"En la ciénaga, la frontera entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto, no existe". Antonio Manzini
La cúpula del Frente para Todos, encarnada en Cristina Fernández y su mandado, el Presidente, y los zafios tripulantes de ese temido bajel pirata llamado Instituto Patria, han desatado sobre nuestras libertades y garantías, sobre la Constitución, las leyes y las instituciones de la República, en especial sobre la Corte Suprema, el Consejo de la Magistratura, la Procuración General y el fuero federal, la prensa libre, un desesperado fuego graneado.
No hay diálogo posible con esta gentuza, nos diría José de Espronceda, como no lo hubo con sus ancestros que, con tal de obtener un espléndido botín y volver indemnes a sus guaridas, ignoraban las sagradas leyes del mar, asesinaban a sus contrincantes y violaban a las cautivas. Nótese que no me refiero a quienes votaron esta nefasta fórmula, muchos creyendo ilusoriamente en la máscara que Alberto Fernández supo calzarse para unificar a todas las tribus peronistas y acceder al poder.
A los votantes que -especialmente en la 3ª sección del Conurbano- determinaron ese triunfo, todos estos temas les resultan irrelevantes, porque hoy deben enfrentarse diariamente a la más ardua de las tareas: sobrevivir. Jaqueados por el delito más violento y por el narcotráfico que fagocita a sus hijos, por la desocupación y el hambre, por la pauperización, por la insalubridad de sus casas y barrios, por el hacinamiento y el contagio del virus, por las carencias educacionales, estas elucubraciones y urgencias políticas le resultan más abstractas que el sexo de los ángeles.
Es precisamente por ello, y porque ya se han consumido ocho meses de gestión y sólo resta un año y poco para las elecciones legislativas, que la desesperación cunde entre quienes pretenden únicamente la impunidad. La catástrofe económico-social generada por la cuarentena hará su verdadera aparición cuando ésta concluya; y cuando la presión social resulte determinante, el Gobierno lo levantará, como hicieron ya la enorme mayoría de los países que lo implantaron. Si las condiciones socio-económicas actuales empeoran, y lo harán, le resultará difícil al oficialismo conservar las mayorías parlamentarias de las que hoy dispone y que transforman al H° Aguantadero en la mayor concentración de brazos enyesados del país.
Pero esos ataques sí ocupan y preocupan a quienes estamos convencidos de que la única forma de vivir en sociedad es la democracia, donde todos seamos iguales y todos esclavos de la ley, donde nuestros derechos sean respetados pero terminen cuando comienzan los de otro; donde los delincuentes que han saqueado el país hasta convertirlo en un páramo desolado vayan presos al ser condenados, donde no se asesine a los fiscales, donde sea una carga y un orgullo ser juez, donde sean los mejores y los más honestos quienes lleguen a la función pública, donde la prensa siga siendo libre, donde el populismo y el clientelismo sean desterrados para siempre.
La prepotencia del oficialismo se traduce en la conducción de ambas cámaras del Congreso, donde reinan, cual si fueran monarcas absolutos, Cristina Fernández, que no es Senadora, y Sergio Massa. el aceitoso; en las sesiones virtuales arbitrariamente han quitado la palabra a los legisladores de la oposición y desconocen los reglamentos y las mayorías necesarias. A esta altura, resulta inadmisible que los miembros de las bancadas de Cambiemos -ya no se puede confiar en quienes siguen a Roberto Lavagna- no se hagan presentes y, a la fuerza si fuera necesario, exijan ocupar sus bancas.
A la vez, y con el propósito de convertir a la escena política en un chiquero en la que todos sean chanchos iguales, persiguen a los funcionarios del período macrista y han contado para esa tarea con la complicidad de miserables personajes como el ex Juez Rodolfo Canicoba Corral. Pero, ¿alguien puede creer que el secretario de Mauricio Macri, Darío Nieto, que vive en un departamento de tres ambientes que está pagando con un crédito bancario, sea lo mismo que uno de los muchos secretarios de los Kirchner, como Daniel Muñoz o Fabián Gutiérrez, con fortunas propias que superan los US$ 60 millones y que, a veces, hasta les cuestan la vida?
Los ciudadanos de a pie tenemos pocas posibilidades de expresarnos salvo a través de nuestros teóricos representantes, esos ignotos que integran las listas sábanas, pero aún podemos, con nuestra presencia activa en las calles y plazas de todo el país, decirle al poder que no estamos dispuestos a perder lo poco que queda de la República y que, en defensa de ella, lucharemos con todas las armas que la ley pone a nuestra disposición.
El 17 de Agosto (#17A) deberemos ser un millón de personas en el Obelisco para usar el único idioma que el kirchnerismo entiende y decir todos ¡Presente!. Presentes por nuestras libertades, por la República, por la Constitución, por nuestra Justicia, por el trabajo, por la libertad de la prensa, en fin, para evitar que la única salida sea Ezeiza, como sucedió en la desoladora Venezuela, que ha visto a cinco millones de sus mejores hijos emigrar por imposición de la salvaje dictadura de Nicolás Maduro. Si no nos acompaña, tendrá que vivir con ello y dar penosas explicaciones a sus hijos y sus nietos cuando le pregunten "¿por qué no fuiste?".
Enrique Guillermo Avogadro
ega1@avogadro.com.ar
@egavogadro
Argentina
No hay comentarios:
Publicar un comentario