viernes, 6 de noviembre de 2015

SIMON GARCIA DEL HECHO AL DICHO: AMPLITUD O BLOQUEO.

Maduro no es santo de la devoción del país. Todos, hasta los suyos, lo señalan como el responsable de este huracán de calamidades que nos azota. Hay una fuerte ruptura emocional, muy visible en la mayoría que estuvo operando como la palanca de masas del proceso. La desilusión ha trasladado el descontento con su gestión hasta el modelo que quiere seguir imponiendo, incluso contra la voluntad de la base madurista. El descontento está comenzando a generar rabia. 

            El alud de rechazo social está tomando materialización electoral. Maduro transfiere sus derrotas a los candidatos que tienen que echarse encima la pesada carga de su impopularidad. Un peso que los hunde, especialmente porque se ven forzados a repetir mentiras sobre las colas, la reducción del consumo de las familias o  una inseguridad  que es una verdadera guerra de exterminio contra la población.
            Pero el gobierno está endulzando la crisis. Lanzó el caramelo del 30% de aumento de sueldo en todas las escalas, lo que ya prometió el año pasado y no cumplió. Cerró, durante 10 meses, la incorporación a miles de pensionados para soltarla cerca de las elecciones. Arrecia los controles para dar la sensación de que está protegiendo al pueblo de los especuladores. Conectará una manguera, desde los puertos, para distribuir rubros que levanten, como una pompa de jabón, la sensación de mejoría.
           El principal objetivo del gobierno consiste en levantar un muro de sentimientos para bloquear la voluntad de cambio, estimular la abstención y fanatizar al 20/%  de la población que le sigue creyendo. Su éxito estriba en alcanzar un resultado parecido al de las parlamentarias en el 2010: ya que no pueden evitar que la oposición gane en votos, llaman a hacer lo que sea para que la MUD/unidad llegue a los 111 diputados.  
            Pero los cambios que se están produciendo en la polarización dificultan esta estrategia. Ahora el descontento es mayoría y el oficialismo una minoría en proceso de aislamiento. Hoy el motor de la polarización es la situación económica y no posiciones ideológicos. Y en tercer lugar, la nueva mayoría se ha ido conformando pluralmente y afianzando la unificación sin exclusiones. La división entre chavistas y opositores está evaporándose del cerebro de la gente, especialmente en los sectores populares.    
             La notoriedad callejera del triunfo es un signo de los nuevos tiempos y a la vez, un estímulo para acelerar la decisión de quienes aun dudan en votar por los candidatos de la Unidad.  Algunos de ellos fortalecen sus temores cada vez que el  triunfo de la Unidad es presentado como victoria de una parte contra otra, como continuación del odio, como venganza o pura vuelta a la tortilla. Persisten en nosotros discursos que bloquean el cambio de conducta electoral.
            Pero ya es muy difícil parar la avalancha de cambio de conducta electoral que protagonizan  centenares de miles de seguidores del proceso que han adoptado la decisión irreversible de votar por los candidatos de la Unidad. Sin ellos y sin los que están por dejar su indecisión resultaría imposible alcanzar una  mayoría calificada en la próxima Asamblea Nacional. Ellos, al tener el valor para cambiar, refuerzan el sentido de pertenencia a un mismo país. Son el primer paso para abrir un nuevo ciclo político.
Simon Garcia
simongar48@gmail.com
@garciasim

Caracas - Venezuela

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