Antes de un análisis de la etimología y semántica del concepto materialismo, les voy a obsequiar un Tip al dogma: “yo soy el que soy”. Concepto asignado por la voluntad del hombre y en contra de la idea hegeliana y sus discípulos, a lo que crea, (Dios).
Análisis consensual y/o análisis de consciencia.
Autonomía, único y primer motor, creador de entes o
seres que tienen pretensiones como: pienso, luego existo, no obstante esta
creación, que codifica tal argumento, muere, lo que crea no. Sin embargo, la
virtud del hombre es creer que es.
Materia, cosa, sustancia sin autonomía. Los seres
vivos son cosas en potencia, la diferencia respecto a cosa en si es que poseen
materia estando vivos, luego al perder la vida pasan a ser materia inerte, muerta. También, hay
cosas producto de la naturaleza, creadas, tanto física como químicamente, ahí
radica la transformación de la materia, ejemplo: un árbol es un ser viviente,
es talado y, extraída su raíz, en un proceso de deshidratación muere
completamente, se convierte en madera, la madera no es un ser, empero estando
constituida de elementos ponderables existe como sustancia. Es, sustancia
material, es una cosa, su sesgo es nulo, “potencialmente”, es otra cosa en la
medida de aplicar con ella un proceso productivo, ej: un cabo de hacha o de
espada, una mesa.
Por otro lado, la terminación o sufijo “ismo” compete
a la gramática en el sentido de darle a la cosa un significado que no tiene el
objeto en sí, en el caso de materia como entidad humana, contempla el sesgo de
un proceso donde se le da mérito a la voluntad de hacer lo material productivo,
un orden ecológico de economía eficiente y versátil. El materialismo representa
darle un uso efectivo a la cosa, a la materia. Ejemplo, a la sal, en la
prehistoria se descubrió que aplicándola a productos alimentarios perecederos
ej: la carne, la misma serviría como elemento de conservación. Luego, ese
"prístino" materialismo, se fue convirtiendo en un medio de manejar
la inteligencia, los supuestos dueños de las salinas, vieron en este material
un modo de producir bienes; mediante el trueque por especies y, como pago por
mano de obra. Más tarde trasciende, sea, se fue transformando en una idea,
donde el hombre pretende ubicar su especie en una esfera brillante cuyo lumen
nace del mismo, ahí primeramente, a una sociedad supuestamente alienada, a una
superior, equitativa, ecuánime de una homología paradisiaca, tratando el
adelanto científico transforma, produce, cambia el estado natural de la cosa,
incluyendo estructuras de la naturaleza, a su voluntad y, después, ese
materialismo abstracto fue materia de metafísica.
Comulgando con
ello, Ricardo y Smith con el análisis y el manejo de la economía le dan
un sesgo sublime, se convierte, mediante el uso de la mente y la mano, el manejo de la materia en producir riqueza, para
ello, la emancipación de la inteligencia en las ciencias sociales.
Sin embargo, ese sesgo metafísico, profundo y viable,
se concibe en otros, ponzoñoso, en la mente de los resentidos, de los
anárquicos, cristaliza en el hervor del siglo XVIII, quizá como inspiración de
la tragedia y la Utopía de Tomás Moro. Para entonces, la musa de las
democracias y la concepción períclea, no parece sucumbir, ha muerto desde
siglos atrás y con ella las repúblicas, ya no se piensa en una sociedad con
Justicia racional y menos divina, sino, en la de un hombre nuevo, en la idea
del trasnocho de resentidos sociales, tales como el revolucionario de la
desesperación, Marx, y su mecenas iluminado Engels quien le rinde culto
incondicional al lumen pernicioso del renano. Posteriormente, nace en la mente
del superhombre Nietzscheano la abstracción de lo dionisiaco “Así hablaba
Zaratustra”, el deseo de poder, el despotismo la dictadura del proletariado,
con ello el acoso a Platón, tildado de destructor de la filosofía. Empero, claro,
ese materialismo dialéctico de Alharaca perorata, debe solapar con el eufemismo
y el sofisma de un discurso proletario a la denuncia que 1800 años atrás había
hecho nuestro amado padre de la filosofía Eleática occidental, por lo que, toda
la tendencia de improvisaciones que elabora el axioma del socialismo queda
proscrito con la ambigüedad del devenir del
materialismo dialéctico. Para
validar esto anterior, está lo establecido como objeto del saber, ejemplo: “Las
ciencias sociales en función del mercado y la inversión privada “la mano
invisible que enriquece a las naciones”. De este modo podemos plantear, desde
el ángulo del conocimiento, que el ser inmovil -la mano invisible creadora de
riquezas- es objeto del saber en sí, en tanto que el devenir, lo que se intenta
transformar con la improvisación es objeto de la opinión, Por ello, empero, no
se contempla como idea.
Para apoyar
esta contraposición del saber, por inmovil -siempre es y evoluciona como motor
cierto, y que trasciende en progreso- tenemos del Timeo, ¿Que es lo que es
siempre y jamás deviene y, que es lo que siempre deviene y no es? Pues bien,
primero: el saber y segundo la improvisación. Por ello, todos los fracasos de
las “CINCO TESIS FILOSÓFICAS, Sobre la práctica, Sobre la contradicción” de
Mao, derogadas por los planteamientos de Deng Xiao Ping, los postulados del proletariado
internacionalista de W. Ulianov, derogados por Gorvachov con Glasnost y
Perestroika, etc. La idea se mueve porque es real, el devenir es incierto. La
idea es, el tiempo de Agustín de Hipona, palpable, no aflora de la nada, sino,
se hace presente en la medida de axiomas con eficiencias, es, el ser en sí.
Para la idea, el tiempo pasado se contempla como historia, de lo cual solo
sirve lo que funcionó en su presente, su propio espíritu en la época. El futuro
es incierto, si no hay un presente productivo, el azar es un devenir nefasto,
que, ni siquiera se sabe. Compete a la dialéctica, una contradicción entre lo
que es y lo que debería ser y, no es.
Que podría ser empero a la causalidad por determinarse.
Joise Morillo
kaojoise@gmail.com
@kao_joi_lin
Venezuela- EEUU
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