viernes, 18 de marzo de 2016

JESÚS ALBERTO BARRIOS R., TUMEREMO

En la postrimería  del gobierno, las cosas del país marchan tan mal, en medio del fracaso del “socialismo del siglo XXI”, que aquello de la “revolución bonita” se convirtió en un descalabro nacional. La incapacidad del gobierno para enfrentar la situación ocurrida en el sur de Guayana, especialmente en la llamada “Zona del Oro”, ha sido muy grave y delicada. 

La incertidumbre y la inseguridad invaden los municipios Roscio (Guasipati), El Callao y Sifontes (Tumeremo), participando en lo que se ha denominado la Guerra del Oro, según señalan los medios de la región. Es imposible negar lo que se percibe, se palpa y se padece en la zona. Según el alcalde de Tumeremo Carlos Chancellor, lo único que tiene el municipio es “ausencia del Estado”, una “alta inflación” y “una crisis desproporcionada de los servicios”;  este municipio agregó, “tiene una gran vocación minera, agrícola y pecuaria, pero no hay planes ni proyectos del gobierno que permitan el desarrollo”.

Hay un clima de inseguridad creciente y generalizada. También la Iglesia reitera su solidaridad con las familias de  las 28 personas  desaparecidas  y hace un llamado al gobierno a dar respuesta inmediata a la situación de los mineros y el sufrimiento de sus familias. En este contexto se desenvuelve el venezolano de la zona.  Su mayor expectativa es tener seguridad para poder trabajar, crear  y vivir en paz.

El país tiene inmensas posibilidades de convertir esta  región en una importante área de desarrollo económico, desplegando políticas coherentes y  proporcionando todas las facilidades posibles a la inversión privada, privilegiando aquellos proyectos que tengan una orientación hacia la reactivación de la industria de la construcción y con el tiempo hacia la exportación. Ahora aterrizando en la realidad, en  la zona, como  en todo el país, se vive una situación de emergencia social, porque  no existe una verdadera política de seguridad jurídica,  ni confianza para la  inversión. Mientras esto ocurre, la crisis de valores, las mafias, bandas de atracadores y la corrupción tomaron asiento, y el  Sur del estado Bolívar permanece sentado en un barril de pólvora. 

El  gobierno va al garete como potro “descarriao”, no hay reactivación porque no existe disposición de entendimiento, lo que hay es continua confrontación.  

Lo cierto es que el peor enemigo del gobierno es el gobierno mismo, el ejemplo lo tenemos en Tumeremo.

Jesús Alberto Barrios R.,
jesusalbertob@hotmail.com
@jesus_albertob

Carabobo - Venezuela

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