en los países que no aceptaron tal condena. La desregulación de la industria, las finanzas, la tecnología habían creado millones de trabajos y prosperidad. Contra esto atentaban ahora estos “nobles caballeros.”
 
La teoría del equilibrio perfecto en la cual, según los economistas tradicionales, oferta y demanda se habían ya encontrado en lo alto de la curva y, así, se lograba un romántico equilibrio per sécula seculorum, era derrumbada por esos nuevos empresarios que, al incrementar la oferta, estaban creando su propia demanda y así nacía el novedoso Supply—Side de la mano con la curva de Laffer. Hace 40 años ¿Quién necesitaba una computadora? Se creó la oferta y con ella la demanda, y una nueva riqueza histórica catapultada por la tecnología. Veneno para el EP.
 
Pero, los globalistas lejos de rendirse se daban a preparar ataques más potentes, pues no podían permitir se abandonara la ruta hacia la servidumbre. Tardaron muchos años para tomar de nuevo el control. Pero, no es que hubieran permanecido pasivos ante tal amenaza de su gran sueño. Paso a paso avanzaban y surgía el desfile de presidentes de EU controlados por ellos. El campo de nuevo estaba preparado por su estrella Obama y solo faltaba el tiro de gracia. Cuando el rufián Trump les arrebataba el timón no se retirarían y juraban regresar. Lo recuperaron y de nuevo alegremente galopamos esa ruta hacia la servidumbre.
 
Ricardo Valenzuela
elchero[CP1] @outlook.com
@elchero
http://refugiolibertariol.blogspot.com
Mexico – Estados Unidos

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