lunes, 14 de diciembre de 2015

CARLOS BLANCO, LA “SILENCIOSA” ACTUACIÓN MILITAR DEL 6D

La derrota del régimen es tan grande que casi no cabe en la imaginación. Los factores que la hicieron posible conviene desglosarlos. Un factor fundamental fue el hartazgo de la ciudadanía que fijó en Maduro el objetivo a derrotar, y en el voto el mecanismo para hacerlo.

En esa confluencia el país se hizo república en movimiento. El gesto ciudadano dejó sin aliento, encunetada, a la jadeante revolución. Blandir el voto se hizo más eficiente que blandir el mazo.

Ingrediente esencial fue la presencia de los observadores internacionales invitados por la oposición, especialmente los ex presidentes de Colombia, Panamá, Costa Rica, Bolivia y Uruguay, quienes mostraron claridad política y coraje personal para enfrentar las bravuconadas oficialistas tan lamentables como inútiles. La presencia de centenas de periodistas y medios de comunicación internacionales fue un ingrediente que, unido al anterior, convirtió el 6-D en un experimento observado milimétricamente por el planeta.

Un tercer factor fueron los militares. El general Padrino López había venido sosteniendo una postura político-partidista al lado de Maduro. Sin embargo, tal vez para no verse envuelto en la debacle final, y seguramente por presiones de los miembros de los componentes de la Fuerza Armada, hartos de tanta corrupción, miseria familiar y desprecio colectivo, hicieron sentir su “silencio activo” para que se respetara la voluntad popular.

Finalmente, el papel esencial de una dirección política decidida: Chúo Torrealba, la MUD y los cuatro partidos que la dirigen, el resto de los partidos; así como el de esas figuras emblemáticas de la lucha civil: María Corina Machado, Mitzy Capriles, Lilian Tintori y Patricia Ceballos.

Esos factores hicieron mucho, pero sobre todo dos cosas: orientaron a los ciudadanos para estar a la hora del cierre de las votaciones, momento en el cual los fantasmas tienden a activarse y alterar los resultados; y, por su parte, los militares dejaron claro, a través de Padrino López, que no iban a permitir la violencia de los “colectivos” paramilitares y otros sucedáneos. Así, la imposibilidad de la violencia alrededor de los centros de votación, la negativa a convertir los militares en acarreadores de votantes rojos remolones, y la imparcialidad que el Plan República mantuvo en los días de su despliegue, convirtieron a la FAN en elemento para impedir el fraude

El régimen, atrapado entre la colosal votación, la observación internacional y la posición institucional de los militares, quedó momificado, con la sonrisa congelada.

Carlos Blanco G.
@carlosblancog  
www.tiempodepalabra.com

Caracas - Venezuela

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