Cada cierto tiempo por razones coyunturales y geopolíticas, actores nacionales e internacionales realizan un nuevo llamado al diálogo, la paz y la reconciliación. Procesos rescatados que retornan y retoman espacio político y comunicacional.
Así, una vez que se instala la actual Mesa de Diálogo Internacional, el Presidente Maduro enfatiza la disposición del Gobierno para avanzar en este proceso y en la recuperación del país. Destaca que en enero de 2021, la AN, en una apuesta “por el diálogo nacional, para consolidar la paz y la estabilidad de todas y todos los venezolanos”, instala una Comisión Especial para el Diálogo, la Paz y la Reconciliación, que se desplegaría por todo el país, con miras a recoger y recopilar las propuestas de todos los sectores. “Diálogo constructivo” que convertiría la AN en “una plataforma para el reencuentro…”.
Recientemente el Grupo de Boston, reunido en Caracas, sugiere ampliar la consulta a todos los sectores del país y establecer un proceso de Reconciliación y Diálogo Nacional. En tanto fenómeno social, este proceso está ocurriendo espontánea y lentamente de abajo hacia arriba. “Sin querer queriendo” y dada la gravedad de la crisis multidimensional, la ciudadanía a través de la convivencia y fuera de los espacios políticos, naturalmente ha ido construyendo redes de confianza, que promueven una disposición al reencuentro y la reconciliación en desmedro de la confrontación.
Es un proceso que se da en dos planos, el objetivo y el subjetivo e implica la disposición a convivir y perdonar, a construir y reconstruir las relaciones y la convivencia. En este espacio ciudadano tiene lugar la necesaria construcción de confianza.
Sin embargo, la fractura en la oposición, devenida en espacio de ruptura y división, dificulta cualquier intento de reconciliación con miras al diálogo y negociación del país. En consecuencia, el proceso nacional, que nos involucra a todos y todas, enfrenta un importante obstáculo como es la situación objetiva y subjetiva de la oposición, que afecta la construcción de confianza interna, la disposición a convivir, construir y reconstruir. Y, por ende, la capacidad de negociación con el Gobierno.
¿Hacia la reconciliación o la confrontación en la oposición?
Maryclen Stelling
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Venezuela
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