Premisa 1: La arremetida in crescendo contra el orden natural establecido por la Santísima Trinidad, tal los términos expresados por el cardenal polaco Karol Wojtyla el 9 de noviembre de 1976: “estamos ahora ante la confrontación histórica más grande que los siglos jamás han conocido. Estamos ante la lucha final entre la Iglesia y la anti-Iglesia, entre el Evangelio y el anti-Evangelio. Esta confrontación descansa dentro de los planes de la Divina Providencia y es un reto que la Iglesia entera tiene que aceptar”.
Premisa 2: “Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos…” (2 Tesalonicenses 2)
Premisa 3: “Cuando las condiciones sean adecuadas, un reino se extenderá por toda la tierra para acabar con todos los cristianos, y luego establecerá una hermandad universal sin matrimonio, familia, propiedad, ley o Dios” (Voltaire, siglo XVII)
Premisa 4: El modelo de la acción del mal es el nacimiento de un sistema totalitarista global que se activará por medio del control y dirección de la economía por las fuerzas oscuras: siguiendo a Isaías 60 que dice que ese anticristo dominará las riquezas del mundo.
Premisa 5: “No tendrás nada pero serás feliz”. Lema del reinicio del mundo que propone el Foro Económico Mundial.
Premisa 6: La gente está gastando mucho, se está ‘consumiendo de forma brutal, y por si eso fuera poco no hay trabajadores, pero si hay colas para cualquier cosa que se quiera hacer. Debido al imperio globalista es evidente la coexistencia de la disonancia cognitiva, el caos y la entropía, por lo que la desintegración se está produciendo muy rápido.
Premisa 7: La generación de nuevo ahorro real tenderá a caer más en los pobres (que representan más del 90 % de la población mundial) que entre los ricos, esto como consecuencia de la pandemia inflacionista, porque los pobres no pueden aumentar tanto sus ingresos nominales como lo hacen los ricos en relación a este patógeno económico inducido.
Disertar sobre la “Economía Política” desde una perspectiva espiritual, causa en algunas personas una profunda incredulidad, extrañeza, adversidad, conflictividad y hasta animadversión manifiesta. Sin embargo, la situación actual y el futuro inmediato reclaman una renovada forma de concebir y tratar los diferentes problemas que enfrenta la humanidad: para el caso de la Economía desde una concepción espiritual asume un rol trascendental.
En tal sentido, dentro de este ámbito de la “Economía Espiritual”, y para encontrar algunas luces que contribuyan a permear favorablemente el intrincado conjugado de premisas que anteceden, a continuación se dirigirá la tarea narrativa de escribir un breve ensayo acerca de la historia documentada del “santo varón” o “indio bueno”, es decir, de san Juan Diego o de acuerdo a su nombre nativo procedente de la etnia chichimeca: Cuauhtlatoatzin, el cual significa “águila que habla” o “el que habla con un águila”.
Nacido el 05-05-1474 en la región de Cuautitlán, al norte del estado de México. Formando parte integrante de las primeras familias que fueron evangelizadas al llegar los españoles al continente americano. Y desde muy infante, a la par de su núcleo primario de consanguinidad, haber iniciado el proceso de conversión y de vivir a plenitud el Evangelio.
Era un hombre muy virtuoso, extraordinariamente humilde y excepcionalmente amable, que amaba a Dios con todo el corazón, al igual que siempre servir a su comunidad. Era tanto así, que hasta las mismas madres indígenas deseaban que sus hijos fueran como él. Sin embargo, su bautismo “como símbolo de purificación, de nacimiento a una nueva vida y de aceptación y entrada en la Iglesia cristiana” se concretó a la edad aproximada de los 50 años. Fue canonizado el 31-07-2002 por el Sumo Pontífice de ese entonces Juan Pablo II.
Era de estatura baja pero de gran corazón, humildad y sencillez. Desde que se bautizó mostró a cabalidad una ferviente fe radical, caracterizándose por ejemplo, que sin escatimar las adversidades de cualquier tipo, como las pésimas condiciones climatológicas en cuanto lluvia y frio sobre todo en el mes de diciembre, con frecuencia diaria religiosa, iba y retornaba desde la localidad de su residencia hasta la ciudad de México: con una distancia en línea recta de alrededor de los 25 km o una distancia en ruta cercana a los 43 km. Esto con el propósito de atender por parte de los monjes franciscanos, las meditaciones acerca de Dios, las enseñanzas evangelizadoras y el aprendizaje del catecismo; y de esta forma fue construyendo una vida sustentada en la fe autentica, genuina y profunda.
Un aspecto de resaltar era el amor tan profundo que sentía por Dios. Siempre se le encontraba orando y haciendo ayunos, también realizaba con regularidad sacrificios y penitencias, y cuando le preguntaban la razón, decía que a Dios le agradaba que nosotros le ofreciéramos de vez en cuando un sacrificio por expiación de nuestros pecados. Sin educación formal como el mismo se describía, llegó a conocer los secretos más grandes relacionados con el corazón de Dios, de ahí el Evangelio cuando nos dice: «En aquel tiempo, Jesús exclamó: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los más humildes, a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar" ». (Mateo 11:25-27)
Así contextualizado este escenario retrospectivo con respecto a este personaje santificado, y de acuerdo a información fidedigna, e incluso científicamente documentada y verificada se relata: el 09-12-1531 iba Juan Diego hacia ciudad de México a sus encuentros rutinarios con los sacerdotes. Al encontrarse caminando por los senderos fríos y lluviosos al pie o falda del cerro Tepeyac (con su vestimenta tradicional de alpargatas y poncho), de manera súbita comienza a escuchar a nivel extasiado un canto melodioso de pájaros armoniosamente angelicales. Se detiene y se dispone a observar todo el ambiente y se dice para sí mismo: “¿Qué esto lo que mis oídos escuchan?, ¿Qué es esta hermosa melodía?”.
Inmediatamente fija la mirada al fondo y logra captar una nubecilla que hacia juego sublime con un arcoíris, además que de ahí provenía el canto encantador. Comienza acercarse sigilosamente y quizás con algo de temor ante lo desconocido, pero al mismo tiempo lleno de una felicidad que le llenaba el corazón.
Pero de pronto escucha una voz femenina que le dice: “Juan Diego, Juan Dieguito, el más pequeñito de todos mis hijos, ven, acércate”. Juan Diego se acerca y se da cuenta que se trata de la Santísima e Inmaculada Virgen María. No se lo podría creer. Entonces se postra delante de la Santa Madre y le responde con un análogo tono de ternura: “Mi niña, la más linda, la más pequeñita de todas mis hijitas, ¿Quién eres tú? ¿Qué quieres de mí? “. Y ella le revela: “Yo soy la por siempre Santísima Virgen María y he venido para darte un encargo”. Y agrega: “Debes ir a donde el señor obispo y le tienes que decir que Dios nuestro Padre quiere un gran designio en este lugar, quiere que sea construida aquí una iglesia para que todos vengan adorar a mi Hijo, y esa iglesia va ser dedicada en honor a la Santísima Virgen María”. Entonces Juan Diego le responde obedientemente: “Claro que sí”.
Luego se va muy rápido a lugar donde la Virgen lo manda, llega a la casa del obispo, pide que lo atiendan, pero no lo quieren atender, por lo que sigue insistiendo al quedarse parado pacientemente por muchas horas: soportando en consecuencia mucho frio y lluvia. Al darse cuenta dentro del recinto de esta novedad, le informa la servidumbre al obispo que hay un indígena que quiere dar un mensaje. Lo hacen ingresar después de mucho tiempo en espera, y Juan Diego le cuenta la historia al obispo, sin embargo éste no le cree, lo despide con la promesa de volverlo a atender en otra oportunidad.
De regreso se reencuentra con la Virgen y le dice: « “Señora mía, la más pequeña de todas mis hijitas, ¿Cómo te parece que el obispo no me quiso escuchar? ¿Por qué no mandas a otra persona más importante? Yo soy un humilde campesino, soy pobre, “soy cola”, “soy ala”… ». No obstante la Santísima Virgen le reitera: “Tengo muchos mensajeros que han llevado mi mensaje, pero este es muy importante y quiero que lo lleves tu… y le dices al obispo que es necesario que se construya aquí la basílica”.
Juan Diego llega de nuevo a la presencia del señor obispo, lo que otra vez solicita cita pero no lo atienden de inmediato sino después de insistir con paciencia y perseverancia bajo la inclemencia del clima frio y lluvioso. Cuando por fin lo recibe el obispo y lo escucha con atención, le surgen grandes duda ante todo que expresaba y le replica a Juan Diego: “Si ella es la Madre del Señor, dile que me mande una señal, y con ésta le voy a creer”. Así que Juan Diego vuelve a la presencia de la Virgen María y le informa lo de la señal que está exigiendo el obispo. Entonces la Santa Madre le manifiesta a Juan Diego: “Vuelve mañana a esta hora para enviarle la señal”…
Al otro día después de ocurrir otro evento relacionado con el tío que estaba muy enfermo, la Santa Madre le expresa: “Juan Dieguito, el más pequeño de todos mis hijitos”, y le responde Juan Diego: “Su merced, la más pequeñita de todas mis hijitas, ¿cómo se encuentra hoy? Mi niña, la más pequeñita de todas mis hijitas, mi tío esta enfermito y voy corriendo por los sacerdotes para que le puedan escuchar su confesión antes de morir”. No obstante la Virgen María le profiere las palabras más hermosas que todos deberíamos guardar en el corazón: “¿Por qué te afliges y por qué te acongojas Dieguito? ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? No te preocupes, tu tío va estar completamente bien y no va morir” Y Juan Diego le cree, y la Virgen añade: Sube al Tepeyac que allá vas encontrar la gran señal que se le va enviar al obispo”.
Juan Diego sube al Tepeyac donde se encuentra con un milagro muy grande: una gran cantidad hermosas de flores de toda clase (que para la época no podían darse). Entonces comienza a recogerlas dentro de su poncho, y prontamente se dirige al sitio donde reside el obispo a presentarle la gran señal.
Cuando llega lo hacen esperar otra vez una gran cantidad de tiempo, hasta que por fin lo hacen pasar ante el obispo y le notifica en el instante: “Aquí está la señal que la Virgen le manda”. Y Cuando Juan Diego deja caer el poncho, la imagen de nuestra Señora de Guadalupe aparece en la tilma de Juan Diego, del tamaño como se conoce hoy en día. Y el obispo se postra con todos los presentes, y ocurre el gran milagro de la aparición de la imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe: el día 12-12-1531.
Enviado a nuestros correos por:
Pedro Morales.
pedromoralesrodriguez@gmail.com
Pedro Morales
@UNEToficial
Venezuela
https://lanacionweb.com/opinion/revelado-a-los-mas-humildes-a-la-gente-sencilla/
https://www.costadelsolfm.org/2021/12/11/pedro-morales-revelado-a-los-mas-humildes-a-la-gente-sencilla/
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