jueves, 23 de enero de 2020

CARLOS BLANCO: LA GIRA

1.     La gira iniciada por Guaidó mueve el cuadro político del país. Hasta comienzos de enero, parecía que se había alcanzado un inestable equilibrio: un gobierno interino envuelto en las ambigüedades de su fugacidad continua, y un régimen minado de cáncer y de viruela que a trancas y barrancas ha logrado mantenerse.

2.     La creación de una Asamblea Nacional paralela y adulterada generó una reacción afortunada e inmediata de la mayoría de diputados, los cuales juramentaron a Guaidó extramuros, y expresaron la decisión de no dejarse arrebatar la legitimidad que ostentan, con un vasto apoyo internacional.

3.     En el marco de una nueva jornada de resistencia –esta vez de carácter institucional– Guaidó emprendió su sorpresiva gira, la que lo ha llevado a Colombia y al Reino Unido hasta la hora de estas líneas. Esa salida colocó el tema de Venezuela otra vez en los titulares. Hay que hacer notar que aunque el apoyo a la Venezuela democrática se ha mantenido, el equilibrio inestable al cual aludimos más arriba, ha llevado a desplazar a niveles secundarios en muchos países el combate contra el régimen de Maduro. El entusiasta apoyo del primer trimestre el año pasado en muchos países se convirtió en una rutina burocrática.

4.     La gira de Guaidó despierta agendas postradas o que han estado centradas en las urgencias domésticas que han aparecido en América Latina con motivo de protestas simultáneas, que sin dejar de tener componentes domésticos tienen la turbina del Foro de Sao Paulo. De tal manera que es una gira cuyos desenlaces no sabremos pero que tiene los aspectos positivos que enuncio.


5.     Sin embargo, cabe hacer notar que hay importantes deficiencias. No me refiero al desempeño personal de Guaidó, que debe superar aspectos en los cuales es de suponer que trabajen arduamente sus asesores junto con él. Me refiero a elementos políticos significativos. El primero de los cuales es haber traducido mucha soledad. Al menos en Colombia no se veía un equipo en acción entre otras cosas porque no se había preparado esa gira con la asesoría que merecía. ¿Premura? ¿Seguridad?

6.     Una de las cuestiones fundamentales que alguien debería comunicarle a Guaidó es que las relaciones internacionales constituyen una disciplina en la que hay muchos venezolanos expertos, unos por formación académica y otros por entrenamiento a lo largo de sus vidas. Esa experiencia no la provee la militancia en un partido ni la amistad cercana con el presidente encargado.

7.     La otra carencia fundamental es que un jefe político como Guaidó debe ir a reuniones de Estado con un objetivo, con una estrategia y con propuestas para lo que aspira que los países hagan. No se trata de qué quiere Estados Unidos que el interinato haga, sino qué propone este a Washington para salir del régimen. Es la dirección opositora venezolana la que tiene que articular la coalición internacional y no al revés.

Carlos Blanco
@carlosblancog
@ElNacionalWe

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