Aquella tarde del 23 de diciembre de 2009, en una de sus habituales
cadenas de radio y TV, Hugo Chávez no pudo seguir evadiendo la gravedad del
problema que asolaba al país por la crisis de energía eléctrica que en
realidad, mucho mas allá de la sequía del “Niño” de aquel momento, la había
causado su gobierno al no ejecutar las obras de inversión en plantas
termoeléctricas para equilibrar y complementar el aporte del maravilloso
sistema hidroeléctrico del Caroní (Guri y las Macaguas más Caruachi y el
proyecto Tocoma) diseñado, construido y administrado con altísima calidad
técnica y gerencial por CVG y Edelca a lo largo de 40 años y 8 gobiernos en
continuidad administrativa.
Ciertamente, ese sistema de presas que todos habitualmente llamamos
simplemente Guri, era una maravilla para generar mas de 14 mil mw de energía,
limpia, barata y confiable, que se distribuían por toda Venezuela mediante una
enorme red de transmisión y distribución y el Sistema Interconectado Nacional
al que aportaban algunas plantas de Cadafe y la también magnífica Electricidad
de Caracas.
Y estaba proyectado para llegar a 17 mil MW al terminar Tocoma
Ese aporte de Guri, las Macaguas y Caruachi, podía cubrir
aproximadamente entre el 60% y el 70% de la demanda nacional de energía lo cual
es un milagro que muchos países desearían tener.
Era “La mano de Dios junto a la mano del hombre” a las que aludió el
poeta y escritor Don Pedro Berroeta algunos años antes en una visita a Guayana.
Termoeléctricas como complemento
Sin embargo, esa maravilla requería complementos, sobre todo para épocas
de sequía y años “Niño” cuando era necesario reducir el aporte del lago de Guri
para preservarlo
Todo estaba planificado con minuciosidad en aquella Edelca y en todo el
sector eléctrico con Cadafe.
Plantas termoeléctricas en varias regiones y algunos pequeñas
hidroeléctricas en Los Andes.
Ya existía la mas grande de todas: Planta Centro, cerca de Morón en
Carabobo, para 2 mil MW pero que ya requería refacciones grandes y la original
Tacoa de la Electricidad de Caracas, la pionera eléctrica del país, más algunas
otras.
En 2002, Edelca y la gente de Opsis entregó a Chávez un informe completo
no solo con el análisis, sino con las soluciones y sus proyectos
Lo mas importante: ejecutar Tocoma la cuarta hidroeléctrica del Caroní
para 2.700 MW. Refaccionar Planta Centro y disponer de nuevo de sus 2 mil MW
para todo el centro norte y centro occidente. TermoTuy para blindar, junto a
Tacoa de EDC, la gran Caracas y aledaños, TermoSucre junto a Cumaná para
garantizar toda la energía desde Píritu a Irapa pasando por Barcelona, Puerto
La Cruz, Cumaná y Carúpano.
Y varios proyectos más. En todos esos sitios seguiría llegando la
energía limpia y confiable de Guri y el Caroní, pero esa energía térmica
aportaría el complemento y el “extra” indispensable.
Mas aporte en épocas de sequía o de período de alto consumo. Menos en
temporadas bajas.
Mega corrupción
Entre 2002 y 2009, el gobierno de Chávez hizo muy poco, casi nada, de
todo aquello. Indolencia, indiferencia y algunos “guisos” fueron lo dominante.
Llegó la crisis de 2009 producto de un severo año. Niño que hizo descender
gravemente el Lago de Guri por la sequía y la sobreexplotación de sus aguas
debido a que no se ejecutaron las obras termoeléctricas.
Cuando ya tenía “el agua al cuello”, fue que Chávez y su “alto mando”
(¿?) se ocuparon del asunto. Guri se acercaba peligrosamente al punto de
colapso.
Entonces implantaron aquel plan de racionamiento que recordamos. Horas
de apagones programados en cada región. Pero no bastaba. Todo por haber sido
indolentes durante siete largos años al programa de obras eléctricas que
estaban totalmente planificadas.
Apagón ordenado por Chávez, entonces, ordenó tumbarle cerca de 2.500 MW
a la industria de Guayana. Porque no quería imponer racionamientos en Caracas
por el costo político que conllevaba y sobre todo porque era imposible ejecutar
en meses las obras que ellos dejaron llenar de telarañas por siete años.
El 23 de diciembre de 2009, en cadena nacional dio la orden: apagar más
de la mitad de los hornos eléctricos de Sidor aunque eso significara una grave
escasez de hojalata, cabillas, tubos y laminados de acero con lo cual muchas
industrias en todo el país tendrían que reducir su actividad a casi cero.
Lo más grave: Chávez dio la destructiva orden de clausurar y desmantelar
las viejas Líneas I y II de Alcasa con sus casi 200 celdas de reducción
electrolíticas.
Y apagar 400 celdas de reducción en la moderna Venalum, es decir, el 44%
de la empresa, aunque ya en los años previos, la robo-lución venia mermando la
productividad y las finanzas de ambas compañías.
Solo que ese era un golpe demoledor, muy destructivo. Era liquidar mas
de 250 mil toneladas/año de aluminio, enviando las finanzas de ambas empresas y
las de no menos de un centenar de empresas transformadoras en todo el país al
acabose.
Lo peor es que apagar esas casi 600 celdas entre ambas empresas era
liquidarlas, porque una celda nunca se puede apagar pues se daña
irremisiblemente y hay que reconstruirla totalmente desde cero a un costo
enorme.
Esas celdas deben estar encendidas y produciendo las 24 horas de los 365
días del año. O se pierden.
Varios técnicos de Venalum elaboraron un informe técnico que le
entregaron a varios ministros para que llegara a Chávez. No solo advertían de
la magnitud del daño sino que ofrecían una solución parcial: no apagarlas del todo
y aunque no usaran toda la energía eléctrica necesaria para producir se
mantuvieran con un encendido mínimo para no perderlas.
La respuesta de Chávez fue la del militar autoritario, embebido del
poder sin límites. “Cumplan la orden de apagar todo lo que ordené”.
La noche del 28 de diciembre de 2009, aprovechando la desmovilización de
la fecha y miles de trabajadores en vacaciones para impedir protestas, los
gerentes rojos, casi todos forasteros impuestos, con algunos sindicalistas
psuvistas apagaron todo aquello. Un verdadero crimen. Mucha gente lloró en
Guayana.
En las semanas siguientes se desmantelaron y “chatarrearon” con saña,
las máquinas e instalaciones de las Líneas I y II de Alcasa. Dos enormes
galpones quedaron vacíos. Nunca más podrían rehacerse.
Las 400 celdas de Venalum, repartidas por grupos entre las 5 líneas de
producción, jamás se reconstruyeron. El declive económico y financiero se hizo
indetenible. Fue un golpe mortal.
Ambas empresas, al pasar los meses y años siguientes, comenzaron a
perder más y más celdas sin tener finanzas para rehacerlas.
Chávez y su destructor “alto mando” hicieron anuncios de las obras
eléctricas que por siete años habían abandonado. Ahora “si harían” Tocoma,
TermoSucre, Termo Tuy, TermoZulia. Reconstruir Planta Centro. Y mucho bla bla.
Pero casi nada se ejecutó. Principalmente fueron enormes “guisos” y
contratos donde los jerarcas del régimen, sus testaferros, amigotes y
“enchufados” se enriquecieron groseramente. Abrieron jugosas cuentas en cientos
de millones de dólares (mientras cantaban en los “Aló” y las cadenas que ser
rico es malo) y compraron fincas, oficinas y apartamentos de lujo, yates y
aviones en “el imperio”, Suiza, Andorra, España, Punta Cana, los paraísos
fiscales, mientras hacían propaganda contra el “malvado capitalismo” y el
“horrendo imperio”.
Instalaron unas inútiles térmicas en Sidor (hoy desmanteladas y que
jamás produjeron nada Ni siquiera encendieron un bombillito) y casi dos docenas
de miniplantas “de generación distribuida”, en todo el país, que casi nada
aportaban y hoy están en su mayoría cerradas e inservibles pero fueron tremendo
negocio para los Castro en Cuba.
Una empresa de la Cuba castrista tuvo el contrato de importación de esas
miniplantas que en realidad solo están diseñadas como plantas de emergencia
pero Chávez y los cubanos las “vendieron” como soluciones para las ciudades
aunque sus miniaportes eran de 5MW o similares.
Tocoma jamás se terminó y los amigos lulistas y kirchneristas con sus
socios de grandes empresas capitalistas de allá, hicieron pingües negocios.
En 2011 Chávez anunció en Tocoma que en septiembre de ese año entraría
en servicio la primera turbina. Todo fue coba electorera. Casi nada -salvo
malbaratar miles de millones- se hizo en el resto de los proyectos
termoeléctricos.
Los bolichicos y Derwick, pero no solo ellos, se llenaron de contratos y
muchos millones de dólares pero ninguna obra se terminó.
La crisis eléctrica de hoy no es peor porque no menos de cuatro mil MW
no se usan por la destrucción de la industria, tanto la de Guayana como la de
todas las zonas del país. Empresas cerradas o semiparalizadas.
En Guayana, al llegar el final de febrero de este 2019, la ruina era
casi total. Los años de Maduro han sido infinitamente destructivos. Empeoraron
todo a niveles increíbles. El abandono fue peor.
Meses de protestas de calle de miles de trabajadores, en los finales de
2018 no lograron torcer al régimen aunque lo desnudaron en su ruina anti patria
y en su condición del peor violador de derechos laborales.
Cientos de atropellos y la prisión ilegal e injusta de Ruben González de
Sintraferrominera, resaltan.
Sidor tiene siete meses sin hacer ni una colada de acero, por lo cual
tampoco hay producción en sus trenes de laminación, de barras, ni de hojalata,
tubos ni planchones. Y ya en 2017 y mitad de 2018 “producía” a menos del 10%.
Sidetur, planta Casima, estatizada en 2010, tiene 20 meses en cero.
Totalmente paralizada.
Ferrominera produjo en el 2018 el 12% de su capacidad habitual.
Bauxilum tiene 19 meses paralizada. Ni un gramo de alúmina pero los
“enchufados” han aprovechado generosos negocios de importación.
Alcasa tenía para ese final de febrero, apenas 14 celdas activas de las
386 que le quedaban de las líneas III y IV. Un 3% aproximadamente. En otras
palabras, la gestión de la robo-lución acabó con el ¡97%! de la capacidad de
producción.
Venalum, la otrora “Gran Planta” estaba reducida a 59 celdas de sus 905,
un 6.5%, o sea, 93% menos.
Todo en ruinas. Nunca tuvimos menos patria que en estos tiempos del
“plan de la patria”. Retrocedimos no menos de 60 años. La pérdida de soberanía
nacional es brutal.
El apagón madurista,
La ruina económica y social en Guayana y en el resto del país, por las
cientos de empresas que transformaban productos de acero y aluminio y a su vez
eran los proveedores de muchas más empresas en áreas tan diversas como
alimentos, eléctrico, automotriz, construcción, electrodomésticos,
metalmecánicas y más.
En ese estado de ruina, pero respirando para sobrevivir, les llegó a las
industrias básicas de Guayana el apagón madurista del jueves 5 de marzo.
El resultado de años de abandono del mantenimiento tanto en Guri como en
las líneas de transmisión.
El resultado de haber acabado con Edelca para crear el monstruo
burocrático centralista de Corpoelec.
El resultado de haber despedido y/o haber empujado a la emigración a
cientos de técnicos y trabajadores de alta calificación.
El resultado de todas las obras termoeléctricas e hidroeléctricas
complementarias del Sistema Eléctrico que no se ejecutaron con miles de
millones perdidos en corrupción.
El apagón en las industrias fue de primer momento de unas nueve horas.
Las celdas de reducción electrolíticas que quedaban en Alcasa y Venalum, se
dañaron. Ambas empresas quedaron en cero. Ya no pueden producir nada. La
gerencia roja de la empresa ordenó impedir el ingreso de trabajadores, salvo
una lista seleccionada. No quiere reclamos ni protestas. Suspendió lo poco que
queda de transporte de personal.
Es posible que en los próximos meses en Venalum pudieran entrar en
servicio una docena y media de celdas que estaban en refacción. Un 2% de la
capacidad de la empresa en el mejor de los casos. Aunque eso es solo una
posibilidad dada la magnitud de los daños en varias áreas complementarias.
Solo por eso quizás no pueda hablarse de muerte total pero la ruina que
inició la robo-lución en aquel momento decisivo de la orden destructora de
Chávez de diciembre de 2009, ha tenido un nuevo y grave escalón.
Reconstruir el Sistema Eléctrico y la capacidad de generación de energía
hidro y termo eléctricas serán tareas fundamentales de los nuevos gobiernos a
venir en el regreso de la democracia.
Reconstruir a Ferrominera, Bauxilum, Sidor, Sidetur, Alcasa y Venalum
como empresas base de una enorme cadena productiva y económica en todo el país,
también será fundamental. Indispensable. Sin acero y aluminio no hay
desarrollo.
Lástima que el daño a la patria y a la soberanía nacional sean tan
hondos.
Damián Prat C.
@damianprat
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