El motivo de este trabajo tiene como principio una aproximación epistemológica, respecto a la ciencia que contiene el ser felicidad, digamos, el qué y porqué del ser como cosa cognoscitiva y devenida en absoluto. Luego un acercamiento conceptual respecto a la causa y por causa de que, más, la acción o hecho que una actividad como cosa del ser felicidad se involucra, pero no está contenida en ella.
En términos de política tenemos como principio la actividad que esta contiene, luego la acción que produce. Al conectar –omitamos relacionar- política con el Máximo o supremo Bien (Aristóteles) tenemos como objeto de esta, la felicidad, ante esto debemos considerar con cierto sesgo de cronología antropológica, acepciones de políticos que postulan ciertos criterios de esta: Pitágoras decía que un buen político es aquel que mantiene su pueblo en un nivel o estatus, medio en términos de desarrollo social, económico etc., pues para él, el desposeído, la gente de menores recursos de toda índole, el indigente es vil, o sea para subsistir, unas cuantas monedas –habidas de cualquier forma- es suficiente, y el rico motivado a su riqueza se cree superior y digno de todo privilegio, incluso, adulación, es insolente. Más recientemente Simón Bolívar, considera que el mejor gobierno es aquel que otorga mayor grado de felicidad al pueblo.
En estos anteriores ejemplos estriba la concepción, ciencia, respecto a la conducta de quienes manejan la política. Sin embargo, la política que deseamos no es la que escogemos como objeto, sino lo que verdaderamente, la política es. Lo contrario nos llevaría a concepciones interminables y todo esfuerzo sería, poco serio, fútil y vano, sin objeto. Entonces, debemos concebir que el fin de la política es el bien, incluso, el supremo bien, la felicidad, según Aristóteles. Para el estagirita, la política es el ente que maneja las ciencias que debe ordenar a las ciudades y lo que el ciudadano debe aprender. Para ello expone que: motivado a tan magnífica labor (actividad) la política debe ser manejada por manos experimentadas y no por novicios o alumnos de política, pues estos creyendo manejar sus conocimientos como eficientes y con suficiente mérito su apreciación y acción se hacen bajo una conducta de pasión. En tal sentido, el sabio sugiere que cada quien juzga bien aquello que le es familiar; por ende, le juzgará bien (un buen juez) éste por su conocer, será identificado como un hombre educado en la materia y por consiguiente en el orden general. Considerando las acciones que parten de la Política dice lo siguiente, Cito:
“Por eso, el joven no es el alumno apropiado en Política, porque carece de experiencia en las acciones de la vida (…) Más todavía como el joven se deja llevar por las pasiones, escuchara en vano y sin provecho, ya que la finalidad no es el conocimiento sino la práctica.” Aristóteles,2001, Ética a Nicómaco, libro I, pág. 49, Ed. Alianza Editores.
No es de extrañar que un Político (juvenil) devenido del nepotismo chavista en Venezuela insinuara alguna vez que los políticos actuales (más de 6 años atrás) en Venezuela son un vejestorio de dinosaurios con ideas arcaicas. Para luego, actualmente, sus ideas han hecho que sus posteriores en el cargo, hayan expulsado a la educación venezolana de la civilización, respecto al pensum de estudios, de donde han eliminado la química y la física para ocupar sus espacios en educación política (adoctrinamiento izquierdista). Por esto, Simón Rodríguez decía que no se podía culpar de la mala educación del alumno al maestro si él mismo no obtuvo la mejor en su hogar (Sociedades americanas)
Luego de la acepción en la cita de Aristóteles tenemos que, el mismo, manifiesta que no hay diferencia entre el joven de edad y el que es inmaduro de carácter, pues para él, en este último, el defecto no es por edad, sino que se debe al hecho de vivir y perseguir cada cosa de acuerdo a pasiones. Para quienes han adquirido el conocimiento en inmadurez y juventud (precozmente) las soluciones son sumarias sin análisis coherente y profundo. Cosa que para el fin político es inviable, por consiguiente, el conocimiento que obtienen no otorga el mérito que se requiere para manejar la Política, pues no tiene sesgo al provecho.
El ejemplo son las directrices que ha tomado el actual gobierno de Maduro con la matriz que le sirve de asesoramiento. Entonces, derivado de que el fin de la Política es la felicidad de los pueblos, las naciones, sean Estados o Repúblicas; debemos considerar una posible alternativa en el orden de regularizar la conducta de los ciudadanos, como parte de la estructura social que en las ciudades debe existir, cuyo fin es, el “Supremo Bien”, la felicidad. De allí que se constituyan, normas y leyes que se orienten al manejo de las costumbres y necesidades que se presentan en las comunidades humanas.
Las leyes nacen de la comunión de individuos ante costumbres y necesidades y contra el abuso del malvado y contra las injusticias. O sea, son producidas por el Colectivo; para crear o intentar crear, paz y armonía colectiva, hacer Justicia. En pocas palabras, Felicidad.
En la mitología griega, descrita por Homero en la Ilíada y la Odisea, al Dios Apolo se le asignan innumerables características de líder, de luchador contra la maldad y vicisitudes contrarias a la felicidad del pueblo griego antiguo. El mismo era, supuestamente Justo. En cambio, de otra historia, Aquiles tenía suficiente fortaleza física y una estrategia bélica poderosa; no obstante, su pasión juvenil era su fracaso de proviene el proverbio del talón de Aquiles. Su desgracia era la total ignorancia de la política.
Al Dios Apolo se le describe como: Dios de las artes, del arco y la flecha, que amenazaba o protegía desde lo alto de los cielos, siendo identificado con la luz de la verdad. Era temido por los otros dioses y solamente su padre y su madre podían contenerlo. Dios de la muerte súbita, de las plagas y enfermedades. También como el Dios que cura y protege a la humanidad contra las fuerzas malignas. Dios de la belleza, de la perfección, de la armonía, del equilibrio y de la razón. O sea, Apolo posee un cúmulo de virtudes que reflejan el deseo del hombre de ser bien asignado a una deidad. Representa la purificación de los pecados; preside las leyes de la religión y las constituciones de las ciudades. Este es el espíritu de la justicia de la antigua Grecia, sea, la virtud que debe tener el político para cristalizar el “supremo bien”-
Mi concepto de Felicidad es sencillo, contempla: ¡Tener el menor grado y número de frustraciones! Luego, paz espiritual, tanto propia como de la cotidianidad con que afecta la otredad. Ello lleva implícito la voluntad de ser feliz. Para ello, es necesario el manejo de la conducta, no la de los demás, sino la de uno mismo. En lo que sí estoy de acuerdo es que, cada quien construye para sí mismo, lo que desea obtener de su entorno. Sin embargo, es un anhelo particular, lo mejor sería que toda esa voluntad sea dirigida en función de la nación, estado o república.
"Conoceros a vosotros mismos", permanece escrito en las ruinas del dintel del templo dedicado a Apolo en la antigua Delfos. Según Carol Wojtyla (Juan Pablo II), el mismo está escrito: “para testimoniar una verdad fundamental que debe ser asumida como la regla mínima por todo hombre deseoso de distinguirse, en medio de toda la creación, clasificándose como, hombre precisamente en cuanto conocedor de sí mismo.” (Fides et Ratio 1998).
Esta mitología, es la representación de un inmenso deseo de felicidad, que se espera, otorgue la mano de ese virtuoso Dios, como lo explico al final de la descripción de Apolo. Es el Superhombre manufacturado de “Así hablaba Zaratustra” (Nietzsche). Y un verdadero líder cómo definiría -a ese lo hicimos nosotros- Lao Tse. No obstante, a ciencia cierta "la efímera felicidad como plantean algunos" es lo que anhela el hombre, es la paz perpetua de Kant reducida a la posibilidad; que, hasta ahora, con todos los esfuerzos que ha hecho el mundo humano para concertar su estabilidad ha sido como la felicidad fugas.
Particularmente, todo lo que sea en función de la paz y la armonía en los hogares, las vecindades y naciones enteras, tiene un valor inconmensurable, por tanto, se debe considerar como viable para desear y pedir por el porvenir y la felicidad del mundo humano y del mundo que le rodea. Por eso el político debe tener una buena educación en sus costumbres aquel que se dispone escuchar con interés sobre lo bueno y lo justo y Maxime sobre Política, pues una persona así ya tiene, o podría captar fácilmente sus principios. En cambio, quién carece de estos principios educativos no.
Para este caso Descartes planteaba que la mejor forma de crear ideas es concebir por sí mismo el origen, el porqué de las mismas, sin embargo, considerar las de otros para sacar de ellas lo bueno, desechar lo malo y, optimizar las propias en base al desconsiderar las perjudiciales. Del mismo modo, Hesíodo citado por Aristóteles afirma que: El mejor estudiante de lo justo y lo bueno (…) “es quien lo comprende por sí mismo; bueno a su vez, quién obedece y al que bien dice. Mas quien no comprende por sí mismo ni, oyéndoselo a otro, lo pone en su interior, éste es, por su parte, un hombre inútil” (ibid., pág. 51)
La felicidad va de la mano de la libertad, esta es producto de la autosuficiencia, un pueblo sometido a una colonización, no solo por la fuerza, sino por la enajenación mental que producen, ej. Las invasiones silentes ejecutadas en países mal gobernados, jamás podrá ser feliz, pues está sometido, total o parcialmente al subdesarrollo intelectual, tanto político como económico y social, devenido de la injerencia a que ha sido sometido. Aunque pareciera ante el mundo que es todo lo contrario tal felicidad es ficticia, pues, al no haber autosuficiencia Política no se puede producir un Supremo bien genuino.
Joise Morillo
@kao_joi_lin
Venezuela - EEUU
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