Personalmente soporté estas idioteces producto de la polarización extrema cuando anuncié que me habían escogido entre los voluntarios para probar en tercera fase la vacuna rusa sputnik 5.
Un conocido al que jamás habría calificado como idiota, sin embargo me hizo entender que gente normal hasta el año pasado… se habían idiotizado a cualquier potencia, merced al encierro y también a la mezcla de sanciones con recesión propia… pócima que en nuestro país ha evaporado los magros ahorros que tenía clase media.
Según quien me escribió por las redes… la vacuna me iba a cambiar el sexo…
Se molestó cuando le dije que no fuese ocioso y se pusiera en contacto con la comunidad transgénero para ahorrarles el costo y riesgos de una operación quirúrgica.
Otro idiota anunciaba que quien recibiera la sputnik 5… poco a poco comenzaría a hablar en ruso: Ese también se indignó cuando le sugerí que en ese caso debería montar una academia de ruso porque tal como van las cosas… ese país tiene futuro.
Y el peor fue quien me pidió que reenviara una declaración del eterno enchufado en la Federación Médica a quien no le da pena las décadas cobrando en un hospital donde nadie lo ha visto jamás.
El refrito decía que el doctor León Natera se negaría a dejarse poner la vacuna rusa… yo contesté que “seguro… porque en ese caso no podía cobrar comisión y que de todas maneras el peligro es dejarse poner una inyección por este galeno que no ha visto un paciente en décadas”.
Parece un chiste de Roberto Malaver o de Carola Chávez, ambos amigos, pero lamentablemente es realidad corriente en estos días cuando se necesita el concierto de todos los venezolanos y la polarización extrema tiene a mucha gente… en la lista de los “buenos para nada”.
Y ante esta eventualidad solo queda pedirle a los científicos rusos que investiguen si es posible desarrollar una vacuna contra la polarización… y de no ser esto posible… que intenten vacunar contra la estupidez.
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