Hoy,
como hemos dicho, esa perversión se ha incrementado con la estupidez opositora
de opositores, que con las ansias del poder partidista transformado en
oposición engañosa, logró dividir la UNIDAD que se logró consolidar hace
algunos años, llegando al extremo de promover la abstención con el fundamento
de un fraude electoral, que obviamente, ha dado fuerza al régimen del PSUV, que
en realidad es una minoría que ha logrado legalizar al régimen, que no es
chavista.
En
verdad, ha surgido lo que hemos llamado la “diatriba opositora”, un maremágnum
de engaños, que es necesario disolver para poder reconquistar la clara y
verdadera democracia. Es imposible lograrlo continuando con el engaño de los
líderes opositores, que desde hace mas de una década han impulsado el cambio
fundamentado en la acción de fuerza. Esa acción que fue propuesta mediante
engaños jurídicos fundamentados en equivocadas interpretaciones
constitucionales. Unas propuestas que creyeron inducir a los integrantes de la
Fuerza Armada para la rebelión, que obviamente es un llamado delictivo contra
el precepto de la defensa militar que le establece la Constitución. Otros,
confundieron la idea de misión militar institucionalizada desde siempre, con
intervención militar externa, un claro absurdo que califica la traición a la
patria.
Cuando
hablamos de diatriba, nos remontamos a los cínicos griegos, y en especial, al
cínico Bión de Borístenes, quien empleó la ironía para burlarse de los hombres
y sus debilidades, de donde nace la idea de la diatriba como discurso
agraviante y sarcástico. Sin dudas, podemos asimilar el concepto al actual
discurso opositor, cuyo propósito, como los cínicos, solo sirve para atacar al
régimen y censurarlo con contenido violento, usando la falsedad como forma de
mantener el liderazgo.
Son
muchos los venezolanos opositores quienes se han pronunciado con propuestas
válidas para el cambio del régimen, del chavismo o “Socialismo del siglo XXI”,
que es el fundamento del desastre. Entre esos venezolanos, algunos, como el
Padre Ugalde, piensan que se requiere un “renacer de la política”, lo cual
pareciera una verdad de Perogrullo, pero en nuestro interno sabemos que quiere
decir lo mismo, cambio de liderazgo o cambio de forma de hacer política. Nunca
se logrará ese cambio para el renacer, si los líderes de los partidos no unen
esfuerzos de unidad para lograrlo; esa UNIDAD que se consolidó y logró la
mayoría en la Asamblea Nacional en 2015.
Quisiéramos
tomar de ese escrito del Padre Ugalde, lo que creemos es una conclusión
necesaria: “La dictadura no puede continuar burlándose de la gente. Entendemos
que a quien preside el régimen y a su ministro de la Defensa que lo respalda
con las armas les cueste reconocer que en sus manos la esperanza de los pobres
se ha convertido en fábrica de hambrientos y que millones de chavistas están
desesperados por salir de esto.
Los
partidos democráticos también tienen que nacer de nuevo si quieren recuperar la
credibilidad de la población. Nacer de nuevo anclados en el corazón del pueblo
significa: hacer suyos los dolores de ese 90% en pobreza y los retos de miles
de empresas productivas que se debaten entre el cierre y el resurgimiento.
Los
partidos no pueden renacer sino pegados al sufrimiento de la gente y a sus
luchas por la vida digna y el cambio, contando con el imprescindible apoyo
internacional de casi toda Europa y las dos Américas. Todo lo que no sea
unidad, sino interés partidista, es sentido por la gente como abandono y
traición de los partidos. Solo renacerán y se relegitimaran unidos a los reclamos
y luchas del pueblo.” Como dijimos antes, ¡No hay otra; es en sí, el contenido
de la diatriba opositora!
enriqueprietosilva@yahoo.com
@Enriqueprietos
Venezuela
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