martes, 3 de noviembre de 2015

ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA, PUENTES DE PLATA

En estos tiempos pre transicionales, cuando el cambio se vislumbra a la vuelta de la esquina y los poderosos de ayer ya muestran la desesperación de los perdedores de mañana, descuidar la magna tarea de construir puentes de plata constituye un delito de lesa humanidad. No es traición: es grandeza.

¡Qué duda cabe! La Venezuela chavista cierra su ciclo de un cuarto de siglo en medio de un país en ruinas que humea devastado. Consumido por la inautenticidad, la farsa, el despropósito. Habiendo cumplido fielmente la orden que llevaban los comandantes golpistas en sus intenciones desde muchos años antes del 4 de febrero de 1992, – todos ellos, sin excepción ninguna – de arrasar con ella. Siguiendo al pie de la letra la consigna que Hitler les impusiera a los oficiales de sus fuerzas armadas alemanas al invadir territorio soviético enemigo: Gleich dem Boden machen! En mala traducción: Arrasar con todo.

No tengo ningún prurito en confesar que ante la inmensa, la inconmensurable gravedad del daño cometido por estos farsantes armados contra la República, los cientos de miles de jóvenes de nuestras barriadas asesinados por la guerra azuzada por el gansterismo castrocomunista – Chávez y Arias Cárdenas, a la cabeza de los militares felones que traicionaron su juramento, seguidos por la cohorte de secuaces que se cebaron sobre los bienes de la República y llevan dieciséis años disfrutando de sus iniquidades – con el auxilio de civiles sin Dios ni Ley, castrocomunistas todos ellos, que han llegado al extremo de traicionar a la Patria, entregándole nuestra soberanía a la tiranía cubana, merecen el mayor castigo que el Código Penal, civil y militar dispongan para tal efecto. Y que si, respetando la tradición instaurada por el Libertador cuando declarase la Guerra a Muerte contra los enemigos de la recién fundada República, el castigo debiera ser proporcional a la magnitud del crimen, que lo sea. Para recuperar nuestra honra de Nación y sentar un precedente inolvidable. Que las Naciones, en inolvidable frase de Winston Churchill, se forjan con sangre, sudor y lágrimas. No merecen ningún perdón.

Dicho lo cual no puedo dejar de recordar el también imperecedero ejemplo forjado por Gonzalo Fernández de Córdoba, conquistador de Nápoles, con justicia llamado El Gran Capitán (1453-1515), el más grande de todos los soldados españoles del Siglo de oro, quien según narración del toledano Melchor de Santa Cruz de Dueñas solía exclamar: “al enemigo que huye, hacedle la puente de plata.” La frase haría historia en boca de los dos más grandes escritores españoles: Cervantes, en El Quijote expresaría la voluntad del ingenioso caballero que “ no tiene condición ni es de parecer de los que dicen que al enemigo que huye, hacedle la puente de plata”.  Y Lope de Vega, que en La estrella de Sevilla le hace afirmar a uno de sus personajes: “que al enemigo se ha de hacer puente de plata.”

El fiscal Franklin Nieves no fue el primero ni será el último de los cómplices y obsecuentes servidores de la Injusticia que huye del campo de batalla. Ahora, que el barco hace aguas, ya plenamente conscientes de que perdieron la guerra y comienzan a hundirse en el fango de la derrota. Recuerdo a Eladio Aponte Aponte y a Leamsy Salazar, que denunciaran casos incluso muchísimos más siniestros de la Justicia del Horror chavista: recuerdo particularmente las reuniones sostenidas por Hugo Chávez con Diosdado Cabello y José Vicente Rangel, en los que, en consejo de otras altas autoridades, se decidía a quienes se perseguiría, con qué cargos y bajo qué penas de condena. Hubo incluso sentencias de muerte. Ejecutadas. Como la dictada contra Danilo Anderson, el fiscal. Prohibido olvidarlo.

Ninguno de ellos tiene la autenticidad, la densidad moral y la integridad de un auténtico revolucionario, si los hubiera. Son matones, mafiosos, delincuentes, asaltantes, asesinos y ladrones. Con o sin uniforme, con o sin togas y birretes, con o sin condecoraciones, diplomas y charreteras. Como quedara de manifiesto en la entrevista concedida por el personaje de marras al periodista mexicano de CNN, Fernando del Rincón. Y frente a los cuales, en un supremo ejercicio de sabiduría política, no cabe más que recordar la sentencia del Gran Capitán y hacerles la puente de plata. Todo ahorro de sacrificios, todo acortamiento de las penurias, todo avance hacia la restauración de la extraviada grandeza de la República – si alguna vez la tuvo - que tales puentes faciliten merecen la más serie consideración. Sin que ello suponga la disposición al perdón de los crímenes, a la connivencia y colusión con los criminales,  al olvido de nuestros sagrados deberes para con la justicia.

En estos tiempos pre transicionales, cuando el cambio se vislumbra a la vuelta de la esquina y los poderosos de ayer muestran la desesperación de los perdedores de mañana, descuidar la magna tarea de construir puentes de plata constituye un delito de lesa humanidad. Los vencedores de mañana, así se encuentren aherrojados en las cárceles, vejados, sometidos y condenados, suspendidos en sus derechos y ofendidos en sus acciones deben comenzar a preparar el futuro. Y sus mejores hombres, que los hay así no sean notorios,  a organizar la conquista final. Parte importante tendrán los puentes de plata. Que en la victoria, modestia. Es la mejor prueba de grandeza.

Antonio Sanchez Garcia
sanchezgarciacaracas@gmail.com
‏@Sangarccs

Miranda - Venezuela

No hay comentarios:

Publicar un comentario