TENEMOS 82% DE POBRES EN VENEZUELA
1845 una gran hambruna azotó a Irlanda, cuya población se alimentaba
básicamente de tubérculos (papas) y sus cosechas fueron destruidas por un
hongo. En cambio, en Etiopía la hambruna
se produjo a comienzo de la década de los 70 como consecuencia de una
prolongada sequía que –en medio de una atrasada agricultura feudal- redujo
sustancialmente la producción de alimentos.
También las guerras han sido causa de hambrunas, incluso confrontaciones
bélicas internas como la Guerra Civil Española trajo como consecuencia que unas
200 mil personas murieran de hambre en España.
Más recientemente, Venezuela fue el refugio de miles y miles de
inmigrantes europeos que huían de esa pavorosa realidad, luego de la segunda
guerra mundial. A esa inmigración le debemos mucho de nuestro crecimiento como
país y de esa riqueza cultural que hoy exhibe Venezuela. Pero no son los cambios climáticos, ni las
guerras, lo que ahora amenaza nuestra supervivencia sino un gobierno inepto,
autoritario, corrupto y de inocultable vocación delictiva. Resulta aterrador recordar el caso de la
URSS, cuya hambruna costó 3,5 millones de vidas y comenzó cuando Stalin inició
una política de colectivización de la agricultura -es decir “exprópiese”- y el
Ejército Rojo fusiló a los disidentes o los envió a campos de trabajo en
Siberia.
Hoy en el mundo mueren de hambre alrededor de 24.000 personas cada día,
de acuerdo a las cifras del Proyecto Hambre de la Naciones Unidas. Un 75 % de los fallecidos son niños menores
de cinco meses. Hasta hace poco era
imposible imaginarse a Venezuela como parte de esa dramática estadística pero
ahora las noticias sobre la muerte de infantes por desnutrición se han hecho
cotidianas. No ha terminado el primer
trimestre del año y ya se registran 13 víctimas fatales. Antes de la “revolución bonita”, la pobreza en
Venezuela estaba referida sobre todo a condiciones de vivienda y hábitat, no a
la prolongada escasez de alimentos o la imposibilidad de acceder a ellos. En nuestro país había pobres pero no había
hambre. En las bodegas del barrio se conseguía de todo y aún con dificultades,
el dinero alcanzaba para comprar la comida. Se vivía con limitaciones pero
incluso los muchachos en los barrios usaban zapatos de marca y en cualquier
rancho humilde había un buen televisor.
No se trata de ocultar aquella situación de creciente pobreza y la
desatención de los gobiernos pasados a la crisis social en desarrollo. Al
contrario, de aquellas aguas vienen estos lodos. Sobre esa demanda insatisfecha y el
descontento, se montó la retórica populista y demagógica de quienes hoy ejercen
el poder.
La tragedia es que ahora tenemos 82% de pobres en Venezuela, más de la
mitad de la población está en pobreza extrema y este gobierno indolente es
incapaz de admitir la crisis humanitaria, de reconocer que está inhabilitado
para superar la crisis porque es también incapaz de generar confianza, promover
inversiones y convocar a las fuerzas productivas para reactivar la economía
nacional. En el año 2016, un 75% de la
población refirió pérdida de peso no controlado (sin querer) en un promedio de
8,5 kilos. ¡Hay hambre en Venezuela¡ Las cifras explican la cruda imagen de la
gente buscando comida en los basureros, evidencian la desgracia que ha
significado la revolución chavista y hacen del cambio una causa de lucha
humanitaria. #Unidad
Richard Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova
Colegio de Ingenieros
Movimiento Progresista
Caracas-Venezuela
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