Ojalá que en el inicio del nuevo año toda la dirigencia política, de las diferentes tendencias, mire más allá del corto plazo y actúe en consecuencia. Así, que piense en lo que le espera a Venezuela en las próximas décadas si se sigue prolongando la confrontación actual. Y en lo que sería posible lograr si se superara de forma rápida e inteligente esta situación. En lo inmediato, la pelea puede ofrecer sus sectarias victorias. A veces para unos y otras para otros. Pero en ese juego se puede llegar al 2040 siendo un país pobre y atrasado. Necesitamos salir de esta trampa y dedicarnos a construir la sociedad democrática, pacífica y de progreso social, económico y cultural que podemos ser. Como ciudadanas y ciudadanos debemos apoyar ese camino y no el de la violencia y el desconocimiento del otro.
Aspirar al aplastamiento del oponente no tributa a la estabilidad ni a la democracia. Por eso no es cuestión de hablar de “transición”, sino de libre juego democrático y normal alternancia en el poder. Aquellos hoy enfrentados deben llegar a acuerdos para convivir, accediendo al poder según la voluntad del pueblo soberano. Llegar a acuerdos incluye el tratamiento adecuado de acciones pasadas, que permita seguir adelante con la participación de los diversos factores.
Necesitamos que el gobierno real, el de Maduro, pueda usar los recursos en el exterior que pertenecen a la nación. Provisionalmente, podría convenirse un arreglo para ello a través de la ONU. Porque la maniobra del interinato ha hecho perder decenas de millones de dólares solo en costos de litigios, mientras miles de millones más podrían pasar a manos extranjeras por los conflictos en que el país se ha visto envuelto, sin poder el gobierno auténtico intervenir.
Por otra parte, las criminales “sanciones” limitan seriamente nuestras posibilidades. El acuerdo interno podría favorecer la eliminación de esta fuerte traba. Recordemos que las sanciones son recientes: todavía no se ha visto todo el daño que pueden causar, aún vivimos de nuestros logros previos. Si ellas se prolongan, ¿qué efecto terminarán teniendo? ¿Cómo se entrelazarán con los problemas endógenos? Hay que evitar la perspectiva de estancarnos en la pobreza, o el aún peor futuro de un país descompuesto, lleno de violencia y anomia.
Aurora Lacueva
lacuevat@hotmail.com
Aurora Lacueva
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Venezuela
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