viernes, 27 de septiembre de 2019

JESÚS GONZÁLEZ BRICEÑO: INFANTILADAS , LAS DOS CHINAS, LA DEL BOSQUE Y LA OTRA

Hay  más de dos chinas, una con la población más numerosa del mundo, 1 millón, 350.000 aproximadamente,  multiétnica y pluricultural,  en un vasto territorio, sin contar con  otros  miles de cientos  desperdigados  por nuestro planeta  por causas   de una violenta guerra civil desencadenada en 1927  y la consecuente imposición de un modelo político, social , económico hegemónico,  marcado con el  hito histórico de la creación de la República Popular China en 1959, originando  la diáspora  más conspicua de la  historia de la humanidad, con una  avalancha poblacional de más de 60 millones de personas diseminada por el sudeste asiático, Europa, Rusia, África, Oceanía y, por supuesto, en América, cuyos iconos son los Barrios Chinos foráneos  de Los Ángeles, y Manhattan,  en Lima, Ciudad de México, Buenos Aires, y  otros países latinoamericanos, y  también  en Venezuela, en los  años  tempranos del  siglo XX, mucho más significativos de las migraciones anteriores y posteriores. 

Se corresponde con  la canción tradicional, ejecutada y cantada por conocidos  grupos  musicales y cantantes, como Thalía, Enrique y Ana, Topo Gigio. entre otros, la conocida melodía en El Bosque de la China Y la  China a la que me quiero referir en esta aventura seudoliteraria, humorística, musical, cultural y  étnica, En  Bosque de la Cina, una China   se Perdió, sobre la que pretendo hacer una exégesis de  algunos interrogantes que  alborotan  mi mente, respecto  al por qué la chinita se perdió, triste y temerosa toda vez que había   muchos  de ellos  acosados  por la turbulencia y persecución. Y  el por qué querría estar solita al rechazar  repetidamente   el   perdido que finalmente  la convenció y logró juntar sus opiniones 

Y   de la otra China posterior, convertida en una nación `poderosa y soberana que igualmente se ha venido expandiendo sigilosa  pero con seguridad como una hiedra por el resto del mundo,  lo que me  genera la interrogante si ha logrado insertarse a   sus nuevos hogares, posiblemente no, formando enclaves  herméticos, e involucrándose en   actividades varías  y `prominentes en nuestro nación, con la anuencia de la gobernanza y  la exclusión  de sus propios habitantes, a sabiendas, con certeza,  lo que hacen, cómo viven,  y disfrutan de nuestras riquezas, toda vez que criticaron    los campos americanos en la explotación petrolera que  por décadas nos permitió soñar con  un país mejor,  desarrollado  y de   bonanza 

Estas son las conclusiones   contradictorias  de  este examen que me permito presentarles en  esta nueva INFANTILADA LITERARIA con el permiso de Cervantes y  Andrés Eloy  Blanco y sobre todo de  Aquiles Nazoa que barajó la erudición con humor y picardía: 
     
´´En un bosque de la China, la  chinita se perdió,   como yo  andaba perdido, nos encontramos los dos. Era de noche y la chinita tenía miedo, miedo tenía de andar solita. Anduvo un rato  y se sentó, junto a la china, junto a la china me senté yo. Y  yo que sí y ella que no, y yo que sí y ella que no,   al cabo fuimos, y  al cabo fuimos de una opinión¨    

A pesar del  enclaustramiento y conservadorismo de una nación desvalijada que vagaba por  todas partes, huyendo de un destino que otros determinaron,   la colonia china se asimiló a la  idiosincrasia venezolana, después de largos  años,   dedicándose  al comercio, a la gastronomía, al lavado y planchado de ropa,   la venta de golosinas, tortas y gelatinas, por muchas ciudades de  nuestro país, se regó; sus penas, alegrías y familias con nuestra gente compartieron   dejándonos su patrimonio en el imaginario popular,  aforismo  tan recordado  como este, más   caliente que una plancha china,  el juego del chinchón, sus apellidos Chang, y Chong..., sus hijos, familiares y   nietos,  como ciudadanos de a pie, asimilados después de su trauma migratorio   que sus ojos sesgados compartidos con la mescolanza del gentilicio  criollo,   ¡muy difícil será que  dejen esta tierra que los recibió para emprender otra desesperada diáspora!   

Y la Otra China, oleada del siglo presente   mucho menos numerosa pero radical  del  motín  cultural, con otra misión entre cejas, que  ella  tenía,   producto de una  inclemente penetración comercial, financiera ´y estratégica   en la explotación del oro negro, para pintarse la cara en tiempos de carnaval;   la fabricación de harapos para vestir  los desnudos;   la  confección de la pepa  de zamuro para  evitar el mal de ojo;  pócimas  de medicinas para curar las enfermedades en las montañas de María Lionza;   bosta de vaca para espantar los mosquitos y evitar la malaria;    colonia de   Pachulí, perfume para  elegantes damas y de barriadas,    y tirabeques con   gas del bueno para dispersar  fútiles protestas   que se dan  todos los días en nuestros  ciudades y calles   conducido   por el liderazgo, a pesar de tener casi sus  ojos cerrados,   ha logrado penetrar el mercado nacional, no obstante, de las   sanciones,    que ha logrado superar    Incapaces de   asimilarse  con usos y costumbres de nuestra idiosincrasia,    seguro no están perdidos como la chinita de la picaresca infantil que dio la vuelta  al  mundo, echando sus propias raíces,  conservando  su idioma y  milenaria cultura,  forjando los Barrios Chinos tradicionales de antaño  compartiendo con propios  y extraños con lavado   y planchado,   si no hay leal, no hay lopa, desperdiciando la R de la lengua mandarina, vendiendo  bagatelas en  abastos y bodegas, y  arroz chino en  restaurantes,  paseándose  por las calles con   su furtiva mirada  y andar pausado sin que   con nadie  compartiera, ni siquiera un vaso de agua;   pero se les  ve  con  charreteras  sin mezclarse  con la gente, en un fuerte militar,   por  millonarias  deudas contraídas, saldremos, en  consecuencia,    Dios mediante, con un enorme CHICHÓN EN LA CABEZA que nos  puede dejar locos y sin plata en  los bolsillos para  honrar  la cuestión, si es el caso. 

Jesús González Briceño
@jesusgonzalezbr  
jesusrafael768@gmail.com

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