lunes, 4 de octubre de 2021

PEDRO ELIAS HERNÁNDEZ: RECONVERSIÓN SUBATÓMICA

“Presenciamos la tercera reconversión monetaria en los últimos 13 años. En total son 14 ceros que se le han quitado al bolívar desde entonces. En tal sentido el valor de nuestro signo monetario se mide en cifras subatómicas, ya que tal magnitud numérica es equivalente a la distancia entre el núcleo del átomo y su electrón, es decir 1×10-14 metros”.

El bolívar dejó de ser dinero. Pero, ¿qué es el dinero? El dinero es el bien que recibimos a cambio de nuestro tiempo, trabajo y esfuerzo. Si ese bien pierde valor, se deprecia y tiende a valer muy poco, entonces por consiguiente nuestro tiempo, trabajo y esfuerzo tienden también a valer muy poco.

El dinero es la propiedad privada más democrática que existe, es la propiedad de los que sólo tienen sus ingresos, su patrimonio dinerario. En tal sentido, es una cápsula en la que se concentra la energía económica y productiva de las personas. Al destruirse el dinero, se destruye el tiempo y el trabajo de los individuos. En otras palabras, es el atentado más criminal en contra de los más vulnerables socialmente.

Presenciamos la tercera reconversión monetaria en los últimos 13 años. En total son 14 ceros que se le han quitado al bolívar desde entonces. En tal sentido, el valor de nuestro signo monetario se mide en cifras subatómicas, ya que tal magnitud numérica es equivalente a la distancia entre el núcleo del átomo y su electrón, es decir 1×10-14 metros.

La acción criminal contra nuestra moneda es una suerte de parricidio monetario, ya que la divisa nacional lleva el nombre del padre de la patria. Hemos asesinado al progenitor de la nacionalidad venezolana. Un hecho insólito teniendo en cuenta que nos llenamos la boca proclamando nuestra condición de “bolivarianos”.

El bolívar, ciertamente, fue una de las monedas más fuertes del mundo, la única que no se devaluó en la primera mitad del siglo XX, un hecho realmente notable teniendo en cuenta que durante ese tiempo se produjeron los eventos económicos, políticos y bélicos más devastadores que haya conocido la humanidad en su historia, a saber; la primera y segunda guerras mundiales y la gran depresión de 1929.

En 1918 el general Gómez le puso el ejecútese a la Ley de Moneda, redactada por Román Cárdenas y Gumersindo Torres, dos prominentes venezolanos, auténticos próceres civiles. Esa Ley creó el llamado bolívar-oro, cuya unidad era el equivalente en peso a 0,29 gramos del referido metal precioso. Esa moneda tuvo aproximadamente 66 años de solidez y estabilidad, conservando casi intacto su valor hasta entrada la década de los 70 del siglo pasado. Un auténtico portento. Sobre la base de tal estabilidad y fortaleza monetaria se produjo el milagro económico venezolano que vio crecer en un 1000% el PIB por habitante entre 1920 y 1977.

El Banco Central de Venezuela y los gobiernos a partir de 1974 manipularon la emisión monetaria del bolívar hasta llevarlo a lo que es hoy: auténtico “polvo cósmico”. El dinero que han emitido nuestros políticos para financiar monetariamente su gasto es la razón por la cual llegamos a donde llegamos. 

Hay la insólita idea de pensar que emitiendo más cantidad de dinero y poniéndolo en los bolsillos de las personas se las haces más ricas. Es como pensar que emitiendo títulos universitarios se hace menos ignorante a la gente. Una suerte de acción mágica al estilo del fraudulento Mago de Oz, que le obsequió al hombre de paja un diploma para suplir su carencia de cerebro.

En definitiva, presenciamos la destrucción de una de las monedas que otrora fuera de las más sólidas del planeta. El bolívar dejó de ser dinero, ya que no tiene ninguno de los atributos propios de este bien, a saber: medio de pago, unidad contable y almacén de valor. Así como las civilizaciones desaparecidas en el tiempo, las religiones depuestas o las lenguas muertas, el bolívar es un signo monetario extinto.

Pedro Elias Hernandez
pedroeliashb@gmail.com
@pedroeliashb
Presidente MR Estado Aragua
Candidato a la Alcaldía de Girardot

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