Hace menos de una semana, el 19 de noviembre, se produjo en Kenosha, Wisconsin lo que muy bien puede ser calificado como un terremoto político. Una docena de jurados valientes y un juez que calza pantalones largos declararon ante el mundo que el joven Kyle H. Rittenhouse era inocente de todos los falsos cargos de asesinatos que se le imputaban. Un caso flagrante de legítima defensa había sido presentado durante varios meses como asesinato por la prensa desprestigiada que sirve de vocero a la izquierda fanática empecinada en la transformación radical de los Estados Unidos.
Por su parte, la chusma callejera exigía sangre y amenazaba con desatar motines e incendiar negocios como los del año pasado en Seattle y Portland. Esta declaración de inocencia demostró que la propaganda y la chusma no siempre ganan. Además el fallo de estos jurados y la integridad del juez Bruce Schroeder restauraron mi confianza en que la división de poderes de la democracia representativa sigue viva en este país, con el poder judicial sirviendo de factor de equilibrio entre el Legislativo y el Ejecutivo.
Para que todos recordemos, he aquí como empezó esta pesadilla. Un joven de 17 años—Kyle Rittenhouse—hizo acto de presencia en Kenosha, Wisconsin portando un arma por una sola razón: Él estaba allí porque en ese verano de 2020 los líderes del Partido Demócrata estaban estimulando la violencia de la chusma con fines políticos. Esa es la razón por la cual se habían desatados motines esa noche en Kenosha. Porque políticos oportunistas como Kamala Harris los incentivaba. Lo demás es puro engaño y mentirosa palabrería.
Más de un año después—cuando Rittenhouse estaba siendo sometido a juicio acusado de asesinato—la chusma amenazó con más violencia si él era absuelto. Imagínese usted ser un jurado o el juez en este caso. Imagínese la presión y el miedo. Es necesario un enorme coraje moral para ignorar las amenazas y seguir las pruebas hasta su conclusión lógica. Un coraje tan grande que muchas veces dudé que fuera posible en un país donde la izquierda fanática ha hecho del odio y de la división de razas sus armas predilectas.
El juez Bruce Schroeder ha sido objeto de elogios y críticas por parte de expertos legales y de otros observadores del juicio de Kyle Rittenhouse. A sus 75 años, Schroeder es el juez de circuito que más tiempo ha ocupado su cargo en el estado de Wisconsin. Fue nombrado en 1983 por un gobernador demócrata y ha sido reelecto desde esa fecha. Fue criticado desde el principio de este juicio cuando falló que los fiscales no podían referirse a los baleados por Rittenhouse como “víctimas” porque la misma era una palabra cargada de emociones. En marcado contraste, permitió que los abogados de la defensa se refirieran a ellos como “piro-maniáticos” y “saqueadores” siempre que pudieran probar esas acusaciones.
Por otra parte, como es su ya desprestigiada costumbre, la izquierda ha utilizado los calificativos de “racista y de privilegiado blanco” contra Kyle Rittenhouse pero los acontecimientos demuestran todo lo contrario. Rittenhouse es un joven blanco que participó en los sucesos de Kenosha el 17 de agosto de 2020. Con su rifle semi-automático AR-15 baleó a tres individuos: Joseph Rosenbaum, Anthony Huber y Gaige Grosskreutz. Rosenbaum y Huber fallecieron. Los tres eran blancos. De ahí que no hay base alguna para acusar de “racista y privilegiado blanco” a Kyle Rittenhouse.
Otro de los atacantes de Kyle fue Maurice Freeland. Maurice admitió en el juicio haber atacado a Rittenhouse momentos antes de que otro hombre, un abusador de mujeres llamado Anthony Huber, golpeara en la cabeza a Kyle con una tabla de patinar. ¿Quién es Maurice Freeland? Según el periódico “The Daily Mail” es un criminal condenado y confeso. Esta fue una de las muchas informaciones que el Fiscal Asistente, Thomas Binger, se negó a revelar a la defensa. Como resultado de ello, Kyle Rittenhouse, fue privado de su derecho constitucional de confrontar a sus acusadores.
En otro aspecto de este caso, su notoriedad proporcionó una especial oportunidad a los políticos de ambos partidos para opinar sobre el mismo. El expresidente Trump elogió la decisión del jurado en cuanto a que se trataba de un caso clásico de legítima defensa. El presidente Biden dijo que había que aceptar la decisión del jurado, pero sus manejadores lo obligaron a agregar que “él, como otros americanos, se sentía furioso por el fallo.”
Pero los incendios y los saqueos como los del año pasado en Seattle y Portland con motivo de la muerte de George Floyd, en Minneapolis, no se produjeron después de la absolución de Kyle Rittenhouse. Yo tengo mi tesis. La chusma se abstuvo de efectuar motines porque los demócratas controlan el poder y la violencia habría sido atribuida a la administración Biden. Es muy probable que los altos niveles del partido les hayan dado la orden de mantenerse tranquilos. Con unas encuestas por el piso, los demócratas no quieren poner en mayor peligro del que ya están las elecciones parciales de 2022.
Antes de cerrar este artículo quiero hacerle algunas sugerencias a Kyle Rittenhouse. Primero, los responsables tienen que ser castigados. No sólo para la satisfacción de Kyle sino para la protección de los otros muchos Kyles que han sido vituperados y atormentados por una prensa mentirosa, parcializada y hasta vengativa. Segundo, los estados de la Unión Americana tienen que asegurarse de que los difamados por las corporaciones periodísticas cuenten con suficientes recursos legales para establecer demandas por difamación. Y tercero, las entidades que se anuncian en corporaciones periodísticas—que con frecuencia difaman a personas inocentes—deben de ser responsabilizadas de facilitar material difamatorio y falsas imputaciones sobre esas personas.
Cierro este trabajo con una nota optimista de la que estoy totalmente convencido. En esta nación excepcional hay mucha gente racional, decente y compasiva de todas las razas que todavía está dispuesta a pensar con claridad sobre lo que está bien y lo que está mal, sobre lo que es verdadero y lo que es falso, lo que es justo y lo que no lo es. Y eso es precisamente lo que hicieron los jurados que absolvieron a Kyle Rittenhouse y el juez que mantuvo los procedimientos dentro de la más estricta legalidad.
Y esa es la lección que podemos sacar de este infortunado incidente. A pesar de todas las amenazas y de toda la propaganda negativa un grupo de jurados y un juez en el ocaso de su carrera en Kenosha, Wisconsin, tuvieron suficiente coraje para llegar a la conclusión correcta. Por la gracia y la asistencia de Dios, América sigue siendo el ejemplo y la inspiración del mundo.
Alfredo M. Cepero
alfredocepero@bellsouth.net
@AlfredoCepero
Director de www.lanuevanacion.com
Cuba - Estados Unidos
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