sábado, 21 de mayo de 2022

EDGAR BENARROCH: JOE BIDEN Y VENEZUELA. DESDE VENEZUELA

Los Estados Unidos de Norte América (EE.UU.)es la primera potencia mundial y como todos los países del mundo, se mueve en el concierto de las relaciones internacionales en función de sus interés y muy lamentablemente no obedece a principios de ninguna índole. Debemos sospechar que "no da puntada sin dedal". Todo lo calcula y tiene previstas las consecuencias de sus acciones. Los EE.UU. no dan pasos que no favorezcan sus propósitos y objetivos. Si ha sido, hasta ahora, muy solidario con la oposición venezolana, especialmente con Guaidó, es porque le interesa sobremanera tener en Venezuela un país con un gobierno amigo con el que se pueda entender política y económicamente, máxime cuando somos aún un país con infinitas riquezas naturales y que ocupa en la geopolítica mundial un lugar privilegiado desde el punto de vista estratégico con su más alto significado.

Últimamente el gobierno de los EE.UU., tal vez partiendo del hecho cierto que con la estrategia de sanciones no ha logrado derrocar a Maduro y después de tantos años tampoco en Cuba ha logrado lo que tiene propuesto, ha decidido NEGOCIAR con el régimen totalitario que tenemos con el propósito de encontrar una salida electoral a la crisis que afrontamos y que sea favorable para todos. Como toda negociación supone concesiones de las partes, los EE.UU. ha informado algunas de las suyas, nos corresponde esperar para saber las de Maduro. El gobierno norte americano se compromete a dejar sin efectos algunas de las sanciones económicas y Maduro, creo, sospecho, a garantizar cuanto antes elecciones generales transparentes y democráticas y si es posible con un nuevo Consejo Nacional Electoral, espero sea así y no sólo se trate de petróleo y metales preciosos y de alto contenido estratégico de los cuales nuestra tierra es rica.

Los EE.UU. en la actualidad se preocupa por la gran crisis inflacionaria provocada por la pandemia y la guerra en Ucrania y ello lleva a ese gobierno a establecer prioridades que pueden relegar el caso venezolano a un segundo plano y además desde el Norte se ve con profunda preocupación que la oposición nacional se mantenga dispersa ante la profunda crisis que confrontamos y no se vislumbre de inmediato la UNIÓN requerida por todos como vía para superar cuanto antes el horror en que estamos.

Sé que con el propósito de incomodar a Maduro, muchos están de acuerdo en que se mantengan las sanciones y si es posible se profundicen, pero ellas también afectan a todos los venezolanos, a la producción en general y a los empresarios privados. Es necesario comprender que el mundo es diverso, complejo y a veces hasta cruel y con esas circunstancias debemos convivir. Muchos venezolanos, a lo mejor la mayoría, llevados por la ira y repudio al régimen, apuestan a que continúe la estrategia de sanciones y lo hace por desahogo sin mayor análisis de consecuencias . Si yo supiera que con las sanciones este régimen sale en meses, bienvenida las sanciones, pero hasta ahora los resultados prácticos no apuntan en ese sentido. No creo que los EE.UU. vea ahora con buenos ojos a Maduro, simplemente se sentó a negociar con él para explorar un acuerdo que para ser factible las partes deben aceptar. El gobierno norte americano dio el primer paso en la necesidad de que cada parte ceda, ahora le corresponde al régimen totalitario dar el suyo, esperemos para ver en qué consiste su cesión. Necesariamente debemos esperar para ver si la negociación en marcha tiene sentido favorable y se corresponde con el clamor popular.

Venezuela

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