sábado, 14 de noviembre de 2015

MAURO PARRA, DEVUÉLVANME LOS CHURUPOS.

Churupos , puyas, cobres muy maracuchos y niqueles eran  físicamente la misma moneda  para ir a la bodega o el mercado en cualquier parte de aquel país del pasado casi ya remoto , llamado Estados Unidos de Venezuela o simplemente Venezuela. Esa  nominación  ha sido, Ignorando la desaparecida o difunta puyita del  locuaz, equivalente a un céntimo, la  mínima expresión de  nuestro dinero. Con veinte puyas tienes un bolívar, en esa época fuerte como siempre fue, hasta el surgimiento de la ultrajante e ilegal  revolución.  Con  solo tres  bolívares, -un poco más tarde tres bolívares, un mediecito y dos puyas- podías adquirir libremente un dólar y enviarlo al exterior para comprar algo. Mi primer telescopio, un tubo con espejo reflector de  3 pulgadas,  me costó  3 dólares  y por el primer curso de Inglés por discos de la National  Schools en California, que ordené  por correo -recibido como un mes más tarde-  pagué la fabulosa cantidad de,  apenas recuerdo, unos seis dólares, 18 bolívares al cambio de entonces. Uno de los  primeros libros de mi naciente biblioteca, Los Miserables de, Víctor Hugo, me costó tres bolívares en tapa  blanda. Cuando me enviaban a comprar carne en la pesa del señor Pausolino, solían darme  un bolívar, el carnicero despachaba un kilo de solomo  y yo recibía una locha de propina.

Les hago este cuento, pensando en mi  pobre país derruido por esta casta de pícaros  que nos han convertido en más míseros que  Jean Valjean, protagonista de Los Miserables, cuando hambriento, fue perseguido toda su vida por robar un mendrugo de una panadería parisina. Pero estamos renaciendo y con horizontes y conciencias recuperados.  Por eso pido abiertamente que me devuelvan lo que es mío  -con perdón de todos me hago eco de los venezolanos-  y lo embargado, vilmente expropiado, mal gastado, dilapidado sin nuestro consentimiento, por quienes hoy están allá en  Miraflores.  De origen  posiblemente guzmancista, esa vieja estructura  ya no mira ni ofrece  flores sino horrores de escasez y supercolas, a granel, pero  en los  últimos cuarenta años del siglo pasado  honrosamente albergó presidentes criollos, honestos y demócratas. Demagogia y procaces mentiras, escenarios de hoy,  fueron inaceptables entonces.
Ya no se trata de aquel  «millardito» que rogaba el locuaz  supergaláctico, sino  la fantástica cifra de un billón de dólares, un millón de millones.  Dicen algunos expertos, «es mucho más»  Todos los cobrecitos y puyas, bolívares y dólares, en inimaginables cantidades, que los actuales jefes, raspando la olla sin dejar trazas de esa fortuna, han recaudado en más de 15 años y convertido en el mayor saqueo y expoliación que haya sufrido el tesoro nacional.
Grave para el gentilicio  -más no la Patria- son los acontecimientos de última hora que han sacudido todas  las esferas del estamento político oficial, con serias repercusiones internacionales. Se trata de las acciones que ahora ocurren en un tribunal federal de los EEUU, investigando un caso patético de comercio de drogas, que por el momento afecta a jóvenes nativos de aquí,  incautos, inescrupulosos y ambiciosos cuando deseaban todo ya. No se preocupen, el más costoso tren de abogados del mundo norteamericano -adivinen quién pagará la cuenta- ha sido contratado para la defensa.
Luce como cercano el último clavo del sarcófago del  infame sistema comunista que durante el tiempo que estosrapiñosos estan en el poder, han tratado de implantar en Venezuela, desde aquel coloquial personaje -Dios lo conserve donde lo  tiene hospedado-  hasta el nuevo funcionario a cargo de la heredad. Estos individuos, por encima del texto constitucional, han jurado encaminarnos  hacia ese oscuro socialismo a juro, con intimidaciones, amenazas, duras acciones represivas  adornadas  con criminales violaciones  de los derechos humanos, sin misericordia alguna. Pero hasta ahora, con excepción de algunos oprobiosos logros, infructuosamente.
Parece que por estos lares se  lavan, se orean muchos kilos de ropa sucia, que  ha traído   la explosión de una máquina de escándalos. No es aventurado  suponer que se veía venir esta situación. Analistas venezolanos y opositores en el país o el exilio han denunciado que el narcotráfico se ha enraizado aquí  en los últimos tiempos, bajo dos grandes vertientes. Tal vez la  más poderosa, era la manejada por el árabe-venezolano Mackled, de infausta notoriedad. Los especialistas estiman que  aún está enfrascado en asesorar  a su grupo. De la otra, la del astro rey, lo que acurre ahí, Dios lo sabe, así como entes policiales de otros países y nadie más. Sin embargo, suponen aquellos técnicos, la posibilidad de que las dos organizaciones hayan convenido en un  pacto de consolidación de operaciones,  como  un solo frente. Pero no dicen cuál es el trasfondo de este posible movimiento. Las luchas fratricidas son de malos resultados, cualquiera  lo intuye.
No se debe olvidar que  quienes nos  paseamos por el presente estamos  vivos, no empolvados ni encharcados sino listos para actuar en defensa del  don de la vida. Tras ésta viene el cúmulo de herencias libertarias que también haremos valer. El 6D es la oportunidad de vencer los enemigos, convertirlos en amigos conciudadanos e incorporarlos a la vida democrática -una vez saldadas las cuentas de los más recalcitrantes seguidores de Ali Babá- y a los favores que solo una Patria libre y plural puede conferirnos. Así que, compatriotas, tratemos de no dejar espacios en blanco en el libro del registro electoral y mantengamos la sana aspiración de  lograr la asistencia, como meta mínima el 70% del padrón  de inscritos. La  masiva afluencia a las mesas que solicitamos nos permitirá evitar que los diputados del desastre obtengan fuerza decisoria en la nueva asamblea.  
En función del complemento de los esfuerzos de la oposición democrática podemos agregar que es impostergable  emplazarnos a  formar una plataforma democrática que desmantele los carteles del  narcotráfico y los múltiples desfalcos de nuestros bienes materiales y espirituales. Solo así podemos reclamar la devolución de los churupos desfalcados  en 16 años de atracos y concretar de este modo la última y definitiva independencia.
Mauro Parra
jmpzc@yahoo.com
@parratiticastro

Miranda -Venezuela

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