Durante esta semana se
percibía cierta calma en las ciudades del país, o más bien un ambiente de
velorio luego que el oficialismo se apoderara de casi todos los Concejos
Legislativos tras la ausencia de la oposición.
Pero esa tranquilidad
resultó algo alterada por protestas que se producen desde los seguidores de la
revolución y su clientela electoral. Un ejemplo de ello lo vimos cuando los
perniles, ofrecidos y destinados a los sectores populares, no llegaron en su
totalidad, reducidos a la mitad o “desviados” en el camino para ser vendidos en
el mercado negro.
Algunos analizaron esos
episodios como un símbolo de la degradación social en la que el Gobierno ha
reducido a gran parte de la población para su sometimiento, mientras otros lo
asumen como una manifestación más del descontento de un pueblo hambriento.
En todo caso, un país
sometido a una extrema hiperinflación que cerrará por encima del millón por
ciento, una industria y producción de alimentos casi paralizada y una
corrupción en las cúpulas de poder que se pierde de vista, manifiesta su drama
por diversas vías, aunque dada la enorme represión ante ellas, éstas sean
discretas y atomizadas.
De allí que desde el
mismo chavismo, vimos, ya no solo a los que protestan por el pernil o por la
caja CLAP de alimentos que se pierden en el camino sino que también el efecto
crisis se manifestó también desde personajes de la élite política, que aún
ostentando privilegios por su cercanía al poder, comienzan a expresar su
desencanto por lo que está haciendo Nicolás Maduro con Venezuela.
Uno de ellos fue el
destacado miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, Julio Escalona, quien,
en una sesión de la ANC en la que se aprobaba, ilegítimamente, el presupuesto
de la Nación, expresó: “los que andamos en la calle llegamos al borde del
insulto. La gente está molesta con nosotros porque considera que no estamos
haciendo nuestro trabajo″. Una afirmación como esa es algo normal en un
parlamento democrático, en un país democrático, expresado por un político del partido
de Gobierno, pero no es así en Venezuela y menos desde un organismo monolítico
creado por el Gobierno de Maduro para sustituir a la legítima Asamblea
Nacional, establecida por el voto popular.
Pero lo más curioso de
su alocución que era transmitida en vivo y directo por los canales del Gobierno
es que inmediatamente el ex comandante guerrillero fue sacado del aire. Es así
que otra importante personalidad del chavismo, Maripili Hernández, ex ministra
de la juventud, comentó en su twitter que la Asamblea Nacional Constituyente
como que no es tan plenipotenciaria, señalando el episodio en el cual el
emblemático dirigente fue sacado del aire “por hacer críticas” agregando que
“por fin había debate en la ANC y no discursos pre elaborados en oficinas”.
Desde Roma también saltó
la voz disidente de uno de los más férreos defensores de la revolución y pieza
clave del chavismo en los 15 primeros años de la revolución, Isaías Rodríguez,
ex fiscal general y ex vicepresidente y miembro de la Asamblea Nacional Constituyente
(ANC).
Desde su posición como
embajador declaró al portal “Supuesto Negado” que la ANC “de ser una
institución extraordinaria y emergente, ha pasado a ser un Poder Constituyente
centralizado, dirigido por el poder constituido”. Señaló Rodríguez que “cuando
se eligió el camino de la ANC el país votó por la paz y la solución del
problema alimentario; contra el acaparamiento, la inflación, el contrabando, el
acceso a la cesta diaria y la posibilidad de vivir dignamente con sus salarios
y su remuneración y esto muy poco se ha conseguido, y para algunos, la
situación no solo es peor sino que tiende a agravarse”.
Pero lo más destacado
fue el editorial de José Vicente Rangel, quien a pesar de que disfruta de un
extraordinario nivel económico sentenció: “Insoportable el costo de vida.
Imposible callar ante el fenómeno que azota por igual a todos los habitantes de
este país, sin excepción, sin distingos sociales y políticos. Los venezolanos y
las venezolanas estamos contra la pared. No hay ingresos, sueldos o salarios
que soporten los obscenos incrementos de los precios de los artículos de
primera necesidad o la dramática situación que se presenta con los precios de
los medicamentos (…) lo que sucede en el país no tiene explicación y lo
confirma el silencio a la hora de ensayar algunas cada vez más retorcidas y
forjadas en el universo de la fábula. Ninguna convence. Ni las que dan los
voceros del Gobierno ni las que dan los empresarios y menos aún motivadas por
la reacción de los consumidores abandonados a su suerte, sumergidos en una
suerte de desesperación sin salida. (…) a estas alturas de la crisis resulta
imposible vivir de ilusiones provenientes de promesas reiteradamente
frustradas.”
Desde luego no esperamos
que desde estos voceros se produzcan propuestas sensatas que sean escuchadas
por Maduro, pero sin duda, es de destacar que la crisis y el cuestionamiento a
lo que ha hecho el gobierno está llegando también a las élites que han sido
factores privilegiados en el chavismo.
Francisco Olivares
@folivares10
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