domingo, 5 de julio de 2020

MARISOL FUCCI, PONTE EN LOS ZAPATOS DEL OTRO

En los momentos de crisis, enfermedades, y problemas graves que atañen a todo el mundo, debe surgir en los seres humanos ese sentimiento noble que nos enseñó Dios nuestro señor, ama a tu prójimo como a ti mismo, de nada sirve estar en el mundo juzgando la vida de otros, cuando somos conscientes que cada quien tiene pensamientos y formas diferentes, de asumir los retos y luchas, a los que la vida los enfrenta.

Es cierto que la realidad de nuestro mundo se ha vuelto cada vez más dura, pero también es cierto que pareciera que aun así no hemos aprendido la lección, que poco importa lo que piensas y haces, si a nadie ayuda, y que mucho vale si tan solo por unos minutos te colocas en los zapatos del otro. Ya basta de juzgar y tratar sin consideración alguna a tu prójimo o todavía no te queda claro que nada del mundo, al final te pertenece, ya basta de hacernos los ciegos ante el sufrimiento ajeno, es el momento llego la hora de dejar de aprovecharnos del esfuerzo y trabajo de otros, que no es justo juzgar a todo un pueblo por el comportamiento de pocos, que la vida te devuelve lo que tu sembraste.

No te vuelvas preso del egoísmo, la ambición y el temor por lo que ocurre en el mundo, no es fácil pero ponte en los zapatos de los otros, deja salir de tus labios una sonrisa sincera y una palabra de aliento que alegre el corazón de un afligido, regala y entrega bienes a quienes lo necesitan sin hacer muchas preguntas, y publicarlo en las redes, a la hora de ofrecer un bien o servicio recuerda que no todos tienen el mismo poder adquisitivo, no tildemos a nadie de tacaño o avaro si no conocemos e ignoramos, sus verdaderas necesidades.

No te hagas el sordo, medita tus reacciones, no insultes sin antes conocer la razón o situación por la que está atravesando la otra persona, involúcrate másen los asuntos que ayuden y permitan el crecimiento y la excelente forma de vida en tu hogar y comunidad. Nunca olvides que, si te pones en los zapatos del otro, seguramente por un momento podrás experimentar lo dura que puede llegar hacer, la vida sin una mano amiga. En lo posible borra de tu mente, y hecha en un bote de basura todo aquello, que no deja emerger lo mejor de tú ser, intenta olvidar al momento de entregar o servir a alguien cuál es su preferencia política, nacionalidad, color de piel, situación económica, pecados o comportamiento, recuerda que Dios tiene la última palabra.

Ponte en los zapatos del otro y te aseguro que sentirás que tu vida cobra mayor sentido, y podrás experimentar cambios, que lograrán una reacción en cadena y permitirán hacer de este mundo, un maravilloso sitio para vivir. Donde lo fundamental será el respecto por la vida y no juzgar sin primero escuchar, ayuda, sirve y no olvides que algún día alguien pude estar en tus zapatos. No existe sufrimiento grande, que no pueda ser superado con una mano amiga en el momento justo y adecuado, que no importe el tamaño del zapato sino la vida y la dignidad de quien lo usa.

Marisol Fucci
marfucci@gmail.com
@marfucci
@ElUniversal 

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