viernes, 6 de mayo de 2022

JOISE MORILLO: JUSTICIA DE IZQUIERDA. DESDE USA

“Según lo que aquí he visto, Sancho, es tan buena la justicia, que es necesaria que se use, aun, entre los mesmos ladrones” (Miguel de Cervantes).

Constantemente pienso que los intelectuales de sesgo izquierdista no es que están errado en sus apreciaciones respecto a la asimetría existente para la obtención de diferentes recursos para poder subsistir en un mundo cambiante de toda clase de mecanismos y procesos civilizados y mantener un estatus de vida digna o por lo menos sustentable en la medida de las posibilidades; pues, tienen en su haber susceptibilidades que les hacen reflexionar al respecto, con ello plantear soluciones que allanen esa asimetría. Por ende, se haga justicia.

El problema radica en la poca capacidad que poseen de darle mérito a las teorías y praxis más eficientes y efectivas que existen para producir lo que ideológicamente llaman capitalismo, la teoría del mercado. Igualmente, con la idea de manejar con la gerencia de un proceso ambiguo a sus preceptos, el Estado, distorsionan cualquier proceso productivo; derivado de intervenir los modos y medios de producción según sus directrices gubernamentales. Caso que automáticamente el mérito desaparece entre las esferas de producción para instalar una fuente de funcionarios que se distinguen por una supuesta fidelidad a la élite de gobierno, a los adláteres y acólitos. O sea, una caterva de individuos las más de las veces trepadores y oportunistas de oficio como supervisores o gerentes de las empresas e industrias, que, para colmo, no tienen la menor idea del funcionamiento ni objeto de lo que se debe producir. De este modo aparece el dolo, la corrupción y la muerte de cualquier elemento que contemple la filosofía de una política sana.

Del mismo modo consideran que las cosas habidas en las naciones producto de la gerencia de otras corrientes políticas o gobiernos anteriores que no comulguen con la doctrina de izquierda, deben desaparecer. Con ello crear una imagen de renovación donde se pretende obtener una especie de nuevo soberano con nuevos símbolos e ideas que demuestren ante el público una verdadera acepción nacional, un verdadero patriotismo (Chauvinismo). Las constituciones y las legislaturas son modificadas con la anuencia de un pueblo que ignora las consecuencias de estas arbitrariedades que tienen como objeto adaptar las leyes a sus conveniencias. De modo que, toman la venganza como justicia y la traición como patriotismo.

En el caso nuestro (Venezuela) tenemos como ejemplo de arbitrariedad e ironía desmedida por parte del chavismo que: aun cuando la consigna del chavismo se enmarca o tiene como abanderamiento la idea estadista, libertaria y revolucionaria de Simón Bolívar hasta el punto de haberse bautizado con bombos y platillos como bolivarianos, la traición a sus decisiones y contra el espíritu de independentista y la jerarquía en los consejos y juicios de guerra han sido opacados por el capricho de una corriente política que siempre había despreciado la decisión de Bolívar de fusilar a Manuel Piar. El haber vindicado con o sin mérito al mulato extranjero es una franca ofensa a las decisiones de nuestro libertador. Esta acción pone en tela de juicio el espíritu supuestamente bolivariano que el chavismo se jacta en profesar. Los Orientales de la tolda del PSUV y la izquierda recalcitrada de la UDO deben estar jubilosos porque incluyeron en el lar sagrado de nuestra Historia, El Panteón Nacional, a un reo condenado a muerte en un tribunal de guerra por sedición y conspiración, que puso en peligro parte de la gesta emancipadora, sólo porque era el único ejemplo de prócer adoptado por la idiosincrasia oriental del país.

Otra tara ofensiva contra la nación tiene que ver con lo que Carlos Altini llama fábrica de soberanías, donde todo debe cambiar para seguir igual o peor, pero se debe crear una imagen de renovación. La modificación arbitraria y la asignación a dedo de funcionarios públicos en cargos tan importante como el Tribunal supremo de justicia es una violación flagrante a la verdadera soberanía nacional. La selección definitiva de los nuevos magistrados estuvo a cargo de un parlamento, espurio que funge de Asamblea Nacional. Ilegítimo de origen y desempeño, porque cuando delibera, decide lo que esté fraguado a mano alzada como señal de mansedumbre protagonizadas por integrantes del fraude electoral electos en ausencia de las directivas legítimas de los partidos opositores, secuestradas a través de los sedicentes, “alacranes” o “cipayos” -el término que les encanta- designados a “dedo” por ese mismo TSJ, que ahora Dizque depurado.

“Parió la “agüela”. “TSJ, habemus”. Finalmente, la ilegítima, Asamblea Nacional eligió los compatriotas que presidirán, durante los venideros 12 años, el maltrecho, por no decir inexistente, gobierno judicial de Venezuela.” (Omar Estacio)

Si, son intelectuales que piensan en las masas desposeídas, pero con el único fin de tenerlas de apoyo en los fraudes electorales que programan como teatros del cinismo que tienen como patrón de conducta.

Joise Morillo
@kao_joi_lin
Venezuela-USA

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