Hay más de dos chinas, una con la población más numerosa del mundo, 1 millón, 350.000 aproximadamente, multiétnica y pluricultural, en un vasto territorio, sin contar con otros miles de cientos desperdigados por nuestro planeta por causas de una violenta guerra civil desencadenada en 1927 y la consecuente imposición de un modelo político, social , económico hegemónico, marcado con el hito histórico de la creación de la República Popular China en 1959, originando la diáspora más conspicua de la historia de la humanidad, con una avalancha poblacional de más de 60 millones de personas diseminada por el sudeste asiático, Europa, Rusia, África, Oceanía y, por supuesto, en América, cuyos iconos son los Barrios Chinos foráneos de Los Ángeles, y Manhattan, en Lima, Ciudad de México, Buenos Aires, y otros países latinoamericanos, y también en Venezuela, en los años tempranos del siglo XX, mucho más significativos de las migraciones anteriores y posteriores.
Se corresponde con la canción tradicional, ejecutada y cantada por conocidos grupos musicales y cantantes, como Thalía, Enrique y Ana, Topo Gigio. entre otros, la conocida melodía en El Bosque de la China Y la China a la que me quiero referir en esta aventura seudoliteraria, humorística, musical, cultural y étnica, En Bosque de la Cina, una China se Perdió, sobre la que pretendo hacer una exégesis de algunos interrogantes que alborotan mi mente, respecto al por qué la chinita se perdió, triste y temerosa toda vez que había muchos de ellos acosados por la turbulencia y persecución. Y el por qué querría estar solita al rechazar repetidamente el perdido que finalmente la convenció y logró juntar sus opiniones
Y de la otra China posterior, convertida en una nación `poderosa y soberana que igualmente se ha venido expandiendo sigilosa pero con seguridad como una hiedra por el resto del mundo, lo que me genera la interrogante si ha logrado insertarse a sus nuevos hogares, posiblemente no, formando enclaves herméticos, e involucrándose en actividades varías y `prominentes en nuestro nación, con la anuencia de la gobernanza y la exclusión de sus propios habitantes, a sabiendas, con certeza, lo que hacen, cómo viven, y disfrutan de nuestras riquezas, toda vez que criticaron los campos americanos en la explotación petrolera que por décadas nos permitió soñar con un país mejor, desarrollado y de bonanza
Estas son las conclusiones contradictorias de este examen que me permito presentarles en esta nueva INFANTILADA LITERARIA con el permiso de Cervantes y Andrés Eloy Blanco y sobre todo de Aquiles Nazoa que barajó la erudición con humor y picardía:
´´En un bosque de la China, la chinita se perdió, como yo andaba perdido, nos encontramos los dos. Era de noche y la chinita tenía miedo, miedo tenía de andar solita. Anduvo un rato y se sentó, junto a la china, junto a la china me senté yo. Y yo que sí y ella que no, y yo que sí y ella que no, al cabo fuimos, y al cabo fuimos de una opinión¨
A pesar del enclaustramiento y conservadorismo de una nación desvalijada que vagaba por todas partes, huyendo de un destino que otros determinaron, la colonia china se asimiló a la idiosincrasia venezolana, después de largos años, dedicándose al comercio, a la gastronomía, al lavado y planchado de ropa, la venta de golosinas, tortas y gelatinas, por muchas ciudades de nuestro país, se regó; sus penas, alegrías y familias con nuestra gente compartieron dejándonos su patrimonio en el imaginario popular, aforismo tan recordado como este, más caliente que una plancha china, el juego del chinchón, sus apellidos Chang, y Chong..., sus hijos, familiares y nietos, como ciudadanos de a pie, asimilados después de su trauma migratorio que sus ojos sesgados compartidos con la mescolanza del gentilicio criollo, ¡muy difícil será que dejen esta tierra que los recibió para emprender otra desesperada diáspora!
Y la Otra China, oleada del siglo presente mucho menos numerosa pero radical del motín cultural, con otra misión entre cejas, que ella tenía, producto de una inclemente penetración comercial, financiera ´y estratégica en la explotación del oro negro, para pintarse la cara en tiempos de carnaval; la fabricación de harapos para vestir los desnudos; la confección de la pepa de zamuro para evitar el mal de ojo; pócimas de medicinas para curar las enfermedades en las montañas de María Lionza; bosta de vaca para espantar los mosquitos y evitar la malaria; colonia de Pachulí, perfume para elegantes damas y de barriadas, y tirabeques con gas del bueno para dispersar fútiles protestas que se dan todos los días en nuestros ciudades y calles conducido por el liderazgo, a pesar de tener casi sus ojos cerrados, ha logrado penetrar el mercado nacional, no obstante, de las sanciones, que ha logrado superar Incapaces de asimilarse con usos y costumbres de nuestra idiosincrasia, seguro no están perdidos como la chinita de la picaresca infantil que dio la vuelta al mundo, echando sus propias raíces, conservando su idioma y milenaria cultura, forjando los Barrios Chinos tradicionales de antaño compartiendo con propios y extraños con lavado y planchado, si no hay leal, no hay lopa, desperdiciando la R de la lengua mandarina, vendiendo bagatelas en abastos y bodegas, y arroz chino en restaurantes, paseándose por las calles con su furtiva mirada y andar pausado sin que con nadie compartiera, ni siquiera un vaso de agua; pero se les ve con charreteras sin mezclarse con la gente, en un fuerte militar, por millonarias deudas contraídas, saldremos, en consecuencia, Dios mediante, con un enorme CHICHÓN EN LA CABEZA que nos puede dejar locos y sin plata en los bolsillos para honrar la cuestión, si es el caso.
Jesús González Briceño
@jesusgonzalezbr
jesusrafael768@gmail.com
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