domingo, 29 de marzo de 2020

RICARDO VALENZUELA: ¿CÓMO LLEGÓ MARX A EU ….Y A MÉXICO? (SEGUNDA PARTE), REFLEXIONES LIBERTARIAS

Al explotar la revolución mexicana EU había ya pasado por dos administraciones progresistas, Roosevelt y Taff, que agresivamente modificaban la estructura liberal heredada de los padres fundadores. En 1912, en medio de la revolución, en la elección de EU se enfrentaban Taff, Wilson y Roosevelt quien ahora se lanzaba como candidato del nuevo Partido Progresista. El triunfo de Wilson era una premonición sobre el negro futuro de México. Wilson de inmediato enmendaba la constitución estableciendo el impuesto sobre ingresos, la prohibición del alcohol, y al año siguiente la creación del Fed. 

Al triunfar Madero en la primera etapa de la revolución, ya despachaba en México el fatal Henry Lane Wilson, embajador de EU, operando una agenda especialmente dictada para nuestro país desde los subterráneos internacionalistas de bandera progresista. El nuevo presidente de EU era internacionalista y portaba la intención interventora que iniciaría en Mexico. Sin embargo, Madero no estaba dispuesto a recibir órdenes del embajador y de inmediato chocaban. Los hermanos Serdán que originalmente representaban el liberalismo, exiliados a San Luis Missouri regresaban convertidos al marxismo y, liderando un grupo de mercenarios americanos, invadirían Baja California tratando de establecer un país comunista y fracasaban. 

Lane Wilson, ante el rechazo de su agenda de parte de Madero, iniciaba la subversión conspirando con los opositores. Lane no era nuevo en ese campo pues, por instrucciones de Washington, con sus críticas a Porfirio Diaz le abría la puerta a la oposición que culminara en su derrocamiento. Madero, cerrando la puerta al embajador igualmente sellaba su destino. Dos enviados de Lane convencían a Zapata que Madero era un traidor y, en sociedad con Pascual Orozco, de nuevo se levantaba en armas mientras Lane, ya abiertamente, animaba a los conspiradores a quienes recibía en su casa entre los que se contaba a Félix Diaz, sobrino de don Porfirio, y Victoriano Huerta. Madero hacía algo que molestaría de forma especial a las fuerzas ocultas. Afirmaba respetaría la propiedad privada rechazando la idea del ejido, propuesta de reforma agraria que formulaba la visible mano negra desde el extranjero que ya planeaba también para Rusia. 

Entre los verdaderos revolucionarios las ideas flotadas por Lane Wilson no tenían buena acogida, especialmente la socialización del campo a través del ejido. Mientras avanzaba la administración de Madero sus enfrentamientos con el embajador Lane eran más agresivos y, sobre todo, ya permanentes. En la revolución francesa, la española, la rusa, habían actuado los mismos poderes ocultos para controlar las masas y servir los propósitos del naciente “Nuevo Orden Mundial”, escondido tras la etiqueta revolucionaria. Pero Madero no había iniciado la revolución con fines internacionalistas ni para plegarse a fuerzas extrañas. Y el punto sexto del programa que presentaba ese internacionalismo, era una falsa reforma agraria con metas políticas para convertir al campesino en paria al servicio del estado. Y la negativa de Madero para ellos era una traición. 

Otras fuerzas se establecían contra Madero y explotaba la violencia. El Gral Mondragón con 800 hombres liberó a los Generales Bernardo Reyes y Félix Diaz que habían sido apresados cuando se detectara la conjura, pero en el enfrentamiento Reyes fue muerto. Los rebeldes se refugiaron en la Ciudadela esperando la derrota final. Pero surgía el brazo protector de Lane Wilson y pedía a Washington enviar buques americanos a Veracruz y la embajada anunciaba la marcha de esos buques con tropas de desembarque. Por sugestión de Lane Wilson, el secretario de relaciones Pedro Lascuráin y 9 senadores pedían a Madero que renunciara y evitar la intervención extranjera, pero Madero se negaba. La cizaña de Lane Wilson prendió en el Gral. Victoriano Huerta encargado de la seguridad de Madero. El Gral. Blanquet, procedente de Toluca llegaba para auxiliar al presidente, pero el embajador con su magia lo convencía de unirse a la conjuración. Madero y Pino Suarez fueron capturados. 

Con Madero detenido Lane Wilson se desenvolvía abiertamente como amo y señor de la política mexicana. De inmediato llamó a los Generales Huerta y Diaz, los amenazó con una invasión y los hizo firmar un convenio llamado, La Ciudadela, decidiendo Huerta ocuparía la presidencia y Félix Diaz formaría el gabinete con su gente. Telegrafió entonces al Departamento de Estado, informando del feliz resultado de acuerdo a sus instrucciones. Al día siguiente el presidente y su vicepresidente renunciaban. 

Ante las suplicas internacionales por la vida del presidente, la madrugada del 12 de febrero Madero y Pino Suarez eran asesinados. Cuando las muertes fueron notificadas a Lane Wilson, fingió sorpresa. La masonería se dio cuenta de la oportunidad que presentaba la muerte de Madero para convertirlo en bandera y enviaban una nota al presidente de EU: “Ante usted y el pueblo americano acusamos a Henry Lane Wilson, embajador de EU en México, de haber conspirado en contra del gobierno legítimo de México y de ser responsable del asesinato del presidente y vicepresidente”. No obtuvieron respuesta.

Huerta se instalaba como presidente y sería una desagradable sorpresa para Lane Wilson, pues emergía como un tipo soberbio y poco dispuesto para tomar sus consejos ni los del agente John Lind, uno de los abanderados más agresivos del progresismo, que el presidente Wilson le enviara desde Washington para reactivar el plan que Madero había rechazado. En consecuencia, el gobierno de Huerta no fue reconocido por la Casa Blanca pues Huerta, igual que Madero, no se acogía a sus directrices. Nada avezado en los vericuetos de la intriga internacional creía posible mantenerse sin el respaldo de EU. 

Woodrow Wilson furioso con Huerta, exigía se lleva a cabo elecciones en las que no fuera candidato. Huerta respondía: “El consentimiento de que mi persona no deba ser candidato, no es de tomarse en cuenta, porque, aparte de lo atentatorio de la solicitud, se corre el riesgo de que se interprete como animadversión personal. Eso le toca resolverlo a la sociedad mexicana que de seguro lo manifestará en dichos comicios”. Wilson comentaba: “Tengo admiración por la indomable y perra determinación de Huerta que de seguro obedece a su ignorancia. La tarea de eliminarlo es ahora lo más importante”. 

Ahora Lane tenía enfrente un rompecabezas difícil de resolver. En Sonora se sublevaba el teniente coronel Alvaro Obregón, en Coahuila el gobernador Venustiano Carranza proclamando el Plan de Guadalupe para derrocar a Huerta, y en Chihuahua Pancho Villa. Obregón en Sonora ya era abastecido de armas por el presidente Wilson. El impetuoso Pancho Villa se daba a la suma de sus efectivos. Carranza, sintiéndose débil y acosado por Huerta, se refugiaba en Sonora después de una penosa caminata por la sierra madre cuajada de apaches. 

¡Se iniciaba la segunda etapa de la revolución!  

Ricardo Valenzuela  
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Desde Mexico

Los grandes hombres son como las águilas. Construyen sus nidos en una majestuosa Soledad. Porque un alto grado de intelecto tiende a convertir al hombre en un ser antisocial. Arthur Schopenhauer

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