Cuando el
autor del libro El oráculo del guerrero, Lucas Estrella, visitó Venezuela,
invitado por Hugo Chávez, el presidente casi que se negó a recibirlo al saber
que el gran maestro tenía ciertas preferencias sexuales.
A partir de
ese momento, tanto el autor como su celebrado y recomendado libro, fueron
paulatinamente olvidados, tanto por Chávez como por sus acólitos seguidores. De
ese libro de espadas plásticas y rosadas enseñanzas, el caudillo saltó hasta
las Venas abiertas de Latinoamérica, para desarrollar un elogio a la mentira
casi 30 años después de haber sido un libro de cabecera de los ‘enfiebrados
cabeza caliente’ del siglo pasado.
Seguirían
después los desfiles de textos, como Don Quijote, Los Miserables, Hegemonía y
supervivencia, Así hablaba Zaratustra, entre una serie de textos que muy bien
podrían considerarse como ‘densos’ por sus propuestas y por haber sido escritos
por autores reconocidos por la crítica universal
Lastimosamente
en el transcurso de los meses y años la realidad terminó demostrando que aquel
supuesto ávido lector, nunca terminó de asimilar la densidad de planteamientos
que algunos de estos y otros libros poseían. Lo peor de ello fue intentar
fusionar pensamientos tan disímiles, opuestos y contradictorios. De esa
licuadora de lecturas que fue el cerebro del lector Chávez, surgió la paradoja
sobre un pensamiento que se impuso como forma de existencia del Estado: el
socialismo del siglo XXI. Esto es el chavizmo: la aglomeración tardía de lo que
el mismo Chávez denominó como socialismo-bolivarianismo-robinsoniano/zamorano.
Alguna vez
afirmé que, si alguna ideología poseía el pensamiento marginal muy bien podría
ser esto que indicamos: la sumatoria de cualquier tipo de pensamiento que sirva
para subvertir el orden socialmente aceptado, cualquier pensamiento que sirva
para justificar lo injustificable.
El chavizmo a
lo largo de más de 30 años ha demostrado que es la ideología de la
marginalidad, el pensamiento que se nutre del resentimiento social, del odio,
la mentira y el engaño. Estos son los ingredientes básicos que sirven de
soporte teórico a este pensamiento que logró imponerse en la sociedad
venezolana y alcanzó el poder del Estado.
Siendo así y
potenciado desde todos los ángulos posibles, tanto de quienes en su momento
supieron apostar y aportar recursos financieros para lograr posicionar este
pensamiento marginal, el chavizmo se ha vuelto poder de Estado y, por tanto, un
sistema cuyos engranajes han funcionado de manera eficaz para desmontar toda
una nación, sus instituciones y fracturado los valores de toda una sociedad.
Por ello, poco
importó la muerte de su caudillo y demás dirigentes históricos. Lo importante
es mantener el sistema como tal. Poco importará que en estas circunstancias
pueda ser sustituido, Maduro, el segundo líder histórico, o su mujer, Cilia
Flores. Porque de lo que se trata es de mantener el sistema y sus engranajes.
En Venezuela,
la izquierda radical ha sabido sacarle provecho al desorden institucional. La
incertidumbre social ha sido una gran aliada del pensamiento marginal del
chavizmo. La mentira y el engaño, como estrategias del pensamiento marginal,
alargan el sufrimiento de la sociedad venezolana. El resentimiento social, como
estigma, como motor de odio, rencor y venganza, nutren los días en la
cotidianidad de todo agente del chavizmo, e incluso, han logrado permear a
parte del liderazgo opositor y sus seguidores. Muestra de ello es la presencia
de miles de ‘opinadores’ en las redes sociales, deslenguando su odio contra
quienes expresan cordura y racionalidad.
Será
relativamente fácil desplazar a Maduro y su grupo del poder. Es posible que
suceda este año. Difícil será sustituir el sistema impuesto y practicado en
poco más de 20 años. Sobremanera, la camarilla militar-policial y
elparamilitarismo, que son grupos de poder autónomos en espacios territoriales
controlados.
En Venezuela,
el socialismo-comunismo (llamado chavizmo) sumará a la carnicería universal que
sobrepasa los 150 millones de asesinados a lo largo de su historia, por este
tipo de pensamiento, su cuota parte de mortandad y desesperación: poco más de
750 mil malnutridos, desnutridos, minusválidos y asesinados, y más de 5,5
millones de desplazados.
Sin embargo,
sustituyendo a una pequeña pero importante facción del poder del radicalismo de
izquierda, será una notable ganancia para las fuerzas políticas que impulsan,
aunque con sus desaciertos, la instauración de una sociedad decente,
democrática y libre.
Juan Guerrero
camilodeasis@hotmail.com
@camilodeasis
Venezuela
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