martes, 15 de junio de 2021

CARLOS AGUILERA: PISOTEADO EL LEGADO DEL LIBERTADOR

“Como amo la libertad, tengo sentimientos nobles y liberales, y si suelo ser severo, es solamente con aquellos que pretenden destruirnos” SIMÓN BOLÍVAR
 
Con un afán populista y demagógico Hugo Chávez utilizó el nombre de Simón Bolívar, en su revolución socialista, marxista y mal llamada bolivariana, aprovechando la ignorancia de una gran parte del pueblo, que no conocía del Libertador sino únicamente por el valor de su moneda y porque libertó a cinco naciones, y que su lucha no solo fue por la independencia de las cinco naciones: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, sino también por la construcción de un Estado basado en la justicia, la igualdad y el apoyo social a la ciudadanía, en el que el desarrollo de la educación jugaba preponderante papel.
 
Esa misma población ignara, desconocía de la implacable lucha del Libertador contra la corona de España y de sus ideas innovadoras inspiradas por los ideales de la Revolución Francesa, que amaban la independencia y la libertad, inspiración que hizo posible la expulsión de los colonizadores españoles de América del Sur. Tampoco conocían que sus últimos años estuvieron marcados por el colapso de su gran sueño de una Sudamérica unida, que liberó un millón de kilómetros cuadrados en 11 años, que comprendían las cinco naciones antes mencionadas.
 
“En la unidad de nuestras naciones descansa el glorioso futuro de nuestros pueblos” dijo Bolívar en una cita que resumía su sueño de una Sudamérica unida, similar al de George Washington con los Estados Unidos de América, en el norte del continente.
 
El hijo de…..Sabaneta se ufanaba de ser bolivariano a ultranza, pero contradijo, como hoy su hijo putativo y heredero de la corona Nicolás Maduro, la doctrina, pensamiento y acción del Libertador en las que plasmó con amor, ahínco y perseverancia sus mejores esfuerzos, ceñidos y fieles a la democracia participativa, con los que se inspiró para promover y convocar en Panamá el Congreso Anfictiónico, que reunió entre el 22 de junio y el 15 de julio de 1826, el cual tenía como gran objetivo crear una Confederación de los pueblos iberoamericanos, desde México hasta Chile y Argentina.
 
La idea de la Confederación no implicaba para Bolívar el desconocimiento de las particularidades regionales, ni las dificultades geográficas y las diferencias económicas, por el contrario tenía en mente una Liga o Alianza que fuera política, económica y militar, sin que ello significara la disolución de los gobiernos y repúblicas que la conformaran.
 
Todo lo contrario a su ideario y pensamiento, vienen poniendo en práctica estos seudo revolucionarios socialistas del siglo XXI, desde que obtuvieron el poder por la vía democrática en libres elecciones hace ya 22 años. Basta solamente ver y escuchar al inquilino ilícito de Miraflores con su lenguaje ordinario y soez, para comprender que de bolivariano no tiene absolutamente nada esta dizque revolución, que a los ojos del mundo deja al país mal parado, no por las políticas públicas (¿) puestas en práctica, sino por el histrionismo disfuncional y neurolingüistico del dueño del circo.
 
Maduro, no solo es ignaro de lo que recogen nuestros textos de historia, y razones deberá tenerlas, una de ellas, su cuestionada nacionalidad, y otra, su desesperada iracundia para procurar imitar hasta en sus gestos al “gigante, comandante, supremo y eterno”, como suelen llamarlo en sus cansones discursos y declaraciones los personeros del régimen, a cuya cabeza obviamente se encuentran Maduro y Cabello.
 
También es indocto Maduro en el arte de la diplomacia, una de las más antiguas del mundo, pues existen pruebas de que en la antigua India, China y Egipto se practicaba rudimentariamente y que tales actividades diplomáticas fueron refinadas e institucionalizadas en las antiguas Grecia y Roma, en las que los enviados se convirtieron en negociadores dejando de ser simples mensajeros. Desconoce que la diplomacia moderna – y que paradoja e ironía fue Canciller – surge en las ciudades-estado del Renacimiento italiano, particularmente en la República de Venecia, centro comercial cuya prosperidad dependía de la información que obtuvieran acerca de los mercados externos y de la estimación de riesgos de sus empresas en el exterior.
 
Poco o nada parece importarle al “hijo” del difunto, las pautas establecidas por la Convención de Viena en 1961, las cuales estipulan que las relaciones diplomáticas entre gobiernos no se establecen en forma automática, sino de mutuo consentimiento. Para el diplomático inglés Harold Nicholson, la diplomacia está estrechamente relacionada con la estructura de la política exterior y las negociaciones, y por eso un diplomático tiene más posibilidades de convertirse en un negociador afortunado.
 
Ignora Maduro, que la investidura de Jefe de Estado, obliga inexorablemente a quien lo desempeña a conocer la escala de valores y los antivalores, o valores inmorales como lo llaman algunos. Estos últimos, deshumanizan a los individuos, los degrada y les hace merecedores del desprecio, desconfianza y rechazo. Además, entre los antivalores destacan la esclavitud, la angustia, la arrogancia, el odio, la guerra, el irrespeto, la altanería, la irresponsabilidad, el prejuicio, la división, la envidia, la enemistad, la injusticia, la infidelidad, la ignorancia y la desigualdad, entre otros temas. Y solo las personas calculadoras, frías e insensibles a lo que sucede a su alrededor, se rigen por antivalores.
 
Estimados amigos lectores júzguenlo ustedes. Ya yo lo juzgue y la historia se encargará de los demás.
 
Carlos E. Aguilera A
careduagui@gmail.com
@ToquedeDiana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
Venezuela

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