Lo ocurrido en Barinas tiene muchas aristas, en primer lugar (confesamos no lo creíamos posible) el régimen fue vencido a pesar de haber exhibido el ventajismo más grotesco y flagrante desde 2017. Pensó que aún en Venezuela un electrodoméstico, un saco de cemento, un puñado de ladrillos, todavía podían comprar votos. La crisis económica a la que ha sometido intencionalmente a los venezolanos ha hecho que ni bonos del ominoso Carnet de la Patria, ni aguinaldos redoblados, ni obsequios electorales, puedan ser suficientes para paliar el hambre, necesidades, emigración y muerte que ha significado el chavismo en más de 20 años.
Lo de Barinas fue un caso excepcional. Los Barineses en la calle el 21N impidieron el chavismo tergiversara el resultado, por lo que ordenó contra toda lógica jurídica y democrática repetir la elección el 9E, hecho que motivó aún más a los habitantes de ese estado salir a votar contra el abuso extremo, el descaro. El chavismo convirtió una simple derrota estadal en una tragedia internacional, además que, icónicamente, derribaron su principal bastión, la cuna del expresidente Hugo Chávez.
Todo esto deja en evidencia la debilidad extrema e irremediable que aqueja el régimen, por lo que muy seguramente recurrirá a redoblar la violencia institucionalizada de ahora en adelante. También quedó en evidencia el temor verdadero del chavismo, el pavor a la protesta social.
La interrogante ¿Sí se hubiese votado masivamente el 21N Venezuela tuviese hoy un mapa distinto? Pudiéramos responder ingenuamente que sí, pero ello era imposible que ocurriera. La respuesta es que el 21N ocurrió exactamente lo que debió ocurrir en virtud a la coyuntura desinstitucionalizada y actores opositores falsos, vendidos… el régimen calculó bien el resto del país, su descuido fue Barinas y lo ocurrido en esa entidad llanera es inaplicable al resto del país.
Lo que deja muy en claro en Barinas es que el régimen demostró una vez más que su punto débil es “la gente en la calle” exigiendo sus derechos, desafiando los abusos del chavismo. También deja en claro que el chavismo ahora es capaz de perder en su propio juego, ojo, no caigamos en triunfalismos, así como hizo luego de 2015 hará los correctivos necesarios.
¿Qué hacer? Los liderazgos partidistas deben ser reemplazados por primarias (al margen del CNE actual) para lograr reconstruir la empatía partidos-sociedad civil. Manejar muy bien el triunfo en Barinas porque la vía electoral aún está muy lejos, sin mencionar no hay evento electoral cercano, a pesar que todos están constitucionalmente pendientes.
La vedette en este momento sin lugar a dudas es el revocatorio, mismo que luego de este 9E tiene otra connotación, hasta el mismo régimen evaluará sí decide pactar con sus aliados o permitir su activación por otras fuerzas políticas con miras hacer lo propio del 2016, pues ahora que no son gobierno reconocido por el mundo democrático y, lo más importante, se demostró los venezolanos están recuperando los ánimos a protestar, el revocatorio se mira desde otro punto de vista de lado y lado.
Nos despedimos dejando en claro que la lectura más inequívoca es que Barinas demostró lo irremediablemente débil que está el régimen y su pavor a la protesta social.
Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela
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