PARA QUE NADA CAMBIE
Formular un análisis
coherente sobre las perspectivas económicas de Venezuela 2017 apegado a la
ortodoxia, supone estar en capacidad de visualizar en el horizonte inmediato un
punto de inflexión en el agotado “pensamiento” (¿?) socialista-comunista, y muy
especialmente en la etapa del actual mal gobierno, con miras a evaluar la
potencialidad de una reversión hacia la
instrumentación de algún modelo económico de probado éxito en la generación de
Bienestar; en el entendido que ello les
exigiría sacrificar (renunciar) al deseo soterrado que persiguen de permanecer
“eternamente” en el poder, para lo cual han venido procurando una escalada antidemocrática
y por ende anticonstitucional, al extremo que en el presente están, por una
parte, en complicidad con otros
“poderes” (como el judicial y el electoral), impulsando estrategias en pro de
suspender indefinidamente todo tipo de elección popular que permita al pueblo
expresar su voluntad, y por otra parte
con su aspiración de “construir” un partido único (armonizando con entes
encubiertos), previa “invalidación” del resto de las instituciones partidistas.
Siendo así, y asumiendo como en efecto es, que la incertidumbre es el mayor
enemigo de la inversión nacional y extranjera, cabe preguntarse si con las
dificultades fiscales de Venezuela aunado al terco empeño del
chavismo-madurismo de continuar inmersos en su modelo de economía socialista gatopardiana, ¿será posible desviarse de la irreversible hecatombe socioeconómica?
El gatopardismo en el
contexto político-económico venezolano, hace referencia a una apariencia de
cambio en “revolución” con la intención soterrada de auspiciar que todo
permanezca inalterable, hasta enfilar su
actuación hacia propugnar una modificación de nombres que no persigue en
esencia transformar la realidad como p.ej. “Democracia corrupta e ineficiente
por Socialismo del siglo XXI” o “Puntofijismo oligárquico por En Venezuela
manda el pueblo”; adornando su mentirosa propuesta con una vulgar substitución
del histórico norte constitucional de nuestra democracia por una engañosa
“Democracia participativa y protagónica, como una sutil diferenciación en pro
de capturar la esperanza del pueblo bajo el criterio según el cual “Si la
esperanza es el camino de la felicidad, vivir no es más que estar en camino”
(J. Selgas); lapidaria afirmación que a decir de ciertos connotados analistas
(que enteramente compartimos) explica en mucho que los pueblos sean como los
riachuelos, mansos y tranquilos al extremo de no representar peligro alguno,
hecho que facilita se les trate mal e inclusive se les ofenda atropellando su
dignidad. En lo que a Venezuela se refiere, se continua, con manifiesto
cinismo, haciendo uso del enfoque gatopardiano iniciado por H. Chávez quien en
temeraria comparación con el ilustre Simón Bolívar se atrevió a señalar que el
proceso socialista que estaba adelantando se correspondía con lo expresado por
el Libertador al momento del Discurso de Angostura (15/02/1819): “El sistema de
gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible,
mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.
A la luz del
presente, resulta una perogrullada afirmar
que el desastre de país al cual nos ha llevado el socialismo-comunismo
“revolucionario”, que entre otros hechos, ha inducido una brusca caída del PIB
ante una persistente recesión que ya abarca 12 trimestres consecutivos a sabiendas que una recesión que supere los 3
trimestres consecutivos equivale a entrar en el umbral de colapso que
experimentó EEUU en la denominada Gran Depresión de 1929. En nuestro caso, es
el resultado de la aplicación de un enfoque ideológico obsoleto y de
ineficiencia demostrada, que permanentemente intentan “ocultar” bajo un continuo gatopardiano; al extremo que la presunta revolución
chavista-madurista ha conducido a Venezuela hasta la mayor crisis experimentada
en la historia republicana, al punto de haberla “arrastrado” a la peor
ubicación en los principales indicadores internacionales. En tal sentido,
resulta pertinente citar al Fondo Monetario Internacional quien afirmó que las
economías de América Latina y el Caribe se expandirán un 1,2% en 2017 y un 2,1%
en 2018, con excepción de Venezuela que
continuará sumida en una profunda crisis económica en camino hacia la
hiperinflación, impulsada dicha crisis por una contracción de la actividad
económica que pudiera ubicarse en –6% en 2017 hasta inducir un crecimiento
negativo acumulado superior al 30%.
Tan indeseable
comportamiento, es en mucho producto del aumento del tamaño del Estado dentro
del contexto económico que “encendió sus motores” en un momento (que pensaron
infinito) cuando el precio promedio de nuestro crudo oscilaba unos $ 132/barril
en 2008 el cual descendió hasta $ 49/barril desde mediados del 2015 para una
caída del 169,3 % que puso al
“descubierto” la debilidad e imperfección del modelo socialista populista
profundamente gatopardiano que nunca fue orientado a suplantar el perfil
rentista de la economía (¡y de la población extensivo hasta gran parte del
sector empresarial!); y muy por el contrario se amplió el radio de acción de la
dependencia hacia el Estado y un mal gobierno. Vale acotar, que de las 511
“empresas” que en la actualidad son propiedad del Estado, 359 de ellas (70,2%)
fueron creadas o expropiadas entre 2001-2016, siendo que en el lapso 2006-2010
187 (52,1%) de esas 359 surgieron en esa etapa de recrudecimiento del
socialismo-comunismo; y de igual modo 370 de ellas (72,4%) ¡¡generaron pérdidas
durante 2016!! por un monto superior a Bs 1.290.000 millones al tiempo de haber
recibido más de Bs 500 millardos por concepto de Transferencias, en conjunto
con un financiamiento del BCV a PDVSA que superó los 5 billones de bolívares;
escenario que facilita “comprender” algunas de las múltiples formas como el
“proceso revolucionario” ha dilapidado más de $ 900.000 millones en su nefasta,
corrupta y gatopardiana gestión.
En fin, ha de
quedarnos suficientemente claro que la sobrevivencia de Venezuela depende
exclusivamente de una salida constitucional del actual “equipo de gobierno”
impulsada por una masiva y continua presión de calle. En tal sentido, alcanzar
el logro dependerá tanto de una superación de la sumisión ciudadana, como que
la reestructurada MUD no haga galas de un desenvolvimiento gatopardiano.
Jesús Alexis González
jagp611@gmail.com
@jesusalexis2020
@jesusalexisgon
Observatorio 2012
Miranda - Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario