sábado, 28 de noviembre de 2015

ALBERTO DE LUCA BARTOLOMEO, VENEZUELA · PSICÓLOGO AL DÍA, TERRORISMO. CULTURA DE LA MUERTE. LATINPRESS. VENEZUELA.

Ningún pueblo decidirá su destino por lo que a otros les dé por decir u opinar.
(Alberto De Luca Bartolomeo., PhD).

Está claro que todo pueblo desea la autonomía total para decidir los aspectos de su vida civil, política y social. Pero es indispensable tomar en cuenta el contexto en que surgen estas aspiraciones, sobre todo el marco de violencia maligna y destructividad que ha caracterizado el encuentro de estos pueblos por varias décadas.

Si se toman en cuenta las sospechas y los choques, los prejuicios y los atropellos de todo este tiempo, sería imposible pensar en convencer  a un pueblo, “en nombre de la paz”, que facilite la creación de un Estado que potencialmente pueda intentar destruirlo.

Sin duda la fonética es insuficiente cuando numerosas vidas y huérfanos dan testimonio vivo totalmente diferente.

El tema del Medio Oriente es de interés universal, porque éste es uno de los focos conflictivos que puede alterar o interrumpir el inicio de una etapa de “paz” que eventualmente debería librarnos de la amenaza nuclear.

La tarea de mitigar el efecto de la siembra de odio no será fácil, y su logro requerirá largos y sostenidos esfuerzos.

Los jóvenes a quienes se les enseñó a lanzar piedras y a atacar, a menospreciar y a insultar, a odiar a otros seres humanos, no aprenderán rápidamente nuevas lecciones de moralidad y conducta. Aún no está cerca la “Tierra Prometida”.

La tranquilidad y la paz permanecen en un horizonte todavía lejano.

La tranquilidad y el sosiego, la utopía, se alejan del horizonte, porque la naturaleza fundamental del hombre no ha variado. Estamos lejos de eliminar el terrorismo.

Son momentos de reflexión, pero no para la tranquilidad. Son días de toma de conciencia, pero no para la complacencia. Porque para la persona que persigue la justicia, la equidad y la hermandad humana no hay sosiego. Debemos continuar con la esperanza de que a través de la acción y la preocupación por el prójimo, ayudemos a acercar el horizonte de un mañana mejor.

La historia nos enseña dónde y cuándo nacimos, pero recae sobre nosotros la responsabilidad de trazar el rumbo del sendero hacia donde nos dirigimos. Shalom es la palabra hebrea que significa la paz. También quiere decir estar completo y entero, en un estado de tranquilidad y sosiego. No hay duda de que el Cercano Oriente anhela y merece el Shalom para todas las partes involucradas en el conflicto actual. 

Alberto De Luca Bartolomeo
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