Todos los días somos noticia; nunca antes como en los dos últimos años nuestro país había tenido tanta cobertura en la prensa internacional.
La noticia más reciente que a muchos conmovió dentro y fuera de nuestras fronteras fue la muerte del niño Erick Altuve, de los cuatro niños que por diversas causas murieron en el mes de mayo en el Hospital “JM de Los Ríos” de Caracas.
Esperanza perdida, larga espera, diez de sus once años, en compañía del dolor, tristeza, soledad, con un sin número de preguntas jamás respondidas. Aún así, esperando aliviar su pena con las promesas que sus médicos no pudieron honrar, porque el gobierno de turno, insensible al dolor y las penurias de nuestros niños, no tuvo compasión para aliviar el sufrimiento de Erick. Solidaridad de la ciudadanía pudo haber sido mayor, la convirtieron en silencio perturbador ante el sufrimiento de Erick y sus compañeros de desgracia y abandono. Tampoco pudieron los ruegos de la madre de Erick que junto con otras de ellas, luchando por similar causa, clamaron por recursos para la atención oportuna y digna de los niños que conviven miserias en aquél centro asistencial.
¿Heroicidad la de Erick Altuve? No, nada de estoicismo, en realidad se trata de su triste aprendizaje de la vida, es en cambio testimonio de fortaleza y resistencia de nuestros niños GOBIERNO ante la irresponsable y cruel actitud de quienes gobiernan nuestro país. Tampoco podemos dejar de lado, esa falta de sentido real y oportuno de la solidaridad que de nosotros se ha extraviado. En todo caso, la muerte de Erick pudo haberse evitado, pues el trasplante de médula ósea, tratamiento que necesitaba para curar el padecimiento que truncó su temprana existencia, no fue posible realizarlo, porque el centro asistencial que lo albergaba no disponía de los recursos ni condiciones para garantizar el éxito del mismo. Es un procedimiento que desde hace varios años realizan médicos especialistas venezolanos, uno de tantos aportes de la medicinaque en las dos últimas décadas ha experimentado retroceso en más de cuarenta años ¿Culpables por la muerte de Erick? muchos la comparten, ellos lo saben. Sin embargo, son otros los señalados, no sólo por ésta, sino también por la de miles de niños que han entregado sus vidas por diversas causas. Pues bien, ojalá no compartan igual destino quienes con fresca esperanza, esperan auxilio para sin demora salvarlos de muerte inminente. Esto no debe ocurrir, porque tenemos médicos y profesionales de la salud capacitados para rescatarlos, al mismo tiempo que a millones que viven en peligro constante por el acoso del hambre, la desnutrición y la miseria que día tras día los acompañan.
¡Oh, ironía!…tal vez olvido…o imperdonable indiferencia¡…en todo caso, “como muestra de su preocupación” el martes 04 de junio el presidente Nicolás Maduro Moros reunió algunos de sus ministros con integrantes del Alto Mando Militar para instalar el Consejo Nacional de Defensa; quizás para recordarnos que estamos en guerra, y el enemigo acecha: los venezolanos de pensar y sentir distinto al suyo. Con tal demostración de fuerza pretendió justificar cuantiosos recursos para adquirir aprestos militares y comprar más armamento. Considero pertinente preguntar al Señor Presidente, a su ministro del PP para la salud y a quienes lo acompañaban en aquél acto, si por casualidad conocen el documento Emergencia Humanitaria Compleja en Venezuela-Derecho a la Salud-Reporte Nacional, Septiembre 2018, que en su presentación expresa: “El motivo de este trabajo es prepararnos de manera efectiva y eficiente, para atender la compleja situación que la población venezolana está sufriendo por el retroceso en su condición humana, de pobreza, miseria, hambre y muerte, que los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro han causado por sus erradas políticas económicas y sociales”…
En la introducción de este valioso documento sus autores expresan lo siguiente: “El presente reporte sobre la Emergencia Humanitaria Compleja en el Derecho a la Salud, responde a una metodología interdisciplinaria que reunió a múltiples actores informados para compartir, contrastar y fundamentar datos sobre la situación del derecho a la salud en Venezuela, haciendo hincapié en la escala, intensidad y severidad de los daños a la salud y la vida de la población y su relación con los impactos sobre las capacidades sanitarias del país”; y nos recuerdan: “La responsabilidad de cumplir las obligaciones del derecho a la salud es del Estado”.
Con la mirada puesta en gobiernos supuestamente amigos del nuestro: las grandes potencias y otros con importantes inversiones en nuestro país ¿Acaso existe en ellos verdadera preocupación por nuestra existencia y nuestros problemas? ¿Por qué ese renovado interés foráneo por nuestro país? ¿Quizás porque se repite que somos el país más ricos del mundo?...pues así lo remarcó el Presidente en aquél acto para instalar el Consejo Nacional de Defensa, proyectando su fantasía de grandeza, al mostrar datos sobre reservas certificadas en oro, diamantes y minerales de alto valor estratégico, entre otros uranio y coltan…¡no es otro que el paraíso donde el DORADO dejó de ser leyenda! Verdad para los aventureros y oportunistas, propios y foráneos… ¡ilusión de la riqueza para los venezolanos!…
Retorno al documento citado previamente para remarcar algunos datos que permiten aproximarnos a nuestra triste realidad en materia de salud: “Al menos 60% de la asistencia médica disponible en 2011 se perdió entre 2012 y 2017; prestada por servicios de salud públicos al 82% de la población usuaria”. †El riesgo de fallecer en un hospital público es muy alto, causando extrema vulnerabilidad a las personas por la precariedad de las condiciones de atención. †En 66% subió la escala de muertes maternas y en 30% las infantiles de 2015 a 2016.Siguen en ascenso hasta 2018, con los agravantes de la desnutrición y las epidemias. †2.500 de 15.000 personas que se dializan por deficiencias renales, fallecieron entre 2017 y 2018 por las fallas, contaminación, déficit y cierre de las unidades de diálisis.
En uno de esos escenarios transcurrieron los últimos días de Erik Altuve y con él los de miles de niños venezolanos. ¿Dónde estábamos nosotros mientras este drama se desarrollaba? ¿en la acera de enfrente? ¡cada quien en lo suyo! tal vez en una de las interminables colas que como menesterosos impenitentes nos obligan a cumplir para la compra de gasolina, gas doméstico y alimentos; días que algunos tornan festivos tal vez para soportar el castigo cotidiano, o por desviado comportamiento. Y algo que a todos debiera preocuparnos, la escasa presencia solidaria de la ciudadanía al lado de las madres, personal de enfermería y médicos que durante días reclamaron atención urgente para aquellos niños. El final, Erick y su dolor: sólo, en compañía de lágrimas y amor materno escapó de la realidad que oscurece y perturba nuestras vidas. Se fue, sus manos sujetando la cola de un papagayo, en compañía de otros niños, guiados por avesde múltiples colores.
Jesús Alfonso Osuna Ceballos
jesusosuna.oc@gmail.com
@oc_osuna
Merida - Venezuela
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