Es imperante la edificación de un mayoritario consenso ciudadano en torno a la convivencia y la legitimidad del diálogo, que promueva e impulse el salto de enemigos a aliados, como principal vía para construir una cultura de paz.
La coyuntura política nos reclama con carácter obligatorio la reconstrucción del tejido social y, además, nos confronta con la urgente necesidad de promover y legitimar la convivencia en la sociedad.
Desde diversos flancos requiere la elaboración de una narrativa del reencuentro, reconocimiento y, por consiguiente, de un discurso de reconciliación con miras al futuro. Nos invita a la obligante labor de búsqueda de la paz política, económica, social, cultural y afectiva.
En suma, nos enfrenta al reto histórico de construcción de un amplio proceso de legitimación que requiere de importantes recursos simbólicos. Aquellos elementos susceptibles de evocar en las personas significados que dotan de sentido y contexto a la realidad en la que viven y las experiencias que confrontan.
Proceso de legitimación que pasa por la ardua tarea de desmontar un arsenal simbólico, profundamente arraigado y alimentado por intencionales narrativas que, descarada e impunemente, apuestan a la destrucción del contrario, en tanto enemigo histórico supuestamente aferrado a su voluntad confrontacional pasada, presente y futura.
Empresa de gran magnitud por cuanto nos hemos habituado y adaptado a la confrontación y al conflicto en todos nuestros espacios vitales. De allí que se plantee la necesidad de emprender un proceso de deshabituación del conflicto y, por ende, de reconocimiento del beneficio simbólico de la reconciliación. Adaptados y habituados al conflicto, emergen una serie de interrogantes a las que debemos hacer frente.
¿Cómo desmontar el arsenal simbólico que juega a favor de la confrontación? ¿Cómo convertir nuestros enemigos en aliados para construir conjuntamente la cultura de paz? ¿Cómo generar confianza y dotar de legitimidad a todo el proceso? ¿Cómo erigir un nuevo edificio simbólico a favor de una cultura dialogante y de paz? ¿Cómo impulsar un cambio que legitime el dialogo como salida al conflicto político actual? Enfrentamos el reto histórico de construcción de legitimidad de un proceso que supondrá el beneficio simbólico del reencuentro, reconocimiento, del diálogo y la paz.
Maryclen Stelling
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