lunes, 14 de diciembre de 2015

ALBERTO JIMÉNEZ URE, ANHELO QUE EL «SECTOR AGAVILLADO DE LA INTELECTUALIDAD VENEZOLANA» REFLEXIONE

«Admito que he conocido mujeres y hombres talentosos del ambiente Político/Cultural Venezolano (varios ya fallecidos) Participé en convites con intelectuales y artistas en tiempos cuando, a pesar de nuestras discrepancias, éramos fraternos o tolerantes. Temprano, pocos ya mostraban cierta y memorable hostilidad manifiesta en su intriga perpetua. No los mencionaré porque mi propósito es la restitución de la naturaleza humana, esa que nada semeja con la discordia o violencia doctrinal»
Es obvio que, a partir del Año 1998, militares con mentalidad golpista se empecinaron en demoler despiadadamente una institucionalidad con fisuras (de techo goteras) para  edificar lo que hoy padecemos como la «V República Fraudulenta de Venezuela»: que ya, sin dudas, en declive irreversible. Nadie lo niega: nuestra nación sufría a causa de los atropellos de quienes, durante décadas de corrupta y caricaturesca democracia, abonaron el territorio para que germinaran semillas de una planta en extremo tóxica que nos obligarían consumir. En el desayuno, almuerzo y cena, pero siempre mediante la infusión del «Terror de Estado Mayor Cívico-Militar» y con el uso abusivo de los poderes fundamentales (Judicial,  Legislativo y Electoral) Dos inconstitucionales proclamas señalaron el sendero que transitaría la urdimbre de La Canalla en ejercicio de la corrupción, crimen de gobierno y devastación jamás experimentada e impuesta en ningún país habitado por fraternos:
A.- «La Revolución Venezolana es pacífica, pero está armada»
B.- «Quien no adhiera al Supremo Comandante Veneno será execrado, perseguido, segregado, destituido de tus trabajos, excluido, exterminado o encarcelado»
 La «V República Fraudulenta de Venezuela» se instauraba bajo la supervisión de la «Transnacional del Crimen Político Organizado» (TCPO) frente a la cual destacaban varios e históricos genocidas. Un patriarcado senil que, a cambio de sus perversos consejos, comenzó a saquear las inmensas riquezas del pueblo venezolano: inmerecidamente condenado a convertirse en mendigo mientras el «Jerarcariado» en nuevo-rico del «Hamponato de la Izquierda Corporativa Mundial». Durante mis días de infantes, advertí lo que significa una poderosa organización internacional al vivir en urbanizaciones de  «The Creole Petroleum Corporation»: donde mi abuelo y padre laboraron. Empero, aquella no fue de hampones: sino empresarios y empleados vigorosos, todos determinados a extraer y procesar los millones de litros de combustible fósil que la república necesitaba vender para desarrollarse.
La aún vigente «V República Fraudulenta de Venezuela» ha llegado a los extremos de repartir números y hacer listados para que, con impudicia, sólo su parasitario clientelismo pueda adquirir: alimentos, teléfonos, computadoras, laptops, tablets, et. Lo he visto donde resido y otros lugares. Una de las amigas de mi hija menor fue atracada, al salir de mi hábitat, por delincuentes armados con pistolas de alto calibre: una de las miles que reparte a sus mercenarios el «Gobierno Terrorista Bolivariano Falaz», para luego celebrar la venta de su robo en la residencia donde vive una de mediana importancia funcionaria pública. Mujer a la cual suelen visitar motorizados que cubren sus rostros con pasamontañas.
Me afecta ver a ciertos intelectuales que creí amigos, mujeres y hombres inteligentes, mantener su adhesión a esa Compañía Transnacional del Crimen Organizado que llevó a la Nación Venezolana a padecer una inocultable crisis humanitaria. Porque no son brutos: saben que el «Jerarcariado Cívico-Militar» es facineroso, incorregible, fascista, apátrida y que jamás defenderá a ciudadanos ni nada que no sean las fortunas que han amasado durante la «V República Fraudulenta de Venezuela». Tal vez no tengan testosterona para expresar, en las «Redes de Disociados», arrepentimiento. Pero, pueden declinar. Bajar el perfil y meditar. Hacerlo para (cuando la marea baje) convertirse en escritores, poetas, artistas plásticos, dramaturgos, cineastas y actores regenerados. Especialmente los que, en juergas o convites baquianos/dionisíacos, creyeron útil pagarle a sicarios para eliminar a librepensadores entre los que me incluyo: porque he sido, en el curso de la tiranía, «objetivo militar» en una guerra por ellos imaginada.

Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor

Merida - Venezuela

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