Cuando colocamos en una balanza el “Hervidero” de las crisis de Latinoamérica, la corrupción, el hambre, la pobreza, la injusticia, como el crimen perpetrado por el Estado ante las acciones contra de los ciudadanos de nuestras calles; podemos destacar que algo prevalece en este panorama, es que en ello entendemos que el común de estos escenarios tiene en todos los países el mismo factor: El ciudadano común es atropellado vilmente, en sus Derechos Humanos estos como base del discurso de la muy cacareada “Justicia Social”
Ya tenemos las víctimas de las prácticas de los gobiernos de izquierda y de centro izquierdas, dueños del discurso de la Justicia Social y por esta mantienen gran afán de poder desmedido y cuyas prácticas es mantenerse en el mismo ritmo de destrucción obligándose a permanecer en el poder al precio que sea por temor a la Justicia. Lo vital es que la gente es llevada a los extremos de existencia logrando concebir que sea el animadversión, la vía expedita para crear el rechazo necesario y la respuesta básica establecida en los instintos de vida del ser humano.
Los nuevos derroteros propuestos por diferentes autores son variados. El nuestro se basa en lo más sencilla muestra que puede existir en la naturaleza humana. Un Estado que apoye, satisfaga y facilite las iniciativas del ciudadano, las familias y las comunidades en el marco de su propio desarrollo, de sus emprendimientos e iniciativas que consoliden el éxito, la Paz, la bonanza; en fin una vida digna con propósitos propios de la gente y los pueblos. Entendiéndose sin duda alguna, en un entorno sustentable.
Sentimos así, que el Estado tal cómo se desarrollan desde hace siglos, logra vencer cualquier obstáculo que se pueda colocar y poner en riesgo su permanencia tal como está, sean de izquierda o centro izquierda su funcionamiento permanece divorciado de su creador. Así los evidencian los últimos 10 informes anuales de las Naciones Unidas, en materia de pobreza, deserción escolar, cultivos pobres; en fin, todo lo lejano que se pueda entender de un desarrollo ideal para asegurar la vida ideal del hombre en la Región. (El Libro: El Estado Psicosocial Latinoamericano)
Es entonces que logramos detectar otra pieza del ajedrez político del continente, el Estado. Entonces poniendo en orden las variables que destacamos creamos una ecuación dramática para los ciudadanos; calamidades permisadas sociopolíticas y ambientales, sobre los ciudadanos. las familias y los pueblos, dando como resultados un Estado distororcionado y sin control (Asesino y enemigo de su propio creador, el hombre.) lo cual nos permite entender que las guerras en Latinoamérica tienen un objetivo claro.
Dr. José Ernesto Pons B/@joseponsb/”No hay peor pataleo, que el que no se hace” Anónimo.
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