lunes, 4 de abril de 2022

AURORA LACUEVA: APRENDER DE LOS ANCIANOS

Aprender de los ancianos: a eso invitó el Papa Francisco en una reciente audiencia general. Destacó algo que también vale para la escuela: la explicación directa, de persona a persona, tiene tonos y modos de comunicación que ningún otro medio puede sustituir. Es la cercanía, el sentimiento, el diálogo… En el caso de las ancianas y los ancianos, Francisco resaltó que una vejez lúcida es un don valioso para la próxima generación. Y agregó: «Yo puedo dar un testimonio personal. El odio y la rabia contra la guerra yo lo aprendí de mi abuelo que combatió en el Piave, en 1914: él me transmitió esta rabia a la guerra. Porque me contó los sufrimientos de una guerra». En efecto, a orillas del río Piave se libró durante la Primera Guerra Mundial una batalla horrorosa, donde murieron decenas de miles de soldados de bando y bando. Italia “ganó”, a un precio terrible. El abuelo del Papa, Giovanni Carlo Bergoglio, estuvo allí y logró sobrevivir a ese infierno.

Las palabras de Francisco me hicieron recordar a mi abuelo materno, Juan Teruel Munuera, quien nació en Murcia (España) en 1894. Él también hablaba con fuerte rechazo de las guerras: su experiencia europea le hacía ver cómo tantas veces los jóvenes de las clases populares morían o quedaban lisiados defendiendo las conveniencias de los poderosos. Bajo las banderas del patriotismo, de lado y lado, se escondía la verdad: los intereses enfrentados de los dueños de industrias y tierras, y de los reyes y gobernantes. Mi abuelo defendía el entendimiento y apoyo mutuo entre la gente sencilla de todo el planeta. Siendo anarquista, repetía el lema: “Mi patria es el mundo, mi pueblo la humanidad”.

Francisco terminó su audiencia recordando a las víctimas de la guerra, que en las contiendas modernas incluyen no sólo soldados sino civiles –niños, ancianos, madres…-. Afirmó: “Con la guerra todo se pierde, todo. No hay victoria en una guerra: todo es derrota.” Ojalá los dirigentes del mundo, presionados por la ciudadanía, ayuden hoy a solucionar de modo razonable los conflictos en desarrollo. Entre ellos el de Rusia y Ucrania. Sin vencedores ni vencidos, sino con acuerdos justos para un futuro de paz. La humanidad debería enfocarse unida al reto del cambio climático y en cambio pierde tiempo, vidas y recursos en la conflagración.

Aurora Lacueva
lacuevat@hotmail.com
@AuroraLacueva
Venezuela

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