Estamos inmersos en los últimos días de un gobierno infame, calculador y despiadado. Su inconmovible postura y su desmesurada indiscreción para la farsa rebasó la tolerancia de cualquier negociación. El 30 de abril se esperaban los resultados finales. Se adelantaban los acontecimientos y se programó un resultado confortable, sin muertos por doquier y sin un quebranto nacional.
Para lograr tamaña hazaña, se pactó la huida de Maduro por medio de la rendición dispuesta del ministro de la Defensa. Pero Vladimir Padrino López es experto para las artes del engaño y la fanfarronada, capaz de dialogar con los dos bandos y quebrar a su antojo, los postulados de la rectitud y la palabra empeñada.
No sucedió lo esperado. Las tropas castrenses no se replegaron ni asumieron la constitución como estandarte. Un grupo se atavió con un pañuelo azul en el rostro y puso el pecho para demostrar que todavía quedaban resabios de coherencia militar. Pero eran pocos. No estuvo la venía del alto mando para demostrar algún indicio de buenos modos en el contingente militar.
La gente salió a defender esta nueva oportunidad de libertad. Los rumores se esparcieron y se generó zozobra y crispación en todos. Comenzaron las arremetidas de los colectivos violentos, defensores de la tiranía. La Guardia Nacional afecta a Maduro y, a mi modo, con miembros cubanos de verde oliva, arremetieron de forma despiadada contra un pueblo con aplomo. Unos jóvenes indefensos, atisbando piedras y gallardía, se enfrentaban a las lacrimógenas y los perdigones de la dictadura.
El mundo se hallaba boquiabierto por las vejaciones de calle hacia ciudadanos indefensos. Una tanqueta sobrepasó los linderos de un corazón resuelto. Atropelló a mansalva a personas descubiertas sin transar en lo indebido de la muerte. Estoy seguro de que era conducida por un militar cubano. Recordemos que los soldados están preparados para defender la patria del enemigo. Estos isleños ven a los ciudadanos venezolanos desamparados como sus adversarios y no pierden un segundo para acallarlos con violencia y muerte.
EEUU comprendió que los pactos de caballeros no pueden entablarse con los facinerosos del régimen. Las concertaciones duras van a darse en los próximos días. El pasado viernes se reunieron los líderes de la seguridad norteamericana en el Pentágono. Sin mayores discreciones, el temario era la evaluación actual sobre la situación en Venezuela y el estado de la planificación de las opciones militares.
Igualmente, Trump sostuvo una conversación telefónica con Putin por más de una hora, sobre varios acuerdos respecto a la patria de Bolívar y cómo se resolverán los 20 mil millones de dólares adeudados por parte de la dictadura. Ya se habla de un préstamo mayúsculo hacia Guaidó para reconstituir la economía.
Creo que Rusia le acusó recibo a la solicitud y se generarán arreglos determinantes. Ya se hablan de soluciones positivas y posiblemente, en muy poco tiempo, Maduro no contará con el apoyo del Kremlin.
El secretario de Defensa norteamericano -quien canceló un viaje a Europa en el último minuto debido a la situación en Venezuela-, Patrick Shanahan, expresó con alegatos firmes que su gobierno “maneja opciones militares para Venezuela, adaptadas a las circunstancias en el terreno”.
Esa premisa tiene validez, cuando se observó el pasado viernes, a un avión de la Armada de los Estados Unidos recorriendo las costas venezolanas. Esto le presta crédito a la certidumbre de que pronto vendrá decisiones contundentes sobre la usurpación en el país y los arreglos necesarios para el acomodo nacional.
El Grupo de Lima se reunió con apremió ante la eventualidad del movimiento cívico militar del martes. Se declararon en sesión permanente. Consideraron encontrarse en la fase decisiva del proceso de recuperación democrática y cese de la usurpación de nuestro país. Condenaron la represión e instaron al Grupo de Contacto Internacional a un encuentro urgente para lograr el retorno de la democracia.
La Operación Libertad es una realidad y no un intento frustrado. Ya las opciones no solo están sobre la mesa, sino que comienzan a moverse como jugadas estratégicas. Los gobiernos de Canadá y Cuba tuvieron un acercamiento para trabajar en conjunto para buscar una solución a nuestra crisis. No son en todo caso, espejismos o monserga sin fundamento. Veremos una ensalada justa entre acciones diplomáticas y resoluciones contundentes.
El régimen tiene sus días contados. No sé si Maduro se irá a Siberia, La Habana o Punta Cana. Tampoco si saldrá con los pies por delante o atenazado por las esposas. Los vaticinios por ahora son los correctos y las disposiciones aceleradas apuntan a un cese definitivo de esta tormenta roja de dos décadas. El planeta entero se mueve con rapidez, mientras un pueblo acongojado y valiente arriesga la vida en las calles con la esperanza firme de recobrarle el sentido a la justicia.
José Luis Zambrano Padauy
zambranopadauy@hotmail.com
@Joseluis5571
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