Platón determina el origen del tirano como una suerte de parricida. O sea, como la conducta de un hijo cuya impronta radica en una pésima educación moldeada por una inmanente sociopatía y/o un temperamento no dócil, con omisión de ambas faltas de carácter -para regularlos- por parte materna y en contra del padre.
Tal apreciación la traslada a una nación como madre, donde el padre es el pueblo -el soberano- y, su hijo díscolo el gobernador.
Este último viéndose empoderado traiciona al pueblo sometiéndole a diferentes clases de opresiones para mantenerse en el poder, privados principalmente de libertad: tanto de desenvolvimiento cotidiano como de expresión y movimiento. Con esto, el pueblo o soberano, es aniquilado espiritual y moralmente. Asi se ha cometido un parricidio.
Ahora bien, para que sepa el mundo equivocado o enajenado del chavismo venezolano y de otros lares latinoamericanos, les voy a dejar este artículo que explica cómo se identifica un tirano. Luego, comparenlo con el comportamiento del jefe del estado actual en Venezuela, relacionarlo con lo que hacia su mentor Fidel Castro y, observarán que, a Maduro -imitando a Castro- aunque es culpable intelectual de muchas muertes, lo único que le falta es un paredón para fusilar gente.
En "La república o el estado" libro IX, Platón determina la tiranía así: (resumen)
El hombre tiránico, se habría generado en su juventud cuando no sólo se contentaba con ser una carga para sus padres, sino que los utilizaba como esclavos haciendo que lo atiendan a él y a los incapaces -amigos- que lo rodeaban. Sus padres ya no se convertirían en iguales en el hogar -la nación- como pretende el joven democrático, sino que poco a poco se irían convirtiendo en esclavos de su propio hijo.
Este malcriado hombre que se encumbra al poder, sería alguien que en un principio se mostrase piadoso, humano y defensor de la libertad del pueblo, pero que una vez en el poder, tergiversará esa consigna de la libertad por su mero capricho, ganándose a los suyos como enemigos.
No contento con la oposición en su propio Estado, mataría a todos los que se les opusieran en su camino, tanto dentro del Estado como fuera. Internamente para que su voz y capricho sean verdad y orden y externamente para que el pueblo sintiera que necesitase de un jefe para no perder eso por lo que habían luchado y eso por lo que habían alzado a este líder; la libertad.
Este peculiar jefe de Estado, por ser tan odiado entre los suyos, se mantendría vivo y en el poder gracias a mercenarios guardaespaldas. Los guardaespaldas se convertirían en la guardia del tirano y en sus únicos "amigos", el autócrata les pagaría con las mismas riquezas de los ciudadanos, generando así una paradoja muy impotente para el pueblo. La guardia que se encargaría de la seguridad del tirano frente al pueblo sería pagada con los bienes del mismo pueblo, quiere decir que el pueblo no sólo generaría al tirano, sino lo alimentará a él y a toda su banda.
El tirano viviría de fiesta en fiesta y de banquete en banquete, pero solo y encerrado entre cuatro paredes por el miedo de recibir muerte de parte de sus mismos súbditos, los que estarían en esas fiestas no serían verdaderos amigos del tirano, sino aduladores interesados en poder u otros bienes. La figura de este personaje aparecería como privado de libertad y sin amigos, un déspota silencioso un ser totalmente infeliz al igual que su ciudad.n Venezuela, el caso es que la misión extranjera, solapada como cooperativa ha sido una invasión silente en las entrañas del ministerio de la defensa y otras instituciones claves para el desarrollo sano y seguridad de cualquier país, en cual el liderazgo con un fundamento ético "inmaduro" ha sido mellado por la falacia castrista sumado a prebendas, salarios, cargos e indulgencias que han enajenado la mente de sus integrantes al punto de convertir el motivo de su función y consigna: "El honor es nuestra divisa" en una suerte de vileza que sustituye o determina el: "No me den pónganme donde hay para servirme por mi cuenta" que identifica el espíritu infame de los falsos líderes politiqueros. De este modo la insigne fuerza militar venezolana se ha convertido en una especie de guardia pretoriana que cuida los intereses de un partido y los caprichos de sus líderes funestos, perversos y mediocres.
¿No ven señores chavistas ilusos -de a pié- algo similar con Maduro, que anda de bonche en bonche bailando con la primera combatiente mientras el pueblo padece de toda clase de calamidades, principalmente de mengua, y ellos, que controlan todo no acaban con la supuesta guerra económica? O sea, pregunto ¿si no pueden con la actividad de un supuesto culpable para qué sirven entonces? ¡Qué absurdos sois!, "Los chavelos".
Sócrates, por boca de Platón y, citando a Esculapio insinuaba que es más sano para el mundo dejar morir al enfermo incurable, pues, a suerte de curas y placebos inútiles les ocasiona más gastos a quienes procuran su salud. En nuestro caso el gobierno es ese enfermo incurable. Y, a quienes les toca, directamente, procurar la salud política de la nación es al pueblo, hoy representado por ese gobierno nefasto parricida hijo de una familia disfuncional, el PSUV, inspirado en el castro comunismo.
Entonces, a ese hijo y a esa familia con acólitos y adlateres, disfuncional e incurable, deberían aplicarles eutanasia política. Una forma de eutanasia sería "votar masivamente" en contra de ellos.
Joise MORILLO
@kao_joi_lin
Venezuela-USA
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