LA RESISTENCIA Y LA LUCHA CONTRA LA GLOBALIZACIÓN
Los que no aceptamos tal dominación que se da tanto en los países capitalistas como los llamados socialistas, podemos desalojar el presente modelo tan inhumano en el teatro de la unidad latinoamericana retomando el planteamiento de Bolívar, que para muchos hoy día rendidos y resignados y acobardados pareciera una utopía y se resignan a vivir en esclavitud. Utopía vs globalización, pasa obligatoriamente por un proceso de lucha revolucionaria, de construcción, de debates y discusiones permanentes, que han de llevar a la emancipación de nuestros pueblos, para dar origen a un nuevo modelo civilizatorio propio. Modelo civilizatorio que no puede estar sentado en las viejas civilizaciones conocidas hasta ahora que hasta el momento la humanidad ha vivido, en el espacio histórico concretó de la dominación, en ese continuo histórico, incluyendo aquí, los mal llamados socialismos. Socialismos que naufragaron producto de que tales revoluciones fueron y son anexos de los intereses del capital, atrapadas y amarradas de quienes pretenden seguirse repartiendo el mundo, donde destacan con mayor voracidad rusos, chinos, ingleses y norteamericanos, en nombre de un socialismo y un capitalismo que humilla la dignidad de los pueblos y que hoy ya no tiene argumentos y razones para seguir existiendo.
Las experiencias del mal llamado socialismo, mostraron en la práctica los mismos mecanismos del capitalismo, la acumulación originaria de capital, se obtenía de la misma forma, extrayendo incluso plusvalía del trabajo asalariado y reservando la propiedad privada de los medios de producción, a una burocracia estatal colectivista que se reparte el botín con el capital privado.
Esos socialismos, convirtieron el capitalismo en una especie de hibrido que en Venezuela se sintetiza y concreta en las llamadas empresas mixtas, donde el capital privado y el capital del Estado se dan la mano y donde la población no palpa, ni siente, ni recibe el beneficio, pero si lo ve una clase gobernante, que se burocratizó y corrompió hasta los tuétanos en el ejercicio del poder.
Nos llegó la hora, de sacudirnos el eurocentrismo que durante muchos años ha prevalecido entre nosotros y de crear nuestros propios modelos de unidad, capaces de buscar los caminos que nos conduzcan a encontrarnos con nosotros mismos.
Concientizar, estudiar, investigar, crear un corpus teórico propio donde nuestra identidad este siempre presente, crear nuestra propia ciencia y tecnología, impulsar una revolución agraria integral ecológica y en armonía con la naturaleza, para la producción de alimentos. Reencontrarnos con nuestra identidad cultural, generar nuestras propias políticas comunicacionales, inculcar en nuestra gente valores como la solidaridad entre los pueblos y los seres humanos, el bien colectivo, el respeto a la dignidad de hombres y mujeres, a recuperar nuestra espiritualidad y religiosidad hoy aplastada y clandestina, por la influencia anglo- americana, el bien común, a la justicia social, cambiar el modo de producir, el concepto de trabajo, en otras palabras, abrir un espacio para la convivencialidad, con mucha poesía, mucho humanismo, mucha comunión para poder encontrar los caminos, los nuevos espacios convivenciales entre los hombres y mujeres.
Todo esto es parte de la estrategia emancipadora y de esta guerra a muerte que debemos librar los latinoamericanos, para poder tener el derecho moral, social, político a pensarnos como una gran patria, nación y pueblo.
No se trata de hablar de unidad para producir en aras de satisfacer nuestras necesidades solamente, es unificar en los planos jurídicos-políticos, culturales, ecológicos, económico-social, nuestros pueblos, no olvidando nunca que la emancipación de nuestro continente, pasa por emancipar nuestra propia conciencia y quien se une prevalece. He ahí, la utopía que intentaron materializar nuestros próceres con la guerra de la independencia y que ahora es la gran tarea de nuestras naciones dejada por Bolívar, de lo contrario a mediano y largo plazo se perecerá, ante las políticas salvajes y genocidas de la globalización.
Hay distractores, muchos distractores para desviar la atención sobre nuestro enemigo principal representado en el paradigma globalizador, el caso venezolano es un ejemplo claro de esta situación, mientras tienen un pueblo dividido, unos a favor de los rusos y otros a favor de los norteamericanos, los mismos siguen saqueando la república y el Arco Minero es realmente el objetivo de esos conglomerados y al pueblo lo tienen entretenido en un teatro siniestro, donde lo único que se pide es que se vaya Maduro y que se quede Guaidó, ambos títeres del gran capital y de sus respectivos conglomerados, en esta tragicomedia que vive el pueblo venezolano.
Enrique Contreras Ramírez
@enriqcontrerasr
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