Mucho se habla de la necesidad de cambiar a quienes gobiernan, por conducirnos a la peor crisis social, política y económica de nuestra historia republicana. Pensando en un proceso de transformación política y social, que cada día cobra más sentido por la ineficiencia de los servicios públicos elementales y el manejo de esta crisis pandémica, que ha obligado a los enfermos, contagiados o no, a quedase en su casa a morir o recuperarse ¡Dios nos salve!
Pero me detengo y pienso en la ¿transición? ¿Cómo un cambio de persona? ¿Un mero procedimiento gatopardiano? o como ¿para implementar los cambios profundos que necesita la sociedad venezolana?
Unos hablan de cambio de régimen autoritario, como el que tenemos, como sea: intervención, golpe de estado, guarimbas, calle… otros atendemos más al reemplazo de valores, normas e instituciones…donde hay que hilar fino a través de un esquema político que profundice en los cambios sociales.
En la comprensión de la realidad venezolana, cuya cultura política está centrada en la otrora Viveza Criolla y en el Bachaqueo de ahora, en la reventa de todo sin darle valor agregado a nada, en búsqueda de ventajas inmerecidas, en el dinero fácil de la corrupción o de cualquier vía, en la comodidad que papa Estado dé... que busca acomodo con el más fuerte, en el caudillo, no quien tenga la razón, no en la justicia y menos en los valores.
En Venezuela la acción política ha estado dirigida a obtener o mantener el poder, como sea, desde las guerrillas, montoneras y asaltos hasta los fraudes electorales (que son lo mismo), sin detenerse a pensar en el daño que se le causa. En nuestro caso la secuela de destruición, enfermedades, analfabetismo, drogadicción, prostitución…en las futuras generaciones.
Es entonces cuando se ve la importancia de la intervención social, del trabajo político en unidad de estrategias, propósitos y propuestas de cambio, que aún no se ha hecho y no veo entre los líderes nacionales la intención de hacerlo.
Por lo cual considero que es al Ciudadano al que le corresponde asumir el rol de esta transición. En el sentido de iniciar acciones políticas en beneficio de todos que represente el espíritu de los valores democráticos de esa masa amorfa que hasta ahora no se ha expresado.
Una masa social crítica cohesionada que logre evidenciar su descontento con el grito constante de las acciones, cuyo eco es más fuerte que cualquier fusil. Para lo cual es necesario una labor de educación y formación Construcción de Ciudadanía. Se trata de una acción política, no partidista, dirigida al despertar la conciencia de esos hombres y mujeres adormecidos y acorralados por el miedo, por el hambre, por la desconfianza y lo más importante por no creerse capaz de hacer nada que pueda generar un cambio.
Hay transición de transiciones, unas que llegan con pájaros y augurios y se van con nubarrones y tempestades, parafraseando a Benedetti, y otras sustentables en el tiempo con base social.
Carlota Salazar C.
Carlotasc@gmail.com @carlotasalazar
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