martes, 24 de noviembre de 2015

ENRIQUE MELÉNDEZ, NO SE VE FÁCIL

         La verdad es que frente a ese triunfalismo que se ve en la oposición, yo muestro un cierto escepticismo. Claro, en el oficialismo se observa un cierto nerviosismo; como unas ciertas ganas de huir hacia delante, a propósito del resultado, según parece de ciertas encuestas, cuyos números no les son muy favorables; nerviosismo que se manifiesta en expresiones como la de Maduro, cuando dice que si gana la oposición, él encenderá las calles con las bandas armadas, mal llamadas colectivos.
         Pero esa picaresca de ellos en materia electoral la han venido afilando a lo largo de estos 16 años, hasta ser expertos en mañas: el voto arrastrado, el voto asistido, el voto del triplecedulado, y quien entra a votar, luego de que Tibisay Lucena aparece por la televisión, anunciando la prórroga del proceso; momento en que sacan al testigo de la oposición a punta de pistola, si es que ya no lo han corrido por las buenas, y entonces el triplecedulado procede a votar por el difunto, que no lo han sacado del REP, o por el abstencionista crónico, y que es donde dicen los técnicos, que saben de estas cosas, donde está la trampa.
         En efecto, la mejor definición sobre la situación, que tenemos hoy por delante, se le oyó decir a Luis Vicente León esta semana; quien expresó que hoy en día este es un pueblo chavista arrecho. Lo comprobé este sábado, cuando me conseguí una vecina; de esas que me porfiaba que las obras de Chávez serían recordadas por la posteridad, y quien me dijo: “La verdad es que estoy bien arrecha”.
         Se levantó el otro día de madrugada, para hacer la cola en el Unicasa del Centro Comercial La Casona de aquí de los Altos Mirandinos, pero resultó que llegó demasiado tarde, le tocaron los últimos puestos, donde ya no alcanzaron los números que reparten, para entrar, y poder tener acceso a lo más básico de los hogares; que es donde se observa la precariedad de la crisis que padecemos; de modo que la vecina, no sólo quedó por fuera, sino que además perdió sus pasos; todo el trajín que eso significó.
         Aparte de que días antes se había enterado que en la urbanización La Rosaleda se iba a llevar a cabo un operativo de venta de bolsas de comida; pero resultó que el día que instalaron el mismo un malandro la había despojado de su teléfono: un Alcatel, que se lo había financiado la caja de ahorro del ministerio, de donde es jubilada, y que, por cierto todavía lo está pagando, y la amiga que le iba a participar del hecho se cansó de llamarla y, en consecuencia, se perdió del operativa. He allí el drama de nuestra clase media. “Yo sí estoy arrecha”.
         Que es lo otro que dijo a continuación: “Yo esta vez no voy a votar”, y así está mucha gente. Decepcionada con un proyecto político, en el que cifró todas sus esperanzas. Entonces el imaginario del venezolano se desató con aquel liderazgo mesiánico de Hugo Chávez, y el que calzaba muy bien con su conciencia: era militar, golpista y profesaba el culto a Bolívar. Yo recuerdo a un señor en un bar de Los Chaguaramos (Caracas), en una proyección de lo que pensaba que iba a ser su gobierno, pintar a un Chávez metomentodo: un Chávez que iba a tener que ver hasta con los programas de educación, a los fines de enseñar a educar a este pueblo, y que es lo que reflejaba la inmadurez política de esa sociedad, sobre todo, esa clase media acomodaticia y cortoplacista, que fue la que lo llevó en una primera instancia a la presidencia, y al mes de su juramentación ya andaba lamentándose de haber perdido su voto, y de pretender ahora tumbarlo.
         Ahora, ¿por qué la señora no dijo que su voto era para el candidato de la oposición? Que es la gran tragedia de la MUD: no logra monopolizar ese descontento, y tiene por delante dos frentes que resolver; por un lado, el del ventajismo oficial, que incita mucho a la abstención, y luego las artimañas de esta gente, y las que van desde las que mencioné en un comienzo: voto arrastrado, voto asistido y voto del triplecedulado, hasta la confusión con la tarjeta de MIN-Unidad, que la pusieron al lado de la tarjeta de la MUD, con toda la alevosía del caso, y que afecta, según la encuesta Varianzas, en un 7% a la tarjeta de la MUD, y que es lo que me hace pensar que es muy peregrino plantearse un escenario de 110 diputados a favor de la oposición.
         Yo diría incluso que para el oficialismo no hay problemas con el tema de la abstención del pueblo chavista arrecho; porque para eso tienen al triplecedulado, que va a votar por el que se abstuvo; a pesar de que la dirigencia opositora diga que ya resolvió el problema de los testigos; porque ya cuentan con una suficiente selección de personajes que son capaces de dar la vida por no dejarse sacar de un centro de votación; tomando en cuenta, además, que el oficial que ponen al frente de uno de esos centros, como ya se ha dicho, se cree dueño del mismo, y viene con la orden de acatar todo lo que le diga la cabeza del colectivo, que actúa en la zona, y que es lo que habrá que analizar para la Venezuela del futuro: ¿qué hacer con el Plan República?
         No olvidemos que este fue un plan concebido en aquella Venezuela, que atravesaba por la efervescencia de la guerra de guerrillas, desatada por el PCV y el MIR, al comienzo de la década de 1960, de modo que los comicios del año 1963 se habían realizado bajo una fuerte tensión, con amenazas, por parte de estos sectores, de sabotear los mismos con la colocación de bombas en algunos de los centros de votación, y que fue lo que motivó al establecimiento de dicho plan, y el cual bajo las presentes circunstancias se ha convertido en una aberración, tomando en cuenta el carácter político que ha venido adquiriendo, sobre todo, a partir del momento en que pierde toda autoridad, al permitir que un matón entre armado a sacar a punta de pistola al testigo de la oposición.
Enrique Melendez O.
melendezo.enrique@yahoo.com
@emelendezo

Lara – Venezuela

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